Génesis 22

Abraham obedece a Dios

1-2 Algunos años después, Dios quiso ver si Abraham lo obedecía, así que lo llamó y le dijo:

«Abraham, quiero que me ofrezcas comosacrificioa Isaac, tu único hijo, a quien tanto amas. Llévalo a la región de Moria, al cerro que te voy a enseñar».

3 A la mañana siguiente Abraham madrugó, y cortó leña suficiente para hacer un gran fuego. Preparó su burro y se puso en camino al lugar que Dios le había señalado. Iba acompañado de su hijo Isaac y dos de sus sirvientes.

4-5 Al tercer día, Abraham les dijo a sus sirvientes: «Quédense aquí con el burro, mientras mi hijo y yo vamos hasta aquel cerro que se ve allá a lo lejos. Allíadoraremosa Dios, y luego regresaremos con ustedes».

6 Abraham tomó la leña y se la puso a Isaac sobre el hombro; luego tomó el fuego y el cuchillo, y los dos juntos se pusieron en marcha.

7 Pero Isaac le dijo a Abraham:

—Padre mío, tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero que vamos a ofrecerle a Dios?

8 Abraham le respondió:

—Ya Dios se encargará de darnos el cordero, hijo mío.

Y así siguieron juntos su camino.

9 Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar, y sobre él preparó la leña para el fuego; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar.

10 Ya tenía el cuchillo en la mano y estaba a punto de matar a su hijo,

11 cuando oyó que Dios lo llamaba desde el cielo. Abraham respondió,

12 y Dios le dijo:

«No le hagas daño al niño. Estoy convencido de que me obedeces, pues no te negaste a ofrecerme en sacrificio a tu único hijo».

13 En ese mismo instante, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos trabados entre las ramas de un arbusto. Entonces tomó el carnero y se lo ofreció a Dios en lugar de su hijo.

14 Por eso Abraham llamó a ese lugar «Dios dará lo necesario». De allí viene el dicho que hasta hoy se escucha: «En su montaña Dios da lo necesario».

15 Por segunda vez Dios llamó a Abraham desde el cielo,

16-18 y le dijo:

«Por no haberme negado a tu único hijo, yo prometobendecirte. Haré que tusdescendientessean tan numerosos como las estrellas del cielo, y como la arena del mar, que no se puede contar. Tus descendientes atacarán las ciudades de sus enemigos, y las conquistarán. Yo te juro que todos los pueblos de la tierra recibirán misbendicionespor medio de tu descendencia, porque tú me obedeciste».

19 Después de esto, Abraham volvió a donde estaban sus sirvientes, y juntos regresaron a Beerseba, donde vivían.

Los hijos de Nahor

20-23 Algún tiempo después, alguien fue a decirle a Abraham: «Tu cuñada Milcá y tu hermano Nahor ya tienen ocho hijos».

Éstos son sus nombres:

Us,

Buz,

Quemuel,

Quésed,

Hazó,

Pildás,

Idlaf,

Betuel.

Us fue el primero de todos. Quemuel fue el padre de Aram, y Betuel fue el padre de Rebeca.

24 Además, Nahor tuvo cuatro hijos con Rumá, su segunda esposa:

Teba,

Gáham,

Tahas,

Maacá.

Génesis 23

Muerte de Sara

1 Sara llegó a vivir ciento veintisiete años,

2 y murió en la ciudad de Hebrón, que está en la región de Canaán. Después de que Abraham lloró su muerte,

3 fue a hablar con los hititas que allí vivían, y les dijo:

4 —Aunque no soy más que un extranjero que ha venido a vivir entre ustedes, véndanme algún terreno en donde pueda enterrar a mi esposa.

5 Los hititas le respondieron:

6 —Respetable señor, todos nosotros lo consideramos una persona muy importante. Entierre usted a su esposa en la mejor de nuestras tumbas, que ninguno de nosotros se la negará.

7 Abraham se puso de pie, y con mucho respeto,

8 les dijo:

—Si realmente quieren que yo entierre aquí a mi esposa, les ruego que convenzan a Efrón hijo de Sóhar,

9 de que me venda la cueva que tiene en Macpelá, la que está junto a su campo. Díganle que me la venda en su justo precio, para que yo tenga entre ustedes una tumba de mi propiedad.

10 Como Efrón estaba sentado entre ellos, le respondió a Abraham en voz alta, para que lo oyeran todas las autoridades hititas allí reunidas:

11 —Respetable señor, no le vendo la cueva; más bien, se la regalo junto con el campo en el que está. Nuestras autoridades son testigos de que yo le regalo todo esto. Entierre usted a su esposa.

12 Pero Abraham, con mucho respeto,

13 le dijo a Efrón delante de todos ellos:

—Tenga usted la bondad de escucharme. Yo le pagaré el precio del campo. Le ruego aceptar mi dinero, para que pueda yo enterrar a mi esposa.

14 Efrón le contestó:

15 —Señor mío, el terreno vale cuatrocientas monedas de plata. Eso no es gran cosa entre usted y yo. ¡Vaya usted y entierre a su esposa!

16-20 Este precio le pareció bien a Abraham, y le pagó a Efrón las cuatrocientas monedas de plata, siguiendo las reglas de los comerciantes. Así fue como el campo y la cueva pasaron a ser propiedad legal de Abraham, junto con todos los árboles que había en el campo. De esto fueron testigos todas las autoridades hititas.

Una vez cerrado el trato, Abraham enterró a Sara en esa cueva, la cual está en Hebrón, frente al bosque de Mamré, en la región de Canaán.

Génesis 24

Isaac y Rebeca

1 Abraham ya era muy anciano, y Dios lo habíabendecidoen todo.

2 Un día, Abraham le dijo a su mayordomo:

—Pon tu mano debajo de mi pierna porque me vas a hacer un juramento.

3-4 Aunque vivo entre los cananeos, me vas a jurar por el Dios del cielo y de la tierra, que no casarás a mi hijo Isaac con ninguna mujer de Canaán. Más bien, ve a mi tierra y busca entre mis familiares una esposa para él.

5 Pero el mayordomo le contestó:

—¿Y qué pasa si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra? ¿Debo entonces llevar a tu hijo para que él mismo la busque?

6 Y Abraham le dijo:

—¡Más te vale que no lo hagas!

7 Cuando el Dios del cielo me pidió que dejara la casa de mi padre y mi país, me prometió bajo juramento que esta tierra se la daría a misdescendientes. Así que él enviará delante de ti a suángel, para que encuentres allá una esposa para mi hijo.

8 Si ella no quiere venir contigo, quedarás libre de tu juramento. ¡Pero de ningún modo permitiré que te lleves a mi hijo!

9 El mayordomo se comprometió con su amo Abraham a cumplir el juramento,

10 y luego de tomar diez camellos y lo mejor que tenía su amo, se puso en marcha hacia el pueblo de Nahor, que está en Mesopotamia.

11 Caía la tarde cuando el mayordomo hizo descansar a los camellos cerca del pozo que está fuera del pueblo. A esa hora las mujeres salían a sacar agua del pozo.

12 Allí el mayordomo oró así:

«Dios de mi amo Abraham, te ruego que seas bueno con mi amo; haz que hoy me vaya bien.

13 Mírame aquí, junto a este pozo. Ahora que las mujeres vienen a sacar agua,

14 permite que la muchacha a quien le pida que me dé a beber agua de su cántaro, no sólo me dé agua a mí sino también a los camellos. Así sabré que has sido bueno con mi amo, y que ella es la mujer que has elegido para Isaac, quien siempre te obedece en todo».

15 Todavía no había terminado de orar el mayordomo cuando llegó Rebeca, con su cántaro al hombro. Era hija de Betuel, y nieta de Milcá y de Nahor, el hermano de Abraham.

16 Rebeca era una muchacha muy hermosa, y soltera. Bajó al manantial y llenó su cántaro, y cuando ella subía,

17 el mayordomo corrió a su encuentro y le dijo:

—Por favor, dame un poco de agua de tu cántaro.

18 Rebeca bajó enseguida el cántaro y le dijo:

—Beba usted.

Y con sus propias manos le dio a beber.

19 Cuando el mayordomo terminó de beber, ella misma dijo:

—Ahora voy a sacar agua para sus camellos, para que beban toda el agua que quieran.

20 Rápidamente vació el cántaro en el bebedero y corrió al pozo para sacar más agua, hasta dar de beber a todos los camellos.

21 Mientras tanto, el mayordomo la miraba sin decir nada, pues quería saber si Dios le había ayudado a encontrar una esposa para Isaac.

22 Cuando los camellos acabaron de beber, el mayordomo puso en la nariz de Rebeca un anillo de oro que pesaba seis gramos. Además, le puso en los brazos dos pulseras de oro que pesaban más de cien gramos.

23 Entonces le preguntó:

—Dime, por favor, ¿quién es tu padre? ¿Crees que mi gente y yo podríamos pasar la noche en su casa?

24-25 Rebeca respondió:

—Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Nahor. En nuestra casa hay lugar para que pasen la noche, y también tenemos abundante comida para los camellos.

26 En ese momento el mayordomo se inclinó y dio gracias a Dios

27 con estas palabras:

«¡Alabado seas, Dios de mi amo Abraham, pues siempre has sido bueno y fiel con mi amo! ¡Has guiado mis pasos hasta la casa de sus familiares!»

28 Al oír esto, Rebeca corrió a su casa para contarle a su madre lo sucedido.

29-30 Su hermano Labán vio el anillo y las pulseras que Rebeca traía puestas, y la oyó contar lo que aquel hombre le había dicho. Entonces salió corriendo a buscar al mayordomo, y lo encontró junto a los camellos, cerca del pozo.

31 Al verlo, Labán le dijo:

«¡Bienvenido! Dios lo ha traído con bien hasta este lugar. Venga usted a mi casa; no se quede aquí afuera. ¡Ya he preparado un lugar para usted, y también para los camellos!»

32 El mayordomo lo acompañó, y una vez en la casa, Labán les dio agua a él y a sus hombres para que se bañaran. A los camellos les quitaron la carga y les dieron de comer.

33 Cuando le sirvieron de comer, el mayordomo dijo:

—No comeré hasta que les cuente por qué estoy aquí.

Labán lo dejó hablar,

34 y el mayordomo dijo:

—Mi amo Abraham

35 es muy rico, pues Dios lo ha bendecido mucho. Le ha dado ovejas, ganado, plata, oro, sirvientes, sirvientas, camellos y burros.

36 Además, él y su esposa Sara tuvieron un hijo, a pesar de ser ya muy ancianos, y a ese hijo mi amo le ha entregado todas sus riquezas.

37 A mí me hizo jurarle que no casaría a su hijo con ninguna mujer de Canaán.

38 Más bien, me pidió venir acá y buscarle esposa entre sus familiares.

39 »Yo le pregunté: “¿Y qué hago si la mujer no quiere acompañarme?”

40 Entonces mi amo dijo: “Toda mi vida he obedecido a Dios, así que él enviará su ángel para que te acompañe y haga que te vaya bien en tu viaje. Pero tú debes buscarle a mi hijo una esposa entre mis familiares.

41 Si ellos no quieren dártela, quedarás libre del juramento que me has hecho”.

42 »Hoy, cuando llegué al pozo, hice esta oración:

“Dios de mi amo Abraham, si tú así lo quieres, haz que me vaya bien en este viaje.

43 Mírame aquí, parado junto a este pozo. Si una muchacha viene a sacar agua, y yo le pido que me dé a beber un poco de agua de su cántaro,

44 y ella acepta darme agua y saca también agua para los camellos, entenderé que ella es la que tú has elegido como esposa para el hijo de mi amo”.

45 »Todavía no terminaba de orar cuando llegó Rebeca con su cántaro al hombro. Bajó y sacó agua, y cuando yo le pedí que me diera de beber,

46 enseguida bajó su cántaro y me dio, lo mismo que a los camellos. Una vez que bebí,

47 le pregunté quién era su padre, y ella me contestó que era Betuel, el hijo de Nahor y Milcá.

»Fue entonces cuando le puse el anillo en la nariz, y las pulseras en los brazos;

48 luego me incliné paraadorary bendecir al Dios de mi amo Abraham, pues me guió directamente hasta la nieta del hermano de mi amo, para tomarla como esposa para su hijo.

49 Ahora bien, díganme si piensan ser fieles con mi amo y tratarlo bien; y si no, díganmelo también; así sabré qué camino tomar.

50 Labán y su familiarespondieron:

—Todo esto viene de Dios, y nosotros no podemos decirle a usted ni una cosa ni otra.

51 Pero aquí está Rebeca. Puede usted llevársela, y que se case con el hijo de su amo, ya que así lo ha decidido Dios.

52 Al oír esto, el mayordomo se inclinó hasta el suelo y dio gracias a Dios;

53 luego sacó joyas de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. A su hermano y a su madre también les dio valiosos regalos.

54 Después de eso, él y sus hombres comieron y bebieron, y pasaron la noche allí.

A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el mayordomo pidió permiso para volver a la casa de su amo,

55 pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron:

—Deje usted que la muchacha se quede con nosotros unos días más, y entonces podrá irse.

56 Pero el mayordomo les rogó:

—¡No me detengan más! Ya Dios me ha dado éxito en mi viaje, así que déjenme volver a la casa de mi amo.

57-58 Ellos llamaron a Rebeca y le preguntaron:

—¿Quieres irte con este hombre?

Como Rebeca respondió que sí,

59 la dejaron ir junto con la mujer que la había cuidado desde niña, el mayordomo y sus hombres.

60 Su familia la despidió con esta bendición:

«Querida hermana nuestra,

deseamos que llegues a tener

miles y miles de descendientes,

y que ellos lleguen a conquistar

las ciudades de sus enemigos».

61 Entonces se levantó Rebeca, junto con sus sirvientas, y montando en los camellos se fueron siguiendo al mayordomo. Así fue como él se llevó a Rebeca.

62 Isaac vivía en el desierto del sur, pero esa tarde llegó hasta el manantial que se llama «Pozo del Dios que vive y todo lo ve».

63 Había salido a dar un paseo por el campo. De pronto, alzó la vista y vio que unos camellos se acercaban.

64 También Rebeca alzó la vista, y al ver a Isaac se bajó del camello

65 y le preguntó al mayordomo:

—¿Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?

El mayordomo respondió:

—¡Es mi amo!

Entonces ella tomó un velo y se cubrió la cara.

66 Y luego de que el mayordomo le contó a Isaac todos los detalles del viaje,

67 Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de su madre Sara, y se casó con ella. Así fue como Rebeca llegó a ser su esposa, y él la amó mucho. Esto le ayudó a Isaac a olvidar la muerte de su madre.

Génesis 25

Muerte de Abraham

1 Abraham tuvo otra esposa, llamada Queturá,

2 con la que tuvo los siguientes hijos:

Zimrán,

Jocsán,

Medán,

Madián,

Isbac,

Súah.

3 Jocsán fue el padre de Sebá y Dedán. Losdescendientesde Dedán fueron los asureos, los letuseos y los leumeos.

4 Madián tuvo cinco hijos:

Efá,

Éfer,

Hanoc,

Abidá,

Eldaá.

Todos estos fueron descendientes de Queturá.

5-6 Mientras aún vivía, Abraham le dejó a su hijo Isaac todas sus riquezas, pero a los hijos de sus otras esposas les dio regalos y los apartó de Isaac, enviándolos al este.

7 Abraham vivió ciento setenta y cinco años,

8-10 y gozó de buena salud hasta el día en que murió. Sus hijos Isaac e Ismael lo enterraron junto a su esposa Sara en la cueva de Macpelá, que está cerca del bosque de Mamré. Abraham le había comprado esa cueva a Efrón.

11 Después de la muerte de Abraham, Diosbendijoa Isaac, quien entonces vivía cerca del manantial que se llama «Pozo del Dios que vive y todo lo ve».

Los hijos de Ismael

12-16 Ésta es la lista de losdescendientesde Ismael, el hijo de Abraham y de Agar, la esclava egipcia de Sara. Éstos son los nombres de los doce jefes de lastribusde Ismael, por orden de nacimiento y en el orden de sus campamentos y territorios:

Nebaiot, que fue su hijo mayor;

Quedar,

Adbeel,

Mibsam,

Mismá,

Dumá,

Masá,

Hadar,

Temá,

Jetur,

Nafís,

Quedmá.

17 Ismael vivió ciento treinta y siete años, y al morir fue enterrado junto a susantepasados.

18 Sus descendientes poblaron la región que va desde Havilá hasta Sur, cerca de la frontera de Egipto, en dirección a Asur, al otro lado de donde vivían sus parientes.

Los hijos de Isaac: Jacob y Esaú

19 Ésta es la historia de Isaac.

20 Tenía Isaac cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán, los arameos que vivían en Padán-aram.

21 Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac le pidió a Dios por ella. Entonces Dios atendió a sus ruegos, y Rebeca quedó embarazada.

22 Ella se dio cuenta de que iba a tener mellizos porque los niños se peleaban dentro de ella. Por eso se quejó y dijo: «Dios mío, ¿por qué me pasa esto a mí?»

23 Y Dios le respondió:

«Tus hijos representan dos naciones.

Son dos pueblos separados

desde antes de nacer.

Uno de ellos será más fuerte,

y el otro será más débil,

pero el mayor servirá al menor.»

24 Cuando llegó el momento del nacimiento,

25 el primero en nacer tenía la piel rojiza y todo el cuerpo cubierto de pelo; por eso le pusieron por nombre Esaú.

26 Después de Esaú nació su hermano, al que llamaron Jacobporque nació agarrado del talón de Esaú. Isaac tenía sesenta años cuando los niños nacieron.

27-28 Esaú llegó a ser un buen cazador y le encantaba estar en el campo. Por eso Isaac lo quería más. Jacob, en cambio, era muy tranquilo y prefería quedarse en casa, por eso Rebeca lo quería más que a Esaú.

29 Un día, Jacob estaba preparando un sabroso plato de comida. En eso llegó Esaú del campo con mucha hambre,

30 y le gritó:

—¡Me estoy muriendo de hambre! ¡Dame ya de esa sopa roja que estás cocinando!

# Por eso a Esaú se le conoce también con el nombre de Edom.

31 Jacob le respondió:

—Dame tus derechos de hijo mayor, y yo con gusto te daré de mi sopa.

32 Esaú exclamó:

—¡Te los regalo ahora mismo, pues me estoy muriendo de hambre!

33 Jacob le exigió a Esaú renunciar, bajo juramento, a sus derechos de hijo mayor. Esaú se lo juró,

34 y Jacob le dio un poco de pan y de la sopa de lentejas que estaba preparando. Esaú comió y bebió; luego se levantó y se fue sin darle importancia a sus derechos de hijo mayor.

Génesis 26

Isaac y Abimélec

1-6 En aquel tiempo llegó a faltar comida en toda la región de Canaán, tal como había pasado en tiempos de Abraham. Era tan grave la falta de alimentos que Isaac pensó en irse a Egipto. Pero Dios se le apareció a Isaac y le dijo:

«No vayas a Egipto. Es mejor que te vayas por algún tiempo a Guerar, donde vive Abimélec, rey de los filisteos. Yo prometo estar siempre contigo, ybendecirteen todo. Además, a ti y a tusdescendientesvoy a darles todas estas tierras. Así cumpliré el juramento que le hice a tu padre Abraham. Voy a hacer que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo. Por medio de ellos bendeciré a todas las naciones de la tierra, porque Abraham me obedeció y cumplió con todo lo que le ordené».

Fue así como Isaac fue a Guerar para hablar con Abimélec, y se quedó a vivir allá.

7 Cuando los hombres de aquel lugar le preguntaban por Rebeca, él decía que era su hermana y no su esposa. Y es que tenía miedo, porque pensaba: «Rebeca es muy hermosa; los hombres de este lugar son capaces de matarme para quedarse con ella».

8 Un día, Abimélec estaba mirando desde su ventana, y vio que Isaac estaba acariciando a Rebeca.

9-10 Entonces lo mandó a llamar y le reclamó:

—¡Tú no me puedes engañar! ¡Esta mujer no es tu hermana, es tu esposa! ¿Por qué nos has hecho esto? ¡Si alguno de mis hombres hubiera tenido relaciones sexuales con ella, tú nos habrías hecho culpables a todos!

Isaac se disculpó:

—Es que tuve miedo de que me mataran para quedarse con ella.

11 Enseguida Abimélec le ordenó a todo el pueblo:

—Cualquiera que moleste a este hombre o a su mujer, será condenado a muerte.

12 Ese mismo año, Dios le dio a Isaac una cosecha tan abundante, que produjo cien veces más de lo que había sembrado en aquella tierra.

13 Así ganó Isaac mucho dinero, y llegó a ser muy rico y poderoso.

14 Llegó a tener tantas ovejas y vacas, y tantos sirvientes, que despertó la envidia de los filisteos.

15 Por eso los filisteos taparon con tierra todos los pozos que Abraham había mandado abrir.

16 Hasta Abimélec llegó a decirle: «Vete de aquí, pues ya eres más poderoso que nosotros».

17 Isaac se fue de Guerar, pero se quedó a vivir en el valle.

18 Cuando Abraham aún vivía, había mandado abrir unos pozos allí, pero después de su muerte los filisteos los habían vuelto a tapar. Isaac volvió a abrirlos y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre.

19 Un día, los sirvientes de Isaac estaban abriendo un pozo en el valle y descubrieron un manantial.

20 Pero los pastores de Guerar se pelearon con los pastores de Isaac, pues decían que esa agua les pertenecía. Por eso Isaac llamó a ese pozo «Pelea».

21 Hicieron otro pozo, pero también pelearon por él, por lo que Isaac le puso por nombre «Pleito».

22 Luego se alejó de allí y volvió a abrir otro pozo, y ya nadie peleó. Entonces lo llamó «Libertad», pues dijo: «Al fin Dios nos ha dado libertad para prosperar en este lugar».

23 De allí, Isaac se fue a otro lugar, que luego sería conocido como Beerseba.

24 Esa misma noche Dios se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham, y por él te voy a bendecir y a aumentar el número de tus descendientes. No tengas miedo, pues yo te ayudaré en todo».

25 Entonces Isaac hizo allí un altar paraadorara Dios. En ese mismo lugar plantó su tienda de campaña, y sus sirvientes abrieron otro pozo.

26 Cuando Abimélec lo supo, salió de Guerar para hablar con Isaac. Lo acompañaban Ahuzat, que era su consejero personal, y Ficol, jefe de su ejército.

27 Isaac les preguntó:

—¿Para qué vienen a verme, si me han tratado tan mal y hasta me echaron de su país?

28 Y ellos le contestaron:

—Ya hemos visto que Dios está de tu parte. Por eso queremos hacer un trato contigo. Y lo vamos a hacer, pero bajo juramento.

29 Nosotros nunca quisimos molestarte. Al contrario, siempre te tratamos bien y hasta nos despedimos como amigos. Ahora tú, comprométete a no hacernos ningún daño, ya que Dios te ha bendecido tanto.

30 Entonces Isaac les ofreció un banquete, y ellos comieron y bebieron.

31 A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, y tanto Isaac como Abimélec juraron no hacerse ningún daño. Luego Isaac despidió a sus visitantes, y ellos se marcharon en paz.

32 Ese mismo día vinieron los sirvientes de Isaac y le dijeron que habían encontrado agua en el pozo que estaban abriendo.

33 A ese pozo Isaac le puso por nombre «Juramento», y hasta el día de hoy, la ciudad donde está ese pozo se llama Beerseba, que significa «Pozo del juramento».

Esaú se casa

34 Cuando Esaú tenía cuarenta años, se casó con Judit, que era hija de un hitita llamado Beerí. También se casó con Basemat, hija de otro hitita llamado Elón.

35 Estas dos mujeres llegarían a causarles muchos problemas a Isaac y a Rebeca.

Génesis 27

Primeras trampas de Jacob

1 Isaac estaba ya tan viejo, y sus ojos tan gastados, que ya no podía ver. Por eso un día llamó a Esaú, su hijo mayor,

2 y le dijo:

—Mira, hijo mío, yo estoy ya muy viejo, y en cualquier momento me puedo morir.

3 Así que toma tu arco y tus flechas, y ve al campo, a ver qué puedes cazar para mí.

4 Prepárame luego un buen plato de comida, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Así, antes de mi muerte te daré mibendición.

5 Rebeca escuchó lo que Isaac le dijo a Esaú, así que cuando Esaú salió a cazar al campo,

6 fue a decirle a Jacob:

—Escucha, hijo mío, acabo de oír a tu padre hablar con tu hermano. Le ha pedido

7 cazar algún animal y prepararle un plato de comida, para darle su bendición especial.

8 Así que escúchame bien, y haz todo lo que te voy a decir.

9 Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos. Yo sé bien lo que a tu padre le gusta comer, y se lo voy a preparar.

10 Luego tú se lo llevarás para que se lo coma, y así te dará su bendición especial antes de morir.

11 Jacob le dijo a su madre:

—Pero mi hermano Esaú tiene pelo en todo el cuerpo, y yo no.

12 Si mi padre me llega a tocar, va a creer que me estoy burlando de él. ¡Y en vez de bendecirme, me maldecirá!

13 Su madre le respondió:

—Hijo mío, haz lo que te digo. Tú tráeme los cabritos, y si tu padre te maldice, ¡que caiga sobre mí la maldición!

14 Jacob fue por los cabritos y se los llevó a su madre. Ella preparó un plato bien sabroso, tal como le gustaba a Isaac.

15 Enseguida fue y tomó las mejores ropas que Esaú tenía, y se las puso a Jacob.

16 Luego, con la piel de los cabritos le cubrió a Jacob las manos y el cuello.

17 Finalmente, le entregó a Jacob el plato de comida y el pan que había hecho.

18 Entonces Jacob fue a presentarse ante su padre, y le dijo:

—Padre mío, ¿puedo pasar?

—Adelante —respondió Isaac—. ¿Cuál de mis dos hijos eres tú?

19 —Soy Esaú, tu hijo mayor —contestó Jacob—. Ya hice lo que me pediste. Levántate y ven a comer de lo que maté, para que me des tu bendición.

20 Pero Isaac le preguntó:

—¿Y cómo es que cazaste un animal tan pronto?

—Es que tu Dios me lo puso enfrente —respondió Jacob.

21 Entonces Isaac le dijo:

—Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte. Quiero estar seguro de que eres mi hijo Esaú.

22-27 Jacob se acercó a su padre, quien después de tocarlo le preguntó:

—¿Eres realmente mi hijo Esaú? Tus brazos son los de Esaú, pero tu voz es la de Jacob.

—¡Claro que soy Esaú! —respondió Jacob.

Pero Isaac no reconoció a Jacob porque sus brazos tenían pelos como los de Esaú. Entonces Isaac dijo:

—Hijo mío, tráeme del animal que cazaste, para que lo coma y te dé mi bendición especial.

Jacob le llevó el plato, e Isaac comió; también le llevó vino, e Isaac bebió. Después de comer, Isaac le dijo:

—Ahora, hijo mío, acércate y dame un beso.

Jacob se acercó a su padre y lo besó. En cuanto Isaac olió sus ropas, lo bendijo así:

«Hijo mío, tienes el olor

de los campos que Dios bendice.

28 ¡Que Dios te dé mucha lluvia

y una tierra muy fértil!

¡Que te dé mucho trigo

y mucho vino!

29 ¡Que todas las naciones

te sirvan y te respeten!

¡Que tus propios parientes

se inclinen ante ti,

y te reconozcan como su jefe!

¡Malditos sean los que te maldigan!

¡Benditos sean los que te bendigan!»

30 Cuando Isaac terminó de bendecirlo, y Jacob estaba por salir de la tienda de su padre, volvió Esaú del campo.

31 También él preparó un plato de comida muy sabroso, se lo llevó a su padre, y le dijo:

—Levántate, padre mío, y ven a comer de lo que maté, para que me des tu bendición.

32 Enseguida su padre le preguntó:

—¿Y quién eres tú?

—¡Pues soy Esaú, tu hijo mayor! —le respondió él.

33 Isaac comenzó a temblar de pies a cabeza, y dijo:

—Entonces, ¿quién cazó un animal y me lo trajo? Yo comí de su plato antes de que tú llegaras, y ya lo he bendecido. ¡Esa bendición no se la puedo quitar!

34 Al oír Esaú las palabras de su padre, lloró a gritos, y con gran amargura le dijo a Isaac:

—¡Padre mío, bendíceme también a mí!

35 Pero Isaac le contestó:

—Ya vino tu hermano, y me engañó, por eso le di la bendición que era para ti.

36 Esaú dijo:

# —¡Con razón se llama Jacob, pues es un tramposo!¡Ya van dos veces que me engaña! No sólo me ha quitado mis derechos de hijo mayor, sino que ahora me ha dejado sin mi bendición. ¿No puedes bendecirme a mí también?

37 Isaac le respondió:

—¿Y qué puedo hacer por ti, hijo mío? ¡Ya lo he nombrado jefe tuyo; ya he dicho que todos tus parientes estarán a su servicio, y le he deseado que tenga mucho trigo y mucho vino!

38 Esaú se echó a llorar, y lanzando fuertes gritos insistió:

—Padre mío, ¡bendíceme también a mí! ¿Acaso tienes una sola bendición?

39 En respuesta, su padre le dijo:

«Vivirás lejos de la tierra fértil,

y lejos de la lluvia del cielo.

40 Defenderás tu vida

con el filo de tu espada,

y estarás al servicio de tu hermano,

pero cuando llegues a ser poderoso

te librarás de su dominio».

Jacob huye de Esaú

41 Esaú odiaba a Jacob por haberle quitado labendiciónde su padre, y tenía planes de matarlo tan pronto como su padre muriera.

42 Cuando Rebeca supo lo que andaba planeando Esaú, mandó a llamar a Jacob y le dijo:

—Tu hermano Esaú sólo está esperando el momento de matarte.

43 Hazme caso y vete enseguida a la casa de mi hermano Labán, que vive en Harán.

44 Quédate allá con él hasta que a tu hermano se le pase el enojo.

45 Cuando se haya olvidado de lo que le hiciste, yo te avisaré que ya puedes regresar. ¡No quiero perder a mis dos hijos en un solo día!

46 Luego Rebeca fue a decirle a Isaac:

—¡Estas mujeres hititas me tienen cansada! Si Jacob se casa aquí, con hititas como éstas, ¡prefiero morirme!

Génesis 28

1 Isaac mandó a llamar a Jacob, y después debendecirlo, le ordenó:

«No tomes por esposa a una cananea.

2 Mejor vete a Padán-aram, a la casa de tu abuelo Betuel, y cásate con alguna de tus primas, hijas de tu tío Labán.

3 Mi deseo es que el Dios todopoderoso te bendiga y te dé muchos, muchos hijos. Deseo también que te conviertas en una gran nación.

4 Que Dios te bendiga a ti y a tusdescendientes, como bendijo a Abraham. Así llegarás a ser el dueño de la tierra donde ahora vives como extranjero, pues Dios se la dio a Abraham».

5 Después de esto, Isaac despidió a Jacob, y éste se fue a Padán-aram a vivir con la familia de su madre.

6-8 Cuando Esaú se enteró de todo lo que su padre le había dicho a Jacob, y de que éste se había ido a Padán-aram, comprendió que las mujeres de Canaán no eran del agrado de su padre.

9 Por eso, además de las mujeres que ya tenía, se casó con una de las hijas de Ismael hijo de Abraham, la cual se llamaba Mahalat, hermana de Nebaiot.

Jacob tiene un sueño

10 Jacob salió de Beerseba y se fue hacia Harán.

11 Cuando llegó a cierto lugar, se quedó allí para pasar la noche, pues ya había oscurecido. Tomó una de las piedras que allí había, recostó su cabeza sobre ella y se acostó a dormir.

12 Esa noche tuvo un sueño. En ese sueño vio una escalera que llegaba hasta el cielo, y por ella subían y bajaban losángelesde Dios.

13 Desde la parte más alta de la escalera, Dios le decía:

«Yo soy el Dios de Abraham y de Isaac. A ti y a tusdescendientesles daré la tierra donde ahora estás acostado.

14 ¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra! Y habitarán todo este gran país. Por ti y por tus descendientes, todos los pueblos de la tierra seránbendecidos.

15 Yo estaré contigo, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te he prometido. Te cuidaré por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra».

16-17 Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo muy asustado: «¡Qué lugar tan terrible es éste! De veras que Dios está aquí, y yo no lo sabía. ¡Ésta es la casa de Dios! ¡Ésta es la puerta del cielo!»

18 A la mañana siguiente Jacob se levantó muy temprano, tomó la piedra que había usado para recostar su cabeza, y se la dedicó a Dios, echándole aceite encima.

19 Y aunque al principio la ciudad donde estaba la piedra se llamaba Almendro, Jacob le puso por nombre Betel, que significa «casa de Dios».

20 Después Jacob hizo esta promesa:

«Si Dios me acompaña y me cuida en este viaje, y me da comida y ropa,

21 y me hace volver sano y salvo a la casa de mi padre, entonces será mi Dios.

22 Esta piedra que he levantado como una columna marcará el lugar a donde todos vendrán aadorara Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».

Génesis 29

Jacob llega a Padán-aram

1 Jacob continuó su viaje y llegó al territorio que está al este de Canaán.

2 En el campo vio un pozo, del cual bebía agua el ganado. Junto al pozo descansaban tres rebaños de ovejas. El pozo estaba tapado con una gran piedra,

3 y sólo se les daba agua a las ovejas cuando todos los pastores habían reunido a sus rebaños. Después de eso, volvían a tapar el pozo.

4 Jacob se acercó a los pastores que allí estaban y les preguntó de dónde eran. Cuando le dijeron que eran de Harán,

5 volvió a preguntarles:

—¿Conocen ustedes a Labán, el nieto de Nahor?

—¡Claro que sí lo conocemos! —contestaron.

6 —¿Y está bien de salud? —insistió.

Ellos respondieron:

—Bastante bien. Por cierto que ahí viene su hija Raquel con sus ovejas.

7 Entonces Jacob les sugirió:

—¡Falta mucho para que se oculte el sol! Mejor denles agua a las ovejas y llévenlas a los pastos, pues todavía no es hora de encerrarlas.

8 Pero ellos respondieron:

—No debemos darles agua todavía. Siempre esperamos a que todos los rebaños estén juntos, para destapar el pozo y darles de beber.

9 Aún estaban hablando cuando Raquel, que también era pastora, llegó con las ovejas de su padre.

10-12 Entonces Jacob quitó la piedra del pozo, y les dio agua a las ovejas; luego besó a Raquel y se echó a llorar. Después le dijo que eran primos, porque Labán era hermano de Rebeca. Al oír esto, Raquel salió corriendo a contárselo a su padre.

13 En cuanto Labán supo que allí estaba Jacob, el hijo de su hermana, rápidamente salió a su encuentro y, luego de abrazarlo y besarlo, se lo llevó a su casa. Una vez allí, Jacob le contó lo que había pasado.

14 Entonces Labán dijo: «¡Tú eres parte de mi propia familia!»

Jacob se casa con Lía y con Raquel

Un mes después de la llegada de Jacob,

15 Labán le dijo: «Tú no vas a trabajar gratis para mí, sólo porque eres mi sobrino. Dime cuánto quieres que te pague».

16 Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lía, y la menor se llamaba Raquel.

17 Lía tenía unos ojos muy bonitos, pero Raquel era bonita de pies a cabeza.

18 Como Jacob se había enamorado de Raquel, le contestó a Labán:

—Quiero casarme con tu hija menor. Si aceptas, trabajaré para ti siete años.

19 Y Labán respondió:

—Trato hecho. Es mejor que se case contigo y no con un extraño.

20 Así fue como Jacob trabajó siete años por Raquel, pero era tanto su amor por ella que le parecieron unos cuantos días.

21 Cuando se cumplieron los siete años, Jacob le dijo a Labán: «Dame a Raquel, para que sea mi esposa».

22 Entonces Labán hizo una gran fiesta, e invitó a toda la gente del lugar.

23 Al llegar la noche, Labán tomó a Lía, se la llevó a Jacob, y Jacob tuvo relaciones sexuales con ella.

24 Como regalo de bodas, Labán le dio a su hija Lía una esclava llamada Zilpá.

25 A la mañana siguiente, cuando Jacob descubrió que se había acostado con Lía, le reclamó a Labán:

—¿Por qué me engañaste? ¡Yo me comprometí a trabajar para casarme con Raquel!

26 Labán respondió:

—No es nuestra costumbre que la hija menor se case antes que la mayor.

27 Pero si te comprometes a trabajar para mí otros siete años, después de una semana con Lía, te casarás con Raquel.

28 Jacob aceptó el trato, y una semana después se casó con Raquel.

29 Como regalo de bodas, Labán le dio a Raquel una esclava llamada Bilhá.

30 Y Jacob amó a Raquel más que a Lía, aunque tuvo que trabajar para Labán otros siete años.

Los hijos de Jacob y Lía

31 Como Dios vio que Jacob rechazaba a Lía, permitió que ella tuviera hijos, pero a Raquel no se lo permitió.

32 Lía quedó embarazada y tuvo un hijo, al que le puso por nombre Rubén, pues dijo: «Dios ha visto mi tristeza. Estoy segura de que ahora sí me va a querer mi marido».

33 Tiempo después, Lía volvió a quedar embarazada, y cuando tuvo a su segundo hijo exclamó: «Dios me dio también este hijo porque ha oído que mi esposo no me ama». Así que le puso por nombre Simeón, que significa «Dios oye».

34 Por tercera vez Lía quedó embarazada, y cuando tuvo a su hijo exclamó: «Ahora mi esposo va a sentirse más unido a mí, pues ya le he dado tres hijos». Por eso lo llamó Leví, que significa «unión».

35 Una vez más, Lía quedó embarazada, y cuando el niño nació, ella dijo: «Esta vez alabaré a Dios». Así que le puso por nombre Judá, que significa «alabanza». Y no volvió a tener más hijos.

Génesis 30

Los hijos de Jacob y Bilhá

1 Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, se puso celosa de su hermana. Por eso le dijo a Jacob:

—Si no me das hijos, ¡me muero!

2 Jacob se enojó con ella, y le dijo:

—¿Acaso crees que yo soy Dios? ¡Él es quien no te deja tener hijos!

3 Entonces Raquel le dijo:

—Te voy a dar a mi esclava Bilhá, para que tengas hijos con ella. Así, los hijos que ella tenga serán considerados míos.

4 Raquel le dio a Jacob su propia esclava como esposa. Jacob tuvo relaciones sexuales con Bilhá,

5 y ella quedó embarazada y tuvo un hijo.

6 Raquel lo llamó Dan, que significa «justicia», porque dijo: «Dios es justo, pues vio que yo no había hecho nada malo y me dio un hijo».

7 Bilhá volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo con Jacob.

8 A este niño Raquel lo llamó Neftalí, que significa «lucha», porque dijo: «La lucha contra mi hermana ha sido dura, pero he ganado».

Los hijos de Jacob y Zilpá

9 Cuando Lía se dio cuenta de que ya no podía tener más hijos, tomó a su esclava Zilpá y se la dio a Jacob como esposa.

10 Zilpá tuvo un hijo con Jacob,

11 al que Lía le puso por nombre Gad, que significa «buena suerte», porque dijo: «¡Qué buena suerte he tenido!»

12 Por segunda vez Zilpá tuvo un hijo con Jacob,

13 y Lía le puso por nombre Aser, que significa «dicha» pues dijo: «¡Qué dichosa soy! ¡Y así me van a considerar mis amigas!»

Jacob tiene otros hijos con Lía

14 Un día, durante la cosecha del trigo, Rubén salió al campo y encontró unas frutas llamadas mandrágoras.Entonces se las llevó a su madre Lía. Al ver las frutas, Raquel le rogó a Lía que le diera algunas,

15 pero Lía le respondió:

—Ya me quitaste el marido, ¿y ahora quieres quitarme las frutas que me trajo mi hijo?

Raquel le propuso:

—Si me das las mandrágoras, Jacob dormirá contigo esta noche.

16 Esa noche, cuando Jacob regresó del campo, Lía salió a su encuentro y le dijo: «Esta noche la vas a pasar conmigo, pues te he alquilado a cambio de las mandrágoras que me dio mi hijo».

Entonces Jacob pasó la noche con Lía.

17 Dios contestó las oraciones de Lía, y ella quedó embarazada y tuvo un quinto hijo con Jacob.

18 Ella le puso por nombre Isacar, que significa «premio», porque dijo: «Éste es el premio que Dios me dio por haberle dado mi esclava a mi marido».

19 Otra vez quedó embarazada Lía, y tuvo un sexto hijo con Jacob.

20 Y le puso por nombre Zabulón, que significa «regalo», porque dijo: «¡Qué regalo tan precioso Dios me dio! Ahora mi marido va a tratarme mejor, pues ya le he dado seis hijos».

21 Pasado algún tiempo, Lía tuvo una hija y le puso por nombre Dina.

Nacimiento de José

22 Pero Dios tuvo compasión de Raquel y respondió a sus oraciones. Le permitió quedar embarazada

23-24 y tener un hijo. Cuando nació el niño, Raquel dijo: «Dios me quitó la vergüenza de no tener hijos». Y le puso por nombre José, que significa «que Dios me dé otro», pues dijo: «¡Ojalá que Dios me dé otro hijo!»

Trampas entre Jacob y Labán

25-26 Tiempo después de que José nació, Jacob le dijo a Labán:

—Dame mis esposas y mis hijos, pues por ellos te he servido. Déjame regresar a mi país.

27 Labán le dijo:

—Por favor, no te vayas. Preferiría que te quedes conmigo. Dios me hizo ver que gracias a ti soy muy rico.

28 Así que dime cuánto quieres ganar. Yo te pagaré lo que me pidas.

29 Jacob le respondió:

—Tú sabes que he trabajado muy duro para ti, y que he cuidado muy bien tu ganado.

30 Antes de mi llegada, era muy poco lo que tenías; ahora eres muy rico, pues desde que llegué Dios te habendecidoen todo. Pero yo necesito trabajar para mi propia familia.

31 Labán insistió:

—¿Qué quieres que te dé?

Y Jacob le aclaró:

—No me des nada. Yo seguiré cuidando tus ovejas, con tal de que aceptes lo que voy a proponerte.

32 Si me dejas pasar hoy entre todos tus rebaños, pondré aparte todas las ovejas y cabras que tengan la piel manchada, y todos los corderos que tengan la piel oscura. Con ellos me daré por bien pagado.

33 Con el tiempo podrás ver que te estoy tratando con honradez. Cuando quieras revisar cuáles animales son míos, podrás hacerlo. Y si encuentras en mi rebaño alguna oveja o cabra que no sea manchada, o algún cordero que no sea de color oscuro, podrás decir que te lo robé.

34 Labán estuvo de acuerdo,

35 pero ese mismo día apartó la mayoría de los carneros de piel manchada, de las cabras moteadas y manchadas, y de los corderos de color oscuro, y los puso al cuidado de sus hijos.

36 Luego envió esos rebaños a unos cincuenta kilómetros de distancia de donde estaba Jacob.

Mientras tanto, Jacob se quedó cuidando el resto de los rebaños de Labán.

37 Pero cortó unas ramas de álamo, almendro y plátano, y les quitó la corteza, de modo que podían verse en ellas unas rayas blancas.

38 Luego de pelar las ramas, las puso frente a todos los bebederos, para que las ovejas las vieran cuando vinieran a beber. Y así, cuando las ovejas en celo venían a beber,

39 se apareaban frente a las ramas y tenían crías con piel rayada y manchada.

40 Jacob ponía estas crías aparte, y el resto del rebaño lo ponía frente a los animales rayados y de color oscuro que había dejado Labán. Y así fue formando sus rebaños, sin mezclarlos con los de Labán.

41 Cuando los animales más fuertes estaban en celo, Jacob les ponía las ramas para que se aparearan frente a ellas,

42 pero las quitaba cuando se apareaban los animales más débiles. De ese modo, los animales débiles le quedaban a Labán, y los fuertes le quedaban a Jacob.

43 Fue así como Jacob llegó a ser muy rico, pues tenía grandes rebaños, y también esclavos y esclavas, camellos y burros.

Génesis 31

Jacob huye de Labán

1 Los hijos de Labán decían que Jacob se había hecho rico gracias a su padre.

2 Jacob se enteró de esto, y también notó que la actitud de Labán hacia él había cambiado.

3 Entonces Dios le dijo: «Vuelve a la tierra de tus padres, donde vive tu familia. Yo te ayudaré en todo».

4 Jacob mandó a decirles a Raquel y a Lía que fueran a verlo al campo donde estaba cuidando sus ovejas.

5-7 Allí les dijo:

—Su padre ya no me trata como antes. Ustedes saben bien que yo he puesto todo mi empeño en servirle. Sin embargo, él siempre me ha hecho trampa, y varias veces me cambió el sueldo. Pero el Dios de mi padre no me negó su ayuda, ni le permitió hacerme daño.

8 Al contrario, si Labán decidía pagarme con animales manchados, todos los rebaños tenían crías manchadas. Y si decidía pagarme con animales rayados, todos los rebaños tenían crías rayadas.

9 Así es como Dios le ha quitado al padre de ustedes su ganado, y me lo ha dado a mí.

10 »Una vez tuve un sueño. En ese sueño las ovejas estaban en celo, y pude ver que los carneros eran de piel rayada y manchada.

11-12 También oí que Dios me dijo: “Ya he visto lo mal que te trata tu suegro. Por eso, si te fijas, verás que todos los carneros que se aparean con las ovejas son rayados y manchados.

13 Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde derramaste aceite sobre una piedra y me hiciste una promesa. Apártate de Labán, y regresa a Canaán, que es donde tú naciste”.»

14 Raquel y Lía le respondieron:

—Nosotras no podemos ya esperar que nuestro padre nos dé ninguna herencia,

15 pues nos considera unas extrañas. No sólo nos vendió como cualquier mercancía, sino que también se aprovechó de lo que trabajaste por nosotras.

16 Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te diga.

17-19 Ese día, mientras Labán fue a cortar la lana de sus ovejas, Raquel le robó a su padre losídolosde la familia. Luego Jacob hizo que sus esposas y sus hijos se montaran en camellos. También juntó sus rebaños y todas las riquezas que había ganado en Padán-aram, y se puso en marcha hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac.

20-21 Se fue con todo lo que tenía, y engañó a Labán al no decirle que se iba. Luego de cruzar el río Éufrates, se fue hacia los cerros de Galaad.

Labán persigue a Jacob

22 Al tercer día Labán supo que Jacob se había ido,

23-25 así que salió a perseguirlo, acompañado de sus parientes. Siete días después lo alcanzó en los cerros de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí también acamparon Labán y sus parientes. Pero una noche Dios se le apareció a Labán en un sueño, y le dijo: «Labán, no le digas nada a Jacob».

26 Sin embargo, Labán le dijo a Jacob:

—¿Por qué me has engañado? ¿Por qué has tomado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra?

27 ¿Y por qué huiste sin decirme nada? Si me hubieras avisado, yo habría hecho una fiesta para despedirte.

28 ¡Lo que has hecho es una locura! ¡Ni siquiera un beso me dejaste darles a mis hijas y a mis nietos!

29 Ganas no me faltan de hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me ordenó que no te dijera nada.

30 Si tanto te urgía volver a la casa de tu padre, no tenías por qué robarte mis dioses.

31-32 Como Jacob no sabía que Raquel se los había robado, le contestó:

—La verdad, tuve miedo de que me quitaras a tus hijas por la fuerza. En cuanto a tus dioses, pasa y busca tú mismo. Si encuentras algo tuyo entre lo mío, te lo puedes llevar. Y si alguien aquí tiene tus dioses, no quedará con vida. Nuestros parientes son testigos.

33 Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, y luego en la tienda de Lía y de las dos esclavas, pero no encontró nada; finalmente entró en la de Raquel.

34-35 Pero Raquel había puesto losídolosbajo la montura del camello, y se había sentado sobre ellos, por eso le dijo a su padre: «No se enoje si no me levanto, pero es que estoy con mi menstruación».

Y así, aunque Labán buscó y rebuscó por toda la tienda, no pudo encontrar sus ídolos. Al verlo buscar por todos lados,

36 Jacob se enojó y le reclamó:

—¿De qué se me acusa? ¿Cuál es mi delito, que me has perseguido como a un criminal?

37 Ya has revisado todo lo que tengo, ¿y qué encontraste que sea tuyo? A ver, ponlo aquí, delante de nuestros parientes, para que ellos nos den su opinión.

38 »En los veinte años que he vivido contigo, jamás me comí un solo carnero de tus rebaños, ni tus ovejas ni tus cabras perdieron sus crías.

39 Si alguna fiera mataba una oveja, yo te la pagaba; y si en el día o en la noche alguien se robaba un animal, tú me lo cobrabas.

40-41 Los veinte años que viví en tu casa los pasé en las peores condiciones: ahogándome de calor en el día, y muriéndome de frío en la noche, ¡y hasta el sueño se me iba! Catorce años trabajé para ti por tus dos hijas, y seis años por tus rebaños, ¡y más de una vez me rebajaste el sueldo!

42 ¡Qué bueno que el Dios de mi abuelo Abraham me brindó su ayuda! El Dios de mi padre Isaac fue bueno conmigo, pues me vio cansado y afligido, y anoche te reprendió. Si Dios no lo hubiera hecho, tú me habrías despedido sin nada.

43 Labán respondió:

—Estas mujeres son mis hijas, estos niños son mis nietos, y estas ovejas son de mis rebaños. ¡No hay aquí nada que no sea mío! ¡Pero tampoco puedo hacerles daño!

44 Mejor hagamos un trato que nos comprometa a los dos.

45 Entonces Jacob tomó una gran piedra para hacer una columna,

46 y les ordenó a sus parientes recoger más piedras. Ellos así lo hicieron, y luego de amontonarlas alrededor de la columna, se sentaron a comer. A esas piedras amontonadas

47 Labán las llamó en arameo «Jegar Sadutá», y Jacob las llamó en hebreo «Galaad».

48-50 Entonces dijo Labán:

«En este día, este montón de piedras servirá de señal para recordarnos nuestropacto. Cuando ya estemos lejos el uno del otro, que sea Dios quien nos vigile. Si maltratas a mis hijas, o te casas con otras mujeres, recuerda que Dios es nuestro testigo».

Por eso, además de llamar Galaad al montón de piedras, también se le llamó Mispá, que significa «Dios vigila».

51 Luego, Labán le hizo ver a Jacob:

«Este montón de piedras, y esta columna que he levantado entre nosotros dos,

52 servirá de señal para recordarnos nuestro pacto. Ni tú ni yo cruzaremos este límite para hacernos daño.

53 Pongo entre nosotros, como juez, al Dios de Abraham y Nahor, nuestros abuelos».

Jacob hizo el juramento en el nombre del Dios que su padre Isaacadoraba;

54 luegosacrificóun animal allí mismo en el cerro, e invitó a comer a todos sus parientes. Después de comer, todos ellos pasaron la noche allí.

55 A la mañana siguiente Labán se levantó muy temprano, y luego de besar a sus nietos y a sus hijas, les dio subendicióny se regresó a su casa.