Isaías 64

1-2 El pueblo de Israel continuó su oración:

«¡Dios nuestro,

cómo quisiéramos

que abrieras el cielo y bajaras,

haciendo temblar las montañas

con tu presencia!

Así tus enemigos te reconocerían

como el único Dios.

»¡Cómo quisiéramos

que bajaras como el fuego

que hace hervir el agua

y quema la paja!

Así las naciones temblarían ante ti.

3 »Tus terribles hechos

nos dejaron sorprendidos;

por eso hasta las montañas

temblaron ante ti.

4 »Jamás se ha escuchado

ni se ha visto que otro dios

haya hecho grandesmilagros

a favor de los que en él confían.

5 A ti te agradan

los que hacen el bien con alegría

y se acuerdan de obedecerte.

»Tú estás enojado

porque desde hace tiempo

hemospecadoy te hemos ofendido.

6 Aun nuestras mejores obras

son como un trapo sucio;

hemos caído como hojas secas,

y nuestros pecados

nos arrastran como el viento.

7 No hay nadie que teadore

ni haga nada para apoyarse en ti.

Somos unos malvados;

por eso te has escondido

y nos has abandonado.

8 »Dios, tú eres nuestro padre;

nosotros somos el barro

y tú eres el alfarero:

¡tú eres nuestro creador!

9 »Dios, no te enojes demasiado

ni te acuerdes todo el tiempo

de nuestros pecados:

¡mira que somos tu pueblo!

10 Las ciudades de tu pueblo elegido

son ahora un desierto;

Jerusalén está en ruinas,

completamente destruida.

11 »Nuestro grandioso santuario,

donde nuestros padres te alababan,

ha sido destruido por el fuego.

¡Todo lo que tanto queríamos

ha quedado en ruinas!

12 »Y ahora, Dios nuestro,

no te quedes sin hacer nada;

no te quedes callado

ni nos humilles más».

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