Ezequiel 11

Los líderes de Israel serán juzgados

1 Una fuerza dentro de mí me levantó y me llevó hasta la entrada del templo de Dios, que está en el lado este. Allí había veinticinco hombres, entre los que se encontraban dos jefes del pueblo, que eran Jaazanías hijo de Azur y Pelatías hijo de Benaías.

2 Entonces Dios me dijo:

«Estos son los que hacen planes malvados y dan malos consejos a la gente de Jerusalén.

3 Les aseguran: “No es urgente reconstruir las casas. Aquí en la ciudad estamos a salvo”.

4 Por eso tú, Ezequiel, tienes que darles un mensaje de mi parte».

5 Entonces el espíritu de Dios vino sobre mí, y me ordenó decirles:

«El Dios de Israel afirma:

“Israelitas, yo sé lo que ustedes dicen y piensan.

6 Ya han matado a mucha gente en esta ciudad. Por eso las calles están llenas de cadáveres.

7 ”Pero yo, el Dios de Israel, les aseguro que voy a sacarlos de Jerusalén, a pesar de que ustedes creen estar a salvo dentro de ella. Solo dejaré dentro de la ciudad los cadáveres de la gente que ustedes mataron.

8 ¿No es verdad que tienen miedo de morir en la guerra? ¡Pues les juro que morirán en plena batalla!

9 Los sacaré de Jerusalén, y dejaré que los extranjeros hagan con ustedes lo que quieran. Ese será el castigo que merecen.

10-12 ”Si creían estar seguros dentro de la ciudad, verán que ni siquiera el país les dará protección. En las fronteras mismas de Israel morirán traspasados por las espadas. Yo los castigaré, porque no obedecieron mis mandamientos, sino que prefirieron vivir como los pueblos vecinos que no me obedecen. Así ustedes reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

13 Todavía estaba yo hablando, cuando cayó muerto Pelatías hijo de Benaías. Entonces me arrodillé, y tocando el suelo con mi frente, grité con todas mis fuerzas:

—¡Ay, Dios mío! ¿Vas a matar a los pocos israelitas que aún quedan con vida?

14 Y Dios me contestó:

15 —Los que aún viven en Jerusalén piensan que los israelitas que fueron llevados prisioneros a Babilonia son los que se apartaron de mí. Ellos creen que ahora el país les pertenece solo a ellos.

16 Pero tú diles a los israelitas en Babilonia que, aunque es verdad que yo los expulsé de esta tierra y los dispersé por todas las naciones, no será por mucho tiempo. Además, también allí pueden adorarme.

17 »Yo les prometo que los haré volver de las naciones por donde los dispersé. Y cuando ya los haya reunido, les devolveré la tierra de Israel.

18 Cuando ellos regresen, deberán destruir todos esos ídolos odiosos con que me ofenden los que han quedado en Jerusalén. También pondrán fin a todas sus maldades repugnantes.

19 »Yo haré que ellos cambien su manera de pensar y su manera de adorarme. Haré que dejen de ser tercos y testarudos, y los haré leales y obedientes.

20 Entonces obedecerán mis mandamientos y vivirán como les he ordenado que vivan. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

21 Pero a los que sigan adorando a esos ídolos odiosos, y no se aparten de sus repugnantes maldades, yo les pediré cuentas de su conducta. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

La presencia de Dios se aleja de Jerusalén

22 Los cuatro seres con apariencia extraña extendieron sus alas y se llevaron sus ruedas. Entonces el gran resplandor de Dios, que estaba encima de ellos,

23 comenzó a alejarse de Jerusalén, y se detuvo sobre el cerro que está al este de la ciudad.

24 Mientras yo veía todo esto, una fuerza dentro de mí me levantó y me llevó a donde estaban los que habían sido llevados prisioneros a Babilonia. Cuando esta visión terminó,

25 yo les narré a ellos todo lo que Dios me había permitido ver.

Ezequiel 12

Drama: El pueblo será llevado prisionero

1 Dios me habló y me dio esta orden:

2-6 «Tú, Ezequiel, vives entre gente tan rebelde, que hasta cierra los ojos y se tapa los oídos para no verte ni oírte. Por eso quiero que salgas de tu casa a plena luz del día, cuando todos puedan verte, y finjas caminar como si te llevaran preso a otro país. No lleves contigo más de lo que puedas cargar; llévate solamente lo que se llevaría un prisionero. Esta gente es muy rebelde, pero espero que entienda el mensaje.

»Por la tarde, haz un hueco en la muralla y pasa por ahí con tu equipaje, como para iniciar tu viaje al país donde quedarás prisionero. Y por la noche, échate al hombro lo que lleves en la mano y ponte en marcha. Tápate la cara para no ver el país. De este modo le darás una lección al pueblo de Israel».

7 Yo hice todo lo que Dios me mandó hacer,

8 y al día siguiente Dios me dijo:

9 «Dime, Ezequiel, ¿qué piensan los israelitas de lo que has estado haciendo? Si te lo preguntan,

10 diles que es un mensaje de mi parte para el rey y para la gente de Jerusalén.

11 Diles que todo lo que has hecho es anunciarles lo que les va a suceder. Porque así será. Todos ellos serán llevados prisioneros a otro país.

12 El rey se echará al hombro su equipaje, y por la noche hará un hueco en la muralla y saldrá por ahí. Y será tal su vergüenza que se tapará la cara para no ver el país.

13 »Yo lanzaré mi red sobre el rey, y lo llevaré preso a Babilonia. Pero no llegará a ver ese país, pues morirá antes de llegar.

14 A los guardias que lo protegen los dispersaré por toda la tierra, y a su ejército lo perseguiré hasta destruirlo.

15 Y cuando se encuentren dispersos entre las naciones, reconocerán que yo soy Dios.

16 »Dejaré que algunos de ellos queden con vida. Sobrevivirán a la guerra, al hambre y a las enfermedades, para que les cuenten a las naciones todas las maldades repugnantes que cometieron. Entonces reconocerán que yo soy Dios».

El mensaje del castigo se cumplirá

17 Después, Dios me dijo:

18 «Ezequiel, hombre mortal, tiembla de miedo cuando comas tu pan, y bebe tu agua con ansiedad y angustia.

19-20 Luego busca a los que viven en Jerusalén y en la tierra de Israel, y dales de mi parte este mensaje: “Por causa de tanta violencia que ustedes han cometido, viene el día en que también ustedes comerán su pan llenos de miedo, y beberán su agua llenos de angustia. Todo su país y todas sus ciudades serán destruidas. Sus terrenos quedarán vacíos como un desierto, y no producirán nada. Solo entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

21 Dios también me dijo:

22 «¿Qué se han creído los israelitas? Andan repitiendo este dicho: “Pasan y pasan los días, y lo que anunció el profeta no se cumple”.

23 Pues ahora, ve y diles de mi parte que ese dicho no volverá a repetirse en Israel. Más bien, diles este otro dicho: “Viene el día en que se cumplirá lo que el profeta anunció”.

24 Nunca más ustedes los israelitas volverán a escuchar mensajes falsos ni predicciones engañosas.

25 Ustedes son un pueblo rebelde, pero vivirán para ver que cumplo lo que digo. Yo soy el Dios de Israel, y no tardaré en cumplir mi palabra.

26-27 »También andan diciendo que tú anuncias algo que tardará mucho en suceder.

28 Por eso, ve y diles de mi parte que ya no tardan en cumplirse mis palabras. Lo que digo, lo cumplo. Yo soy el Dios de Israel, y no tardaré en cumplir mi palabra».

Ezequiel 13

Mensaje contra los falsos profetas

1 Dios me dijo:

2-3 «Hay profetas que anuncian a Israel mensajes que ellos mismos inventaron. Por eso, ve y diles de mi parte lo siguiente:

“¡Pobres profetas, qué tontos son ustedes! Yo no les he dado ningún mensaje. Ustedes inventan sus mensajes;

4 son como los chacales cuando buscan alimento entre las ruinas.

5 No han preparado a los israelitas para que puedan evitar el castigo que voy a darles.

6-7 Todo lo que ustedes anuncian es mentira; es solo producto de su imaginación. Aseguran que hablan de mi parte, pero eso es mentira: yo nunca les he pedido que hablen por mí. ¿Y todavía esperan que se cumplan sus palabras?

8 ”Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que me pondré en contra de ustedes, pues solo dicen mentiras y falsedades.

9 Yo los castigaré por dar mensajes falsos. Borraré sus nombres de la lista de los israelitas, y no tendrán entre ellos arte ni parte. ¡Ni siquiera podrán volver a poner un pie en su tierra! Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

10 ”Todo esto les sucederá por haber engañado a mi pueblo; por haberle asegurado que todo estaba bien, cuando en realidad todo estaba mal. Sus mentiras son como una pared de piedras pegadas con yeso. ¡Y esa pared se vendrá abajo!

11-12 Pues sepan, señores albañiles, que voy a lanzar una fuerte tempestad contra esa pared, y que la derribaré con lluvia, granizo y un viento muy fuerte. Entonces la gente dirá: ¡Y a quién se le ocurre confiar en mentiras!

13 ”Yo soy el Dios de Israel, y estoy tan enojado que enviaré contra ustedes un viento huracanado, y abundante lluvia y granizo, y lo destruiré todo. Estoy tan enojado

14-15 que derribaré esa pared de mentiras que ustedes construyeron. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

”Cuando esto suceda, ustedes quedarán aplastados bajo el peso de sus mentiras. Entonces yo les preguntaré: ¿Qué pasó con sus profecías? ¿Qué pasó con esos tontos profetas?

16 ¿Dónde están esos profetas de Israel que le daban falsos mensajes a Jerusalén? ¿Dónde están los que le aseguraban que todo estaba bien, cuando en realidad todo estaba mal? Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra”.

Mensaje contra las hechiceras

17 »Pero tú, hombre mortal, ¡enfréntate también a esas mujeres de tu pueblo que dicen hablar de parte mía! ¡Reprende a las que anuncian puras mentiras!

18 Diles de mi parte:

“¡Pobres de ustedes, mujercitas que engañan a mi pueblo con pulseras, velos y hechicerías! ¿Acaso creen que podrán salvarse, y que mantendrán atrapado a mi pueblo?

19 Por un puñado de cebada, y por unas cuantas migajas de pan, ustedes han insultado mi nombre delante de mi pueblo. Prometen larga vida a los que van a morir, y anuncian muerte a los que deben vivir; ¡y hacen que mi pueblo crea en esas mentiras!

20-21 ”Por eso estoy en contra de ustedes y de sus hechicerías, pues atrapan a la gente como si atraparan pájaros. Pero yo les quitaré de las manos a la gente que atraparon con sus brujerías, y no volverán a atraparla. Entonces ustedes reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

22 ”Ustedes han actuado en contra de mi voluntad. Con sus mentiras, han afligido a la gente buena; en cambio, han animado a la gente mala para que siga portándose mal, y no se salven de mi castigo.

23 Por eso no volverán ustedes a dar mensajes falsos, ni a practicar la hechicería. Yo libraré a mi pueblo del control que ustedes tienen sobre él. Y entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

Ezequiel 14

Mensaje contra los que adoran ídolos

1 Algunos de los jefes de Israel vinieron a verme. Cuando llegaron, se sentaron frente a mí.

2 Entonces Dios me dijo:

3 «Dime, Ezequiel, ¿cómo voy a darles un mensaje a estos hombres, si no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes?

4 Más bien, ve a decirles de mi parte lo siguiente:

“El Dios de Israel dice que ustedes no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes, ¡y también van a ver al profeta para consultarme por medio de él! Pero como respuesta recibirán el castigo que se merecen, por adorar a tantos ídolos.

5 Quizás así se arrepientan de haberme abandonado por adorar a esos ídolos”.

6 »A los israelitas les dirás de mi parte:

“Dejen ya de hacer lo malo, abandonen a sus ídolos y vuelvan a obedecerme.

7 Mi respuesta a todos los israelitas, y a los extranjeros que viven en Israel, es la siguiente: Ustedes les preguntan a los profetas por mis mensajes, pero se han alejado de mí para adorar a esos ídolos malolientes, y no piensan más que en hacer lo malo. Por eso, quiero que sepan

8 que yo mismo me enfrentaré a ustedes. Yo los eliminaré de mi pueblo, y ese castigo será una lección para todos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

9 ”Pero si algún profeta les da un mensaje falso, será porque así lo quise. Sin embargo, castigaré a ese profeta y lo eliminaré del pueblo.

10 Castigaré al profeta y a quien lo haya consultado.

11 Así los israelitas no volverán a darme la espalda ni seguirán pecando. Entonces serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra”».

El castigo será inevitable

12 Dios también me dijo:

13 «Al país que peque contra mí, y que una y otra vez me sea infiel, yo lo castigaré duramente. Echaré a perder sus cosechas de trigo, y sufrirá hambre; así acabaré con los habitantes de ese país y con sus animales.

14 Si en ese país vivieran Noé, Daniel y Job, solo ellos se salvarían, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

15 »También podría yo castigar a ese país enviando bestias salvajes, para que acabaran con sus habitantes. La tierra quedaría sin vida alguna, como un desierto, y nadie se atrevería a pasar por él, por miedo a las bestias salvajes.

16 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían, pero el país quedaría totalmente destruido. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

17 »También podría yo castigar a ese país enviando un ejército que lo ataque y acabe con sus habitantes.

18 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

19 »También podría yo, en mi enojo, castigar a ese país con graves enfermedades, para acabar con sus habitantes y con todos sus animales.

20 Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos se salvarían, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra».

21 Dios también me dijo:

«Mi castigo contra Jerusalén será peor cuando envíe contra ella mis cuatro castigos mortales: la guerra, el hambre, las bestias salvajes y las enfermedades. Con estos cuatro castigos destruiré a todos sus habitantes y a sus animales.

22-23 Sin embargo, haré que algunos de ellos queden con vida. Lograrán escapar con sus hijos y sus hijas, y se irán a Babilonia, donde están ustedes. Cuando lleguen allá, ustedes se darán cuenta del comportamiento de ellos, y me darán la razón por haber castigado así a Jerusalén. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra».

Ezequiel 15

Jerusalén no vale nada

1 Dios también me dijo:

2 «Hombre mortal,

si fueras a sacar madera,

no la sacarías de una vid.

3 Su tronco no sirve

para hacer muebles,

ni para colgar nada.

4 Solo sirve como leña;

en cuanto se queman sus puntas,

y el centro se hace carbón,

¡ya no sirve para nada!

5 Y si no es buena como leña,

¡mucho menos como carbón!

6 »Por eso yo les digo:

Los habitantes de Jerusalén

son como esa leña;

¡sirven solo para avivar el fuego!

7 Yo pelearé contra ellos,

y aunque se escapen de un fuego,

otro fuego los consumirá.

Cuando yo me enfrente a ellos,

reconocerán que yo soy su Dios.

8 Puesto que fueron infieles,

yo convertiré su país en desierto.

Yo soy el Dios de Israel,

y cumpliré mi palabra».

Ezequiel 16

Jerusalén es como una esposa infiel

1 Dios también me dijo:

2-3 «Ezequiel, hombre mortal, habla con los habitantes de Jerusalén y hazles entender que me repugna su conducta. Dales de mi parte el siguiente mensaje:

“La ciudad de Jerusalén fue fundada en Canaán. Antes fue habitada por los amorreos y los hititas. ¡Desde sus inicios es una ciudad malvada!

4-5 Cuando la fundaron, fue como una niña abandonada al nacer. Nadie se interesó por ella, ni la cuidó ni le cortó el ombligo. Nadie la bañó, ni la frotó con sal, ni la envolvió en pañales. Al contrario, la abandonaron como si fuera basura.

6 ”Yo pasaba por ahí y la vi en el suelo, revolcándose en su propia sangre. Parecía una niña abandonada. Pensé que merecía una oportunidad,

7 y la ayudé a crecer. La ciudad creció; fue como ver a la niña convertirse en una joven muy hermosa. Le crecieron los pechos, y le salió el vello de mujer. Aun así, estaba totalmente desnuda.

8-9 ”Tiempo después volví a pasar, y vi que la ciudad ya había crecido bastante. Era como una jovencita convertida en mujer lista para casarse. La puse entonces bajo mi cuidado, y me comprometí a amarla para siempre, como si ella fuera mi mujer y yo su marido. La bañé, la limpié y la perfumé. Les juro que así fue.

10-13 Luego le puse un vestido de pura seda y finos bordados, y le puse calzado en sus pies. Así de amoroso fui con Jerusalén. Y no solo la alimenté bien, sino que la llené de grandes riquezas, como quien le regala a su novia brazaletes, collares, anillos, aretes, y una lujosa corona. Era la ciudad más hermosa de todas; ¡parecía una reina!

14 De tal manera traté a Jerusalén, que la hice famosa. Todo el mundo la consideraba una belleza perfecta. Les juro que así fue.

15 ”Pero esta ciudad se sintió orgullosa de sí misma. Llegó a confiar solo en su belleza y en su fama, y acabó como cualquier otra ciudad despreciable, pues adoró a cuanto ídolo quiso.

16 Con las mismas riquezas que le di se fue a los cerros, y allí adoró a esos ídolos. ¡Nunca antes se había visto algo semejante!

17 Con las joyas de oro y de plata que le regalé, hizo figuras de hombres, y las adoró;

18-19 las vistió con finos vestidos y les rindió culto. Los ricos ungüentos y perfumes, y hasta los mejores alimentos que le di, los usó para adorar falsos dioses. Les juro que así fue.

20-21 ”Pero no le bastó con portarse como una ciudad cualquiera. Sus habitantes tomaron a sus hijos y a sus hijas, y los quemaron como ofrenda en honor de esos ídolos.

22 Esta ciudad cayó tan bajo en sus prácticas repugnantes que parecía una prostituta. Me traicionó con cualquiera, y se olvidó que fui yo quien la aceptó cuando todos la despreciaron. En aquel tiempo parecía un bebé abandonado en el suelo, revolcándose en su propia sangre.

23 ”¡Jerusalén, qué lástima me das! ¡Yo soy quien te lo dice! Para colmo de todos tus males,

24-26 en las plazas y en las esquinas de las calles los israelitas construyeron altares para adorar cuanto ídolo quisieron. Se hicieron amigos de los egipcios, y juntos adoraron a sus ídolos, creyendo que podían más que yo. Realmente me hicieron enojar. ¡Jerusalén, has perdido toda tu belleza!

27 Por eso te castigué. Por eso permití que perdieras parte de tu territorio. Por eso te dejé caer en manos de los filisteos, tus enemigos de siempre, ¡y hasta ellos se avergonzaron de tu mal comportamiento!

28 ”Siempre buscaste la amistad de los asirios, y tus habitantes adoraron a sus dioses, pero no quedaron satisfechos y siguieron buscando amigos con quienes adorar a otros dioses.

29 Luego adoraron a los dioses de Babilonia, ¡y ni así quedaron satisfechos!

30 ¡Tus habitantes no tienen cura! ¡Eres más desvergonzada que una prostituta! Te juro que así es.

31-33 ”¡Jerusalén, te comportas como una mujer que engaña a su esposo! ¡Me engañaste! En realidad, te has portado peor que una prostituta. Porque la prostituta cobra por tener relaciones sexuales con alguien; tú, en cambio, cuando adoras a otros ídolos, lo haces a cambio de nada, más bien eres tú quien lo da todo. Obligas a la gente a venir de todas partes, para adorar juntos a los ídolos en los altares que construiste en las plazas y las esquinas.

34 Y como ya nadie quiere venir, ni te da nada a cambio, eres tú quien les paga para que vengan. ¡Solo en eso eres diferente a una prostituta!

35-36 ”Por lo tanto, ciudad infiel, presta atención a lo que voy a decirte: Como no te dio vergüenza adorar descaradamente a los ídolos de otras naciones, y como les ofreciste la sangre de tus hijos,

37 voy a reunir a todas esas naciones, y delante de todas ellas te humillaré.

38 ”Te voy a juzgar como a una prostituta y asesina. Es tanto mi enojo que te condenaré a morir,

39 y serán esas naciones amigas tuyas las que cumplan la sentencia. Ellas derribarán todos los altares que hiciste para adorar a sus ídolos. Te quitarán tus joyas, te arrancarán tus riquezas y te dejarán en la pobreza.

40 Luego, esas naciones le dirán a la gente que te acuchille y te mate a pedradas,

41 y que les prenda fuego a tus casas. Así cumplirán tus amigas la sentencia contra ti, delante de muchas otras naciones. Solo así dejarás de portarte como una prostituta, y ya no les darás tus riquezas a los ídolos de esas naciones.

42 Una vez que se me pase el enojo, y que se hayan calmado mis celos por ti, volveré a estar tranquilo.

43 Pero yo te castigaré, porque has sido una ingrata. Tú, Jerusalén, te olvidaste de todo lo que hice por ti cuando no eras una ciudad importante. Me hiciste enojar con tus acciones tan repugnantes. Te juro que así es.

44 ”La gente dirá que en ti se cumple el dicho: ‘De tal madre, tal hija’,

45 pues eres igual que tus fundadores, los hititas y los amorreos. Ellos tampoco fueron fieles a sus fundadores, y nunca se preocuparon por sus descendientes. Tampoco a tus ciudades hermanas les importaban mucho sus fundadores y sus descendientes.

46-48 Tu hermana mayor es la ciudad de Samaria, que está al norte, y sus descendientes son los pueblos que la rodean. Tu hermana menor es la ciudad de Sodoma, que está al sur, y sus descendientes son también los pueblos que la rodean. Pero ni ella ni sus pueblos se portaron como tú y tus pueblos, porque tú empezaste por seguir su mal ejemplo y cometer sus mismas maldades, pero acabaste siendo peor que ella. Te juro que así es.

49 ”Sodoma y sus pueblos pecaron por creer que tenían demasiado, pues les sobraba comida y vivían sin preocupaciones; también pecaron porque nunca ayudaron a los pobres y necesitados.

50 Era tanto su orgullo que delante de mí cometían maldades repugnantes. Por eso las destruí, y tú lo sabes.

51-55 Pero ni Samaria ni sus pueblos llegaron a pecar como tú. Comparadas contigo, tus dos hermanas resultan dos blancas palomitas. ¡Así de graves son tus repugnantes acciones! Por todo eso, ahora tú tendrás que sufrir la vergüenza, y tu castigo será la humillación.

”Sin embargo, tu castigo les servirá de consuelo a Sodoma y a Samaria, y a sus pueblos, pues yo haré que ellas vuelvan a ser lo que antes fueron, ¡y lo mismo haré contigo y con tus pueblos!

56 Hubo un tiempo en que te burlabas de tu hermana Sodoma; ¡tan orgullosa eras!

57 Pero ahora son los pueblos edomitas los que se burlan de ti, junto con los filisteos y todos los pueblos vecinos, pues ya todo el mundo conoce tu maldad.

58 Ahora tienes que sufrir las consecuencias de tus repugnantes maldades. Te juro que así será.

59 ”Y también quiero decirte que te voy a castigar por no cumplir con tu parte de nuestro compromiso.

60-63 Sin embargo, yo sí cumpliré mi compromiso contigo, lo mismo que las promesas que te hice cuando aún no eras una ciudad importante. ¡Jerusalén, mi amor por ti será siempre el mismo! Así reconocerás que yo soy tu Dios.

»Yo haré también que Samaria y Sodoma lleguen a ser tuyas, aun cuando esto no formaba parte de mi compromiso contigo. Cuando yo te haya perdonado por completo, te acordarás de todos los pecados que cometiste. Y te sentirás tan avergonzada y humillada, que no volverás a abrir la boca. Te juro que así lo haré”».

Ezequiel 17

La vid y las dos águilas

1 Dios también me dijo:

2-4 «Habla con los israelitas y ponlos a pensar en esta comparación, a ver si la entienden:

“Había un águila muy grande,

de anchas alas y coloridas plumas.

Esa águila fue al monte Líbano

y de la punta de un árbol

cortó la rama más alta.

Luego fue a un país de comerciantes,

y allí plantó la rama.

5 De ese país tomó una semilla,

y fue a sembrarla en buena tierra.

La plantó junto a un río,

como se plantan los sauces.

6 ”Y la semilla creció,

y se convirtió en una vid.

Esa vid no era muy alta,

pero tenía muchas ramas.

Y cuando la vid maduró,

extendió sus ramas hacia el águila

y hundió sus raíces en el suelo.

7-8 La vid estaba sembrada

en buena tierra,

y junto a un río caudaloso;

pudo haber sido una vid hermosa,

cargada de ramas y de uvas,

pero llegó otra águila más grande,

de anchas alas y coloridas plumas,

y la vid extendió sus ramas hacia ella,

para que le diera más agua todavía”.

9 »Diles, por tanto, de mi parte:

“¿Creen que tendrá éxito la vid?

¡Claro que no!

El águila la arrancará del suelo,

le quitará todas las uvas,

y dejará que se marchite.

¡Para hacerlo no hace falta

mucha gente ni mucho esfuerzo!

10 Si la plantan en otro lugar,

no volverá a retoñar;

al golpearla el viento del este,

se marchitará por completo

y morirá donde fue plantada”».

11 Dios también me dijo:

12-14 «Pregúntale a esta gente rebelde si sabe lo que significa la comparación. Si no lo sabe, explícale que, cuando el rey de Babilonia vino a Jerusalén, hizo prisioneros al rey de Judá y a sus principales jefes, y se los llevó a su país. Sin embargo, hizo un trato con uno de ellos, que era de la familia del rey, y lo hizo jurar que no lo traicionaría. Mediante ese trato, el rey de Babilonia esperaba que los de Judá no se rebelaran, sino que cumplieran fielmente el pacto.

15 »Pero aquel jefe de Judá se rebeló contra el rey de Babilonia, y le pidió ayuda a los egipcios, y ellos le enviaron caballos y un gran ejército. Ahora bien, ¿ustedes creen que quien hace un trato y no lo cumple puede escapar con vida?

16-18 ¡Claro que no! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que ese jefe de Judá morirá en Babilonia. Y morirá porque no supo cumplir su palabra, ¡porque no respetó el trato que hizo con el rey que lo dejó seguir reinando!

»Cuando los babilonios ataquen a Jerusalén, y construyan rampas y escaleras para conquistar la ciudad, y maten a mucha gente, de nada le servirá el gran ejército que le mandó el rey de Egipto. ¡Ni siquiera ese jefe saldrá con vida!

19 »Yo soy el Dios de Israel, y les juro que castigaré a ese jefe de Judá. Lo castigaré por no haber respetado el trato que hizo, faltando así a su palabra.

20 Lo atraparé con mis redes por haberse burlado de mí; lo llevaré preso a Babilonia, y allí le haré un juicio.

21 Aun sus mejores soldados morirán en la guerra, y los que logren salvarse serán dispersados por toda la tierra. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel, y que cumplo mi palabra.

22 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Yo también cortaré una rama

de la punta del árbol más alto,

y la plantaré sobre un alto monte,

23 ¡sobre el monte más alto de Israel!

Y le crecerán muchas ramas,

y se llenará de frutos,

y llegará a ser un gran árbol.

Bajo la sombra de sus ramas

pondrán su nido las aves,

24 y todos los árboles del bosque

reconocerán que yo soy Dios.

Yo echo abajo a los árboles altos,

y hago que se sequen;

pero hago crecer a los árboles pequeños,

y hago que reverdezca el árbol seco.

”Yo, el Dios de Israel, lo afirmo”».

Ezequiel 18

El que peque, morirá

1 Dios también me dijo:

2 «Los israelitas repiten a todas horas ese refrán que dice: “Los padres la hacen, y los hijos la pagan”. Pero yo me pregunto por qué lo repiten.

3 Porque yo les aseguro que ese refrán no volverá a repetirse en Israel.

4 La vida de todo ser humano me pertenece, tanto la de los padres como la de los hijos. Sólo morirá aquel que peque.

Cualidades del justo

5 »La persona que es justa sabe lo que es justo, y lo hace.

6 »No se junta con los que van a los pequeños templos de las montañas, ni adora a dioses falsos, ni pone en ellos su confianza.

»No sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre.

»No tiene relaciones sexuales con su esposa cuando ella tiene su período de menstruación.

7 »No es injusta con nadie, sino que devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago.

»No le roba a nadie, sino que comparte su pan con el que tiene hambre, y su ropa con el que está desnudo.

8 »No cobra intereses cuando presta su dinero.

»No le hace daño a nadie.

»No tiene favoritos cuando tiene que juzgar en un pleito entre dos personas.

9 »Esa persona vivirá porque es justa y porque obedece fielmente todos mis mandamientos. Les juro que así será.

Defectos del pecador

10 »Pero puede suceder que esa persona justa tenga un hijo violento y asesino que, en vez de seguir el ejemplo de su padre,

11 se junta con los que van a los pequeños templos y adoran a los dioses falsos; sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre;

12 maltrata a los pobres y les roba a los demás; no le devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago; adora a dioses falsos y comete pecados repugnantes,

13 y cobra intereses muy altos cuando presta dinero.

»Pues bien, esa persona no puede seguir viviendo, pues ha cometido acciones repugnantes. Yo les aseguro que esa persona morirá, y que solo ella será culpable de su muerte.

A cada quien su merecido

14 »Supongamos ahora que ese malvado tiene un hijo que no sigue el mal ejemplo de su padre. Aunque sabe que su padre es un pecador, él, por su parte,

15 no se junta con los que van a los pequeños templos en los cerros, ni adora a dioses falsos, ni pone en ellos su confianza.

»No sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre.

16 »No maltrata a nadie, sino que le devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago.

»No le roba a nadie, sino que comparte su pan con el que tiene hambre, y su ropa con el que está desnudo.

17 »Se aparta de la maldad, y no cobra intereses cuando presta su dinero.

»Esa persona no merece morir por culpa de los pecados de su padre. Al contrario, merece vivir, pues vive obedeciendo fielmente todos mis mandamientos.

18 En cambio, su padre morirá por culpa de sus propios pecados, pues es un malvado, un ladrón y un malhechor.

19 »Tal vez ustedes me pregunten: “¿Y por qué no es castigado el hijo por los pecados del padre?” Y yo contesto: “Porque el hijo llevó una vida recta y justa, y obedeció todos mis mandamientos. Ese hijo merece vivir.

20 Ni el hijo tiene que ser castigado por los pecados del padre, ni el padre tiene que ser castigado por los pecados del hijo. Solo morirá la persona que peque. Quien haga lo bueno recibirá lo que merecen sus buenas acciones; quien haga lo malo recibirá lo que merece su maldad”.

Esperanza y peligro

21 »Sin embargo, puede ser que el malvado se arrepienta de todos los pecados que cometía, y se aparte de la maldad. Pues yo les aseguro que si realmente obedece todos mis mandamientos, y vive una vida recta y justa, no morirá.

22 Al contrario, vivirá por causa de su rectitud, y yo no volveré a acordarme de todos los pecados que cometió.

23 Les doy mi palabra: yo no quiero que la gente malvada muera; más bien, quiero que se aparte de la maldad y viva.

24 »Pero si la persona justa deja de hacer lo bueno y comienza a comportarse como un malvado, y hace cosas malas y repugnantes, no esperen que yo la deje seguir viviendo. Al contrario, no tomaré en cuenta sus buenas acciones, y morirá por culpa de sus pecados y por desobedecerme.

25 »Ustedes me critican y piensan que soy injusto. Pero escúchenme bien, israelitas, y respóndanme: ¿De veras soy injusto? ¿No será, más bien, que son ustedes los injustos?

26 »Si una persona justa deja de serlo, y comienza a hacer lo malo, morirá por culpa de su maldad.

27-28 Por el contrario, si una persona malvada deja de hacer lo malo, y comienza a hacer lo que es recto y justo, yo les aseguro que vivirá, si es que reconoce su maldad y se aparta de ella.

29 »Sin embargo, ustedes los israelitas no dejan de criticarme y siguen pensando que soy injusto. Pues yo insisto en mi pregunta: ¿De veras soy injusto? ¿No será, más bien, que son ustedes los injustos?

30 »Israelitas, yo juzgo a cada uno de ustedes de acuerdo con su conducta. Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que si dejan de portarse mal y se apartan de sus maldades, no sufrirán las consecuencias de sus pecados.

31 Arrojen a la basura todas las maldades que cometieron contra mí. Vuelvan a amarme de todo corazón, y busquen recibir nueva vida. ¡Ustedes, israelitas, no tienen por qué morir!

32 ¡Yo no quiero que mueran! ¡Apártense de la maldad, y vivirán! Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

Ezequiel 19

Lamento por los jefes de Israel

1 »Pero tú, dedica a los jefes de Israel este lamento:

2 “Israel era como una leona:

vivía entre los leones

y cuidaba de sus cachorros.

3 Uno de ellos fue Joacaz,

y ella lo vio crecer

hasta convertirse en un león;

y el que antes fue cachorro

aprendió a devorar gente.

4 ”Las naciones oyeron hablar de él,

le pusieron una trampa y lo atraparon;

le pusieron un gancho en la nariz,

y se lo llevaron a Egipto.

5 ”Israel perdió toda esperanza

de volver a ver a su cachorro;

crio entonces a Joaquín,

otro de sus cachorros,

hasta convertirlo en león.

6 Y este león andaba entre leones,

muy seguro de sí mismo,

y aprendió a devorar gente.

7 Hacía destrozos en los palacios

y dejaba en ruinas las ciudades;

con sus feroces rugidos

hacía temblar a todo el mundo.

8 ”Las naciones vecinas se juntaron

con la intención de apresarlo;

le tendieron una trampa,

y Joaquín cayó en ella.

9 Le pusieron un gancho en la nariz,

y se lo llevaron al rey de Babilonia.

Lo encerraron en una jaula,

y no volvieron a oírse sus rugidos

en las montañas de Israel.

Lamento por Jerusalén

10 ”Israelitas,

nuestra nación parecía una vid

en medio de un viñedo;

estaba plantada junto al agua,

y era tanta el agua que tenía

que estaba llena de uvas y ramas.

11 Era la más alta de las vides;

podía verse por encima

de otros árboles.

Sus ramas eran tan fuertes

que con ellas se hacían

los cetros para los reyes.

¡Tanto se extendían sus ramas

que todo mundo podía verla!

12 ”Pero el viento del este la marchitó,

y todas sus uvas se cayeron.

Ella misma fue arrancada con furia

y arrojada por el suelo.

Sus fuertes ramas se secaron,

y el fuego acabó con ellas.

13 Ahora está sembrada en el desierto,

y no recibe gota de agua.

14 De sus ramas brota fuego,

y ese fuego consume sus frutos.

¡Ya no tiene ramas fuertes

para hacer cetros de reyes!

”Este es un lamento, y se usará como canto de luto”».

Ezequiel 20

Historia de un pueblo infiel

1 Habían pasado siete años desde que habíamos sido llevados presos a Babilonia. El día diez del mes de Ab de ese año, algunos de los jefes de Israel vinieron a verme para consultar a Dios. En cuanto se sentaron delante de mí,

2 Dios me dijo:

3-4 «Ezequiel, hombre mortal, habla con los jefes de Israel y dales de mi parte el siguiente mensaje: “Ustedes vienen a consultarme, para que les diga lo que deben hacer. Pero les juro que no les diré nada. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra”.

»Lo mejor será que tú te encargues de juzgarlos y les hagas ver lo mal que se portaron sus antepasados.

5 Diles de mi parte lo que voy a contarte:

»El día que yo elegí a Israel, le juré seriamente que yo sería el Dios de sus descendientes. Luego me di a conocer a ellos en Egipto, y les repetí mi juramento. Les dije que yo soy su Dios.

6 Ese mismo día les prometí sacarlos de Egipto y llevarlos al país que yo mismo había buscado para ellos, ¡una tierra muy bella y fértil, donde siempre hay abundancia de alimentos!

7 A todos ellos les ordené que tiraran los ídolos odiosos que tanto querían, y que no tuvieran nada que ver con los malolientes ídolos egipcios, porque el Dios de Israel soy yo.

8 »Pero ellos fueron rebeldes y no me obedecieron. Ninguno de ellos tiró sus odiosos ídolos, ni renunció a los malolientes ídolos egipcios.

»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, quise castigarlos allí en Egipto.

9 Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los cuales vivían los israelitas. Y es que yo me di a conocer a los israelitas, y los saqué de Egipto, en presencia de esos pueblos.

10 »Fue entonces cuando los llevé al desierto.

11 Allí les di todos mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen.

12 También les dije que el día sábado me pertenece, y que en ese día debían adorarme. Así reconocerían que yo soy su Dios.

13 Pero ellos se rebelaron contra mí allá en el desierto; no obedecieron mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen, ni me adoraron el día sábado.

»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, quise acabar con ellos en el desierto.

14 Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.

15 También allí, en el desierto, les juré seriamente que no los llevaría a la tierra que les había dado, esa tierra bella y fértil, donde siempre hay abundancia de alimentos.

16 Pero ellos, en vez de obedecer mis mandamientos, los rechazaron; en vez de adorarme el día sábado, siguieron adorando a sus ídolos malolientes.

17 »A pesar de todo, yo les tuve compasión y no los destruí en el desierto;

18 pero a sus hijos les advertí que no siguieran el mal ejemplo de sus padres, ni tuvieran nada que ver con sus ídolos malolientes.

19 »Yo soy el Dios de Israel. Por eso les pedí que obedecieran todos mis mandamientos,

20 y que me adoraran el día sábado, como señal de que me reconocían como su Dios.

21 Sin embargo, ellos fueron rebeldes. No obedecieron mis mandamientos, que dan vida a quienes los obedecen, ni me adoraron el día sábado.

»Yo estaba tan enojado que, para desahogarme, allí en el desierto quise acabar con ellos.

22 Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.

23 También allí, en el desierto, les juré seriamente que los dispersaría por todas las naciones del mundo,

24 porque ellos no obedecieron mis mandamientos ni me adoraron el día sábado, sino que siguieron adorando a los ídolos malolientes que adoraron sus antepasados.

25 »Llegué al extremo de dejarlos seguir leyes que no eran buenas y mandamientos que no les daban vida.

26 Dejé que presentaran a sus hijos mayores como ofrenda a sus ídolos. Lo hice para luego rechazarlos y ver si así se llenaban de horror y reconocían que yo soy su Dios.

27 »Por todo esto, habla con los israelitas y diles de mi parte lo siguiente: “También los antepasados de ustedes me ofendieron con su infidelidad.

28 Cuando yo les entregué la tierra que había prometido darles, ellos hicieron pequeños templos en lo alto de los cerros y bajo la sombra de los árboles, y allí presentaron toda clase de ofrendas a los dioses falsos.

29 Yo les pregunté: ¿Por qué adoran ídolos en esos pequeños templos en lo alto de los cerros?

30 »Por eso, dales de mi parte el siguiente mensaje a los israelitas:

“Ustedes siguen el mal ejemplo de sus antepasados. Ya no puedo recibir sus cultos con agrado, pues ustedes se han relacionado con esos ídolos odiosos.

31 Ustedes siguen presentando a sus hijos como ofrendas quemadas en honor de sus ídolos malolientes. ¿Y todavía esperan que yo les dé mensajes cuando vienen a consultarme? Pues les juro que no les daré ninguna respuesta. Yo soy el Dios de Israel.

32 ”Ustedes quieren ser como las demás naciones de la tierra, que adoran a ídolos hechos de palo y de piedra,

33-34 pero yo les juro que eso nunca sucederá. Yo soy el Dios de Israel.

”Ustedes, israelitas van a conocer mi enojo y mi gran poder. Yo los reuniré de entre los pueblos y naciones donde ahora están dispersos, y seré su rey.

35-36 Así como en el desierto de Egipto castigué a sus antepasados, así también los castigaré a ustedes. Los llevaré al desierto, lejos de todos los pueblos, y yo mismo los castigaré. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

37 ”Así como los pastores apartan sus ovejas de las que no son suyas, yo elegiré uno por uno a los que formarán mi pueblo. Haré un pacto con ustedes,

38 y los sacaré del país donde ahora viven como extranjeros. Pero pondré aparte a los rebeldes que no me obedezcan, y ellos no volverán a la tierra de Israel. Entonces ustedes reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

39 ”¡Israelitas! Yo soy su Dios. Si no quieren obedecerme, ¡entonces sigan adorando a sus ídolos malolientes! Pero llegará el día en que tendrán que obedecerme y no dejaré que me falten al respeto presentando esas ofrendas a sus ídolos.

40-42 Delante de todas las naciones les mostraré que soy diferente. Yo los sacaré de entre todos los pueblos y naciones donde ahora andan dispersos. Los reuniré de nuevo en Israel, tierra que juré dar a sus antepasados, y me adorarán en mi montaña santa, que es la montaña más alta de Israel. Allí recibiré todas las ofrendas que ustedes quieran presentarme, y ustedes serán para mí tan agradables como el aroma del incienso. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel, y que yo cumplo mi palabra.

43-44 ”Israelitas, ustedes han sido malvados y corruptos, pero no los castigaré como se merecen. Voy a tratarlos bien solo por honor a mí mismo. Y cuando ustedes se acuerden de su mala conducta y de todas las malas acciones por las que los rechacé, sentirán asco de ustedes mismos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel, y que cumplo mi palabra”».

Un mensaje contra el bosque del sur

45 45 (21.1) Dios también me dijo:

46-47 46-47 (21.2-3) «Ezequiel, dirige la mirada hacia el sur, y dale a Jerusalén este mensaje de mi parte:

“Jerusalén, voy a prenderte fuego. Destruiré a todos tus habitantes, y no dejaré a ninguno con vida. El fuego se extenderá de sur a norte, y acabará con todos a su paso. ¡Nadie podrá apagar ese incendio!

48 48 (21.4) Todo el mundo se dará cuenta entonces de que el fuego que Dios enciende, nadie puede apagarlo”».

49 49 (21.5) Yo me quejé con Dios y le dije: «¡Ay, Dios mío! ¡La gente dice que yo solo hablo por hablar!»