Ezequiel 21

Dios castiga a Jerusalén

1 1 (6) Dios también me dijo:

2-4 2-4 (7-9) «Ezequiel, hombre mortal, vuelve la mirada hacia Jerusalén y diles a los israelitas que yo me he declarado enemigo de ellos y del templo. Tomaré la espada y, desde el norte hasta el sur, mataré por igual a justos y a pecadores.

5 5 (10) Todo el mundo se dará cuenta entonces de que, cuando yo saco la espada, algo terrible va a suceder.

6 6 (11) »Pero tú, ve y llora amargamente delante de todos ellos. Déjales ver tu dolor.

7 7 (12) Y si te preguntan por qué lloras, diles que te da tristeza saber que pronto pasará algo que dejará a todos sin aliento, sin fuerzas y temblando de miedo. Esto sucederá en cualquier momento. Ya no tarda. Les juro que así será».

8 8 (13) Dios también me dijo:

9 9 (14) «Anuncia de mi parte lo siguiente:

“¡La espada, la espada!

Ya le he sacado filo y brillo.

10 10 (15) Le saqué filo para matar;

le saqué brillo para deslumbrar.

11 11 (16) Está afilada y pulida,

lista para que sea puesta

en manos del asesino.

12 12 (17) ¡Llora de dolor, hombre mortal!

¡Golpéate con rabia el pecho,

porque esta espada matará a mi pueblo!

Todos los jefes de Israel

y todos los israelitas

están condenados a muerte.

13 13 (18) Les juro que así será”.

14-15 14-15 (19-20) »Pero tú, Ezequiel, da este mensaje de mi parte:

“¡Que hiera la espada!

¡Que mate y vuelva a matar!

¡Que todos tiemblen de miedo!

¡Los tengo acorralados!

”Por todas partes he puesto

la espada asesina.

Pulida está, para deslumbrar;

afilada está, para matar.

16 16 (21) Se mueve de un lado a otro;

¡su filo hiere por todas partes!

17 17 (22) ”Dejaré que la espada mate

hasta que se calme mi enojo.

¡Les juro que así será!”»

18 18 (23) Dios también me dijo:

19-20 19-20 (24-25) «Tú, Ezequiel, dibuja dos caminos, para que el rey de Babilonia pase por ellos con su espada. Los dos caminos saldrán del mismo país. Allí donde comience cada camino pondrás señales que indiquen a dónde llevan. Una de las señales apuntará hacia Rabá, la ciudad de los amonitas, y la otra apuntará hacia Jerusalén, la ciudad amurallada de Judá.

21 21 (26) »El rey de Babilonia se detendrá allí donde se aparten los dos caminos, y se preguntará qué camino seguir. Usará toda forma de adivinación con la esperanza de saber qué ciudad atacar.

22 22 (27) Y la respuesta será: “Marcha contra Jerusalén”. El rey dará la orden: “¡Al ataque! ¡Preparen las máquinas y derriben los portones! ¡Hagan rampas para subir a la muralla! ¡Pongan escaleras para entrar en la ciudad! ¡Lancen gritos de guerra! ¡Que empiece la matanza!”

23 23 (28) »La gente de Jerusalén no va a creer en tus palabras, pues confían en el tratado que hicieron con el rey de Babilonia. Sin embargo, este rey les recordará sus pecados y se los llevará prisioneros.

24 24 (29) Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:

“No me he olvidado de sus maldades;

sus crímenes todo el mundo los conoce.

Todo lo que ustedes hacen

demuestra que son unos pecadores.

Por eso serán capturados con violencia.

25-26 25-26 (30-31) ”Y tú, rey de Israel,

eres un criminal malvado.

Pero te ha llegado la hora;

¡llegó el día de tu castigo!

¡Quítate de la cabeza el turbante!

¡Entrega ya tu corona,

que todo va a cambiar!

Lo que hoy está arriba,

mañana estará abajo;

lo que hoy está abajo,

mañana estará arriba.

Les juro que así será”.

27 27 (32) »Voy a destruir esta ciudad, y la dejaré convertida en un montón de escombros. Todo esto pasará cuando llegue el rey de Babilonia. A él le he encargado ejecutar la sentencia.

Dios castigará también a los amonitas

28 28 (33) »Los amonitas han ofendido a mi pueblo. Pero tú, Ezequiel, les dirás de mi parte:

“¡Ya está lista la espada!

Pulida está, para deslumbrar;

Afilada está, para destruir.

29 29 (34) ¡Ustedes reciben mensajes falsos!

¡Sus adivinos les dicen mentiras!

Ustedes son unos criminales malvados,

pero les ha llegado la hora.

¡Llegó el día de su castigo,

y les cortarán la cabeza!

Dios castigará a Babilonia

30 30 (35) ”Y tú, Babilonia,

guarda ya la espada en la funda,

que ahora voy a juzgarte

en tu propio país.

31 31 (36) Descargaré mi enojo sobre ti

y te destruiré por completo,

como si el fuego te consumiera.

Dejaré que caigas en manos

de gente cruel y sin piedad,

que fue entrenada para destruir.

32 32 (37) Les prenderán fuego a tus ciudades

y las destruirán por completo;

por todo el país correrá sangre,

y nadie volverá a recordarte.

Te juro que así será”».

Ezequiel 22

Los delitos de Jerusalén

1 Dios también me dijo:

2 «Ezequiel, hombre mortal, declara culpable a esa ciudad asesina. ¡Échale en cara todas sus repugnantes maldades!

3-5 Dile de mi parte lo siguiente:

“¡Te llegó la hora, ciudad de Jerusalén! ¡Pronto serás castigada! Has matado a tus habitantes, y te has rebajado al adorar a esos ídolos malolientes que tú misma has fabricado. Por eso voy a dejar que todos los pueblos y naciones se burlen de ti. Te has ganado la fama de ser una ciudad corrupta y llena de ídolos.

6 Tus gobernantes abusan de su poder y asesinan a cuantos pueden.

7 Tus habitantes no respetan ni a su padre ni a su madre, oprimen a las viudas y a los huérfanos, y maltratan a los extranjeros refugiados.

8 Para colmo, no me adoran en sábado ni respetan los lugares sagrados.

9 ”Hay quienes son culpables de la muerte de otros por haberlos acusado falsamente. Hay también quienes hacen fiestas en honor de los ídolos, y allí cometen las peores maldades.

10 No faltan los que tienen relaciones sexuales con la esposa de su padre, ni los que abusan sexualmente de la mujer cuando está en su período de menstruación.

11 Otros tienen relaciones sexuales con la mujer de su prójimo, o tienen relaciones sexuales con su nuera, o violan a su medio hermana.

12 Hay también quienes matan por dinero, y quienes cobran altos intereses a los que les piden dinero prestado. ¡Por maltratar así a su prójimo, se han olvidado de mí! Les juro que así es.

13 ”Tú, Jerusalén, te has hecho rica injustamente; tus asesinatos me ponen furioso.

14 Cuando decida castigarte, no tendrás ánimo ni fuerzas para enfrentarte conmigo. Yo soy tu Dios, y lo que digo lo cumplo.

15 Te dispersaré por todo el mundo, y así te limpiaré de tus pecados.

16 Por tu culpa, todas las naciones hablarán mal de mí, pero al final reconocerás que yo soy el Dios de Israel”».

El castigo de Jerusalén

17 Dios también me dijo:

18 «Para mí, los israelitas son como la basura que queda en el horno después de fundir diferentes metales.

19 Por eso quiero dejar esto bien claro con ellos: Puesto que son como basura en el horno, voy a juntarlos dentro de Jerusalén

20-22 como se juntan dentro del horno los metales. Estoy tan enojado con ellos que los juntaré, y atizaré el fuego de mi enojo, y los fundiré en medio de la ciudad como si fueran metal. Así, cuando haya descargado mi enojo sobre ellos, reconocerán que yo soy el Dios de Israel».

Israel no tiene quien la defienda

23 Dios también me dijo:

24 «Dale de mi parte el siguiente mensaje a Israel:

“Eres como una tierra sucia y castigada por falta de lluvia.

25 Tus profetas se ponen de acuerdo para quitarle a la gente sus objetos de valor, y para dejar viudas a muchas mujeres. ¡Devoran a la gente como leones feroces, que despedazan a su presa!

26 Tus sacerdotes no respetan mi ley ni nada de lo que para mí es sagrado. No distinguen entre lo que es mío y lo que es de ellos, ni entre lo que me gusta y lo que me disgusta. Me desobedecen al no adorarme en sábado, que es mi día especial.

27 Tus gobernantes siempre están dispuestos a matar y eliminar gente, con tal de hacerse ricos. ¡Parecen lobos que despedazan a su presa!

28 Tus profetas creen que pueden engañarme. Aseguran hablar de parte mía y repetir mis propias palabras, pero eso es mentira. Lo único cierto es que yo nunca les he hablado.

29 Los ricos son injustos; roban y asaltan a los pobres, maltratan a los necesitados y se aprovechan de los extranjeros refugiados”.

30 »Yo he buscado entre ellos a alguien que los defienda; alguien que se ponga entre ellos y yo, y que los proteja como una muralla; alguien que me ruegue por ellos para que no los destruya. Pero no he encontrado a nadie.

31 Por eso voy a descargar sobre ellos mi enojo; voy a consumirlos por completo con el fuego de mi ira. ¡Me las pagarán por todo el mal que han hecho! Les juro que así será».

Ezequiel 23

Historia de dos prostitutas

1 Dios también me dijo:

2-8 «Ezequiel, voy a contarte la historia de dos hermanas. La mayor se llamaba Oholá, y representa a la ciudad de Samaria. La menor se llamaba Oholibá, y representa a la ciudad de Jerusalén. Desde que eran jóvenes se portaron como prostitutas, y eso es lo que son: Mientras vivían en Egipto, se dejaban tocar los pechos, y acabaron teniendo relaciones sexuales con muchos hombres.

»A pesar de todo esto, yo me casé con ellas, y tuvimos hijos e hijas.

La historia de Oholá

»Como esposa, Oholá me fue infiel. Se enamoró locamente de sus amantes asirios, que eran jóvenes muy bien parecidos. Vestían elegantes uniformes y sabían montar a caballo; en su país los reconocían como jefes. Eran los mejores hombres de su país. Y Oholá no solo tuvo amoríos con ellos, sino que además adoró a todos sus ídolos malolientes.

9 »Tan enamorada estaba Oholá de sus amantes asirios, que dejé que ellos hicieran con ella lo que quisieran.

10 Así que ellos la maltrataron y le quitaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron. Todas las mujeres hablaban del castigo que Oholá sufrió.

La historia de Oholibá

11-15 »Oholibá se dio cuenta de lo que pasó con Oholá, pero no aprendió la lección. Al contrario, se enamoró locamente de los asirios, que eran jóvenes muy bien parecidos y vestían elegantes uniformes, además de saber montar a caballo y ser jefes de su nación.

»Oholibá resultó peor que su hermana. En cierta ocasión, vio dibujados en las paredes a unos babilonios. Estaban pintados de rojo y, a juzgar por su modo de vestir, parecían ser oficiales de alto rango.

16 En cuanto los vio Oholibá, se enamoró de ellos. Enseguida mandó mensajeros a Babilonia

17 y los hizo venir a donde ella estaba. Cuando llegaron, tuvieron relaciones sexuales con ella. Esto se repitió tantas veces, que finalmente ella quedó asqueada y se apartó de ellos.

18-21 »Pero también yo sentí asco de ella, como antes lo había sentido de su hermana. Ella, por su parte, se acordó de los días de su juventud en Egipto. Se acordó de cuando dejaba que los egipcios le tocaran los pechos, y de cuando tenía relaciones sexuales con ellos. Oholibá amaba a los egipcios con locura porque, en su trato sexual, se portaban como animales.

»Tú, Oholibá, sentiste nostalgia al acordarte de esos días, y te entregaste de lleno a la prostitución.

22 Pero yo soy tu Dios, y te advierto que haré que tus amantes se vuelvan tus enemigos. Ahora te dan asco, pero vendrán contra ti de todas partes.

23 Vendrán los babilonios, los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa. Vendrán también los asirios, esos jóvenes bien parecidos y elegantemente uniformados, que saben montar a caballo y son jefes de su nación.

24 Todos ellos vendrán contra ti. Llegarán bien armados y con grandes ejércitos, te rodearán por completo, y te castigarán de acuerdo con sus leyes.

25-29 »Yo descargaré todo mi enojo sobre ti, y ellos te maltratarán con gran crueldad: te arrancarán tus vestidos y te quitarán tus joyas; también te quitarán tus hijos y tus hijas, y a los que logren escapar los consumirá el fuego; a ti te cortarán la nariz y las orejas, y a quien quede vivo lo matarán. Solo así les pondré freno a tus deseos sexuales y a la vida de prostituta que llevaste en Egipto. Así no andarás buscando a los egipcios, ni volverás a acordarte de ellos.

»Yo soy tu Dios, y te aseguro que voy a entregarte en manos de esa gente que odias y que te da asco. Entonces todo el mundo se dará cuenta de la clase de mujerzuela que eres.

»Tu desobediencia

30 es la causa de todo lo que te ha pasado. Tuviste relaciones sexuales con esa gente y adoraste a sus ídolos malolientes;

31 además, seguiste el mal ejemplo de tu hermana. Por eso, te castigaré igual que a ella.

32-34 »Yo, el Dios de Israel, te juro que sufrirás el mismo castigo que sufrió tu hermana. Sufrirás burlas y desprecios, grandes sufrimientos y una terrible soledad. Así castigué a tu hermana Samaria, y así también te castigaré a ti. Después de eso, tú misma te desgarrarás los pechos. Yo, el Dios de Israel, he dado mi palabra y la cumpliré.

35 »Como te olvidaste de mí y me diste la espalda, tendrás que sufrir las consecuencias de tu desvergüenza como prostituta. Te juro que así lo haré».

Ezequiel acusa a las dos hermanas

36 Dios también me dijo:

«Tú, Ezequiel, encárgate de anunciarles a Oholá y a Oholibá que son culpables. ¡Recuérdales a Samaria y a Jerusalén sus repugnantes acciones!

37-39 Ellas me fueron infieles, pues adoraron a sus ídolos malolientes. Además, son unas asesinas, pues presentaron a nuestros hijos como ofrenda a esos ídolos. Por si fuera poco, iban los sábados al templo no para adorarme, sino para ofenderme. ¡Todo eso lo hicieron en mi propio templo!

40 »Luego mandaron traer a gente de tierras lejanas, y mientras tanto se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas. Cuando ellos llegaron, ellas los recibieron

41 recostadas en lujosas camas. La mesa estaba ya servida, frente a ellas, y allí pusieron el incienso y el perfume que antes me ofrecían a mí.

42 »El griterío que se escuchaba era el de una multitud en fiesta. Era la gente que había llegado del desierto, y que estaba adornando a esas mujeres con pulseras y con bellas diademas.

43 Entonces pensé: “Estos van a acostarse con esas prostitutas. ¡Pero tan acabadas están, que ni para prostitutas sirven!”

44 Y así sucedió. Una y otra vez tuvieron relaciones sexuales con Oholá y con Oholibá, ese par de mujerzuelas.

45 Pero un día los hombres justos las acusarán y declararán culpables, porque son unas adúlteras y asesinas.

46 »Yo, el Dios de Israel, ordeno que se reúna todo el pueblo para acusarlas, y que les haga sentir miedo y les quite todo lo que tengan.

47-48 Que las mate a pedradas y las atraviese con espadas. Que mate a sus hijos y a sus hijas, y que les prenda fuego a sus casas. Así terminaré de una vez por todas con esa conducta repugnante. Y cuando las demás mujeres vean el castigo que les daré a Oholá y a Oholibá, no seguirán su mal ejemplo.

49 Esas dos hermanas sufrirán el castigo que merecen, por entregarse a la prostitución y por adorar a los ídolos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».

Ezequiel 24

El ejemplo de la olla hirviendo

1 Habían pasado nueve años desde que llegamos presos a Babilonia. Era el día diez del mes de Tébet cuando Dios me dijo:

2-6 «Ezequiel, toma nota de esta fecha, porque hoy mismo el rey de Babilonia ha empezado su ataque contra Jerusalén. Quiero que vayas a ver a los israelitas, y que delante de ellos hagas lo siguiente: Pon una olla en el fuego, y llénala de agua para cocinar carne. Echa en ella lo mejor de la pierna, del lomo y de los huesos. Échale leña al fuego, para que se cueza bien todo. Cuando termines, dales este mensaje de mi parte:

“¡Ay de ti, ciudad asesina!

Eres como una olla oxidada,

que no se puede limpiar.

Saca ahora los trozos de carne,

no importa el orden en que salgan.

7 ¡Estás toda manchada de sangre!

A la gente que mataste

la estrellaste contra las rocas;

¡no dejaste que esa sangre

la absorbiera la tierra!

8 Pero yo dejaré que la sangre

se seque sobre la roca desnuda.

Así podré verla siempre,

y no se calmará mi enojo

hasta que haya hecho justicia.

9-10 Les juro que así será.

”¡Ay de ti, ciudad asesina!

Yo mismo traeré la leña.

Y tú, Ezequiel, ¡atiza el fuego!

Que se cueza bien la carne,

hasta que el caldo se consuma

y los huesos se quemen por completo.

11 Pon sobre el fuego la olla vacía,

para que el cobre se caliente.

Así se pondrá al rojo vivo,

y el óxido se le quitará.

12 ¡Aunque es tanto el óxido que tiene

que ni con fuego se le quitará!

13 ”Tú, Jerusalén, eres como una olla oxidada. Tienes tan pegado tu pecado, que aunque quise limpiarte no quedaste limpia. Solo quedarás limpia después de que te haya castigado.

14 De eso me encargaré yo mismo. No voy a cambiar de parecer. Voy a castigarte sin piedad ni compasión, por todo lo que has hecho. Te juro que lo haré; ya he dado mi palabra, y la cumpliré”».

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 Dios también me dijo:

16-17 «Ezequiel, tú quieres mucho a tu esposa, pero yo te la voy a quitar de repente. Y no quiero que llores, ni que des muestras de dolor como hace todo el mundo cuando alguien muere. Vas a tener que sufrir en silencio».

18 Por la mañana hablé con la gente, y por la tarde mi esposa murió. Al día siguiente me comporté como Dios me ordenó que lo hiciera.

19 La gente me decía:

—Con esto que haces, tú nos quieres decir algo. ¿De qué se trata?

20 Y yo les contestaba:

—Se trata de un mensaje que Dios me dio.

21 Me ordenó decirles de su parte lo siguiente:

“Israelitas, ustedes se sienten muy orgullosos de mi templo. Pero aunque lo quieren y lo admiran, yo voy a destruirlo. Y voy a dejar que maten a los hijos y a las hijas de ustedes que se quedaron en Jerusalén.

22-24 ”Cuando eso pase, ustedes no deberán llorar ni dar muestras de dolor como lo hace todo el mundo cuando alguien se muere. Al contrario, harán lo mismo que Ezequiel. Y por causa de sus pecados, quedarán sin fuerzas y apenas les quedarán fuerzas para llorar. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

25-26 ”Ezequiel, yo les quitaré el templo del que están orgullosos, y al que tanto quieren y admiran; y también les arrebataré a sus hijos y a sus hijas. Cuando eso suceda, uno de los que queden con vida vendrá a darte la noticia. Entonces tú

27 romperás tu silencio y hablarás con quien te traiga la noticia. Tú mismo serás la señal para el pueblo, y así reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.

Ezequiel 25

Mensajes contra las naciones

Contra Amón

1-3 Dios también me dijo:

«Ezequiel, enfréntate a los amonitas y diles de mi parte que pongan mucha atención a este mensaje contra ellos:

“Ustedes se alegraron cuando vieron que mi templo y la tierra de Israel eran destruidos. Ustedes se burlaron de mi pueblo cuando vieron que se lo llevaban prisionero a otro país.

4 Por eso, voy a dejar que los pueblos del este los conquisten a ustedes y se adueñen de su tierra. Ellos vendrán y pondrán sus campamentos en el país de ustedes, y allí se quedarán a vivir. Todo lo que produzcan los campos y los rebaños de ustedes les servirá de alimento a ellos.

5 Y aunque Rabá es la ciudad más importante de ustedes, yo la convertiré en pastizal para los camellos. ¡Amonitas, yo convertiré su país en un campo de ovejas! Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

6 ”Ustedes los amonitas se han burlado de Israel. Han festejado su desgracia. Yo sé que así fue,

7 y por eso voy a castigarlos. Voy a dejar que las naciones se apoderen de todo lo que ustedes tienen. De tal manera los destruiré, que ustedes desaparecerán de entre los pueblos. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.

Contra Moab

8 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Ustedes los moabitas menosprecian a Judá. Piensan que es igual que las otras naciones.

9-11 Por eso voy a dejar que los pueblos del este se adueñen de su país. Harán con ustedes lo mismo que hicieron con los amonitas: de un extremo al otro les quitarán las mejores ciudades. Les quitarán Bet-jesimot, Baal-megón y Quiriataim, que son su motivo de orgullo. Así es como voy a castigarlos, y nunca nadie volverá a acordarse de ustedes. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.

Contra Edom

12 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Edom se vengó cruelmente del pueblo de Judá. Resulta grandemente culpable,

13 y por eso lo voy a castigar. Desde Temán hasta Dedán, todo el país quedará en ruinas. Voy a destruir a todos sus animales, y su gente morirá atravesada por la espada.

14 Mi pueblo Israel se encargará de ejecutar mi castigo contra Edom. Por medio de él descargaré sobre Edom todo mi enojo. Así sabrán cómo soy cuando tomo venganza. Les juro que así lo haré”.

Contra los filisteos

15 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Desde hace mucho tiempo, los filisteos han sido enemigos de mi pueblo Judá. Para vengarse de él, lo destruyeron con gran crueldad.

16 Por eso declaro que los voy a castigar. En mi enojo los destruiré, y acabaré con todos los que aún quedan en los pueblos de la costa.

17 Es tanto mi enojo que los castigaré duramente. ¡Mi venganza contra ellos será terrible! Cuando lo haga, reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

Ezequiel 26

Contra Tiro

1-2 Habían pasado once años desde que llegamos presos a Babilonia, y el día primero del mes de Adar, Dios me dijo:

«Ezequiel, hombre mortal, la ciudad de Tiro se burla de Jerusalén y dice:

“¡La gran ciudad,

centro del comercio mundial,

ha quedado en ruinas!

¡Ahora me toca a mí

hacerme rica como ella!”

3 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Ciudad de Tiro, yo me pondré en contra tuya. Haré que se levanten contra ti muchas naciones, como se levantan las olas en el mar.

4 Esas naciones derribarán tus murallas y echarán abajo tus torres; de la ciudad no quedarán más que piedras.

5-6 Te saquearán por completo. Tus playas no servirán más que para poner las redes a secar, y en tus ciudades en tierra firme la gente morirá atravesada por la espada. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Les juro que así será.

7 ”Ciudad de Tiro, voy a traer del norte al rey Nabucodonosor, para que te ataque. Nabucodonosor es rey de Babilonia; es el rey más poderoso que existe. Vendrá con un ejército grande y poderoso,

8 y matará a la gente de tus ciudades en tierra firme. Para conquistarte, lanzará sus ejércitos contra ti. Construirá rampas y hará escaleras,

9 y traerá máquinas para derribar la muralla y las torres de la ciudad.

10 ”El rey de Babilonia entrará por los portones de tu ciudad, como todo un conquistador. Sus caballos levantarán tanto polvo que ni respirar podrás, y harán tanto ruido al andar que las murallas se sacudirán.

11 ¡Tus calles quedarán totalmente pisoteadas!

”Nabucodonosor matará a todo tu pueblo, y derribará tus gruesas columnas.

12 Sus soldados se adueñarán de todas tus riquezas y mercancías, derribarán tus murallas y tus hermosos palacios, y luego echarán al mar todos los escombros.

13 Así es como pondré fin a tus fiestas y celebraciones.

14 Ciudad de Tiro, vas a quedar completamente desierta, como una roca donde se ponen las redes a secar, y nadie volverá a edificarte. Yo, el Dios de Israel, he dado mi palabra y la cumpliré.

15 ”Además, ciudad de Tiro, quiero decirte que será tan fuerte el ruido de tu caída, y tan agudos los gritos de dolor de quienes queden con vida, que los países cercanos al mar temblarán de miedo.

16 Todos sus reyes bajarán de sus tronos, se quitarán sus ropas reales, y llenos de miedo se sentarán en el suelo. Cuando vean lo que va a pasar contigo, se espantarán tanto que no dejarán de temblar.

17 Entonces te dedicarán este canto fúnebre:

“Ciudad de Tiro, antes tan conocida,

tan poderosa en el mar

y tan temida por todos,

¡cómo has quedado destruida!

18 Tu caída hace que tiemblen

los países a la orilla del mar;

los que viven en las islas

están llenos de miedo.

19 ”Pon atención a lo que te digo. Ciudad de Tiro, quedarás hecha un basurero. Serás como una ciudad fantasma, donde nadie vivirá. Yo haré que te hundas en las profundidades del mar.

20 Te hundirás en lo más profundo de la tierra. Allí, en ese mundo de ruinas, te harán compañía los que murieron hace tiempo.

”Jamás volverás a ser reconstruida. Nadie volverá a vivir en ti.

21 Cuando la gente te busque, no volverá a encontrarte. Yo te convertiré en un lugar espantoso, y así dejarás de existir. Te juro que así será”».

Ezequiel 27

Lamento por la ciudad de Tiro

1 Dios también me dijo:

2 «Dedica este lamento a la ciudad de Tiro por su destrucción. Dale este mensaje de parte del Dios de Israel:

3 “Tú, ciudad de Tiro,

te creías bella y perfecta;

te aprovechaste de estar junto al mar

para comerciar con muchos países.

4 Ciertamente, dominabas los mares.

Tenías la belleza

de un barco bien construido.

5 Tu casco lo hicieron

con pinos del monte Senir;

tu palo mayor fue labrado

en cedro del monte Líbano.

6 Tus remos eran de roble,

fina madera del monte de Basán.

Las tablas de tu cubierta

eran de ciprés traído de Chipre.

Todas ellas estaban adornadas

con incrustaciones de marfil.

7 Tus velas te servían de bandera,

y eran de fino bordado egipcio.

Tus toldos, de tela roja y morada,

los trajeron de las costas de Elisá.

8 ”Contabas con una tripulación experta.

Tenías los mejores capitanes y marinos:

gente de Tiro, Arvad y Sidón.

9 Tus daños los reparaban

expertos carpinteros de Guebal.

Marineros de todas partes

hacían negocios en tus puertos.

10 Tu ejército estaba formado

por gente de Persia, Lidia y Libia;

cuando te adornaban con sus armas,

hacían que te vieras muy hermosa.

11 ”Soldados de Arvad y de Gamad

defendían tus murallas

con la ayuda de tu ejército.

Todo el tiempo vigilaban tus torres,

y cuando colgaban sus escudos

a lo largo de tus murallas,

hacían que te vieras más hermosa.

12 ”Tú, ciudad de Tiro, eras tan rica que la gente de Tarsis venía para hacer negocios contigo. Tu mercancía la pagaban con plata, plomo, hierro y estaño.

13 También los comerciantes de Grecia, Tubal y Mésec compraban tus mercancías, y te pagaban con esclavos y con utensilios de bronce.

14 La gente de Bet-togarmá te pagaba con finos caballos para montar, y con caballos y mulas para el trabajo.

15 También hacías negocios con los comerciantes de Dedán y de otros puertos lejanos, los cuales te pagaban con marfil y con madera de ébano.

16-18 ”Tus mercancías eran tan variadas, y tu riqueza tan grande, que hasta los sirios comerciaban contigo, y te pagaban con piedras preciosas y telas muy finas. También Israel y Judá te compraban mercancías, y te pagaban con su mejor trigo, y con pasteles, miel, aceite de oliva y especias aromáticas. Damasco te pagaba con vino de Helbón y con lana de Sahar.

19 Los comerciantes de Dan y los griegos te traían de Uzal hierro forjado y especias aromáticas.

20 ”La gente de Dedán te pagaba con sillas de montar.

21 Los de Arabia y todos los príncipes de Quedar te pagaban con corderos, chivos y carneros.

22 Tus clientes de Sabá y Raamá te pagaban con finos perfumes, y con oro y piedras preciosas.

23 Entre tus clientes estaban también los comerciantes de Harán, Cané, Edén, Sabá, Asiria y Media;

24 ellos te vendían telas finas, mantos bordados de color púrpura, tapices de muchos colores y fuertes cuerdas trenzadas.

25 ¡Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías!

”Tú, ciudad de Tiro,

parecías un barco en alta mar

cuando va cargado de riquezas.

26 Pero tus marinos te llevaron

por los mares más profundos,

y allí te hizo pedazos

el fuerte viento del este.

27 ¡Al fondo del mar se fueron

tus mercancías y tus productos!

El día que te hundiste,

se fueron al fondo del mar

todas tus riquezas,

tus marineros y tus capitanes,

tus carpinteros y tus comerciantes,

tus soldados y tus pasajeros.

28 ”Tus capitanes pedían ayuda,

y temblaba la gente de las costas;

29 los marineros se lanzaron al agua,

y bajaron a tierra junto con los capitanes.

30-31 Sus gritos eran desesperados;

amargamente lloraban por ti,

se pusieron ropa de luto,

y de muchas otras maneras

mostraron su dolor.

32 Entonaron por ti un lamento,

y exclamaron con gran tristeza:

‘¡Ay, ciudad incomparable,

ahora estás en el fondo del mar!’

33 ”Cuando bajaban de los barcos

las mercancías que vendías,

las naciones quedaban satisfechas;

con tus riquezas y abundantes productos

se enriquecían los reyes del mundo.

34 Pero te hundiste en el océano;

ya descansas en el fondo del mar.

¡Y contigo se hundieron también

tus mercancías y tus pasajeros!

35 ”Esto que te ha sucedido

hace que tiemble de miedo

la gente que vive en las costas.

Sus reyes están espantados;

en la cara se les nota el terror.

36 Los comerciantes de otras naciones

te lanzan silbidos de burla.

¡Eres motivo de espanto

porque has dejado de existir!”»

Ezequiel 28

Mensaje contra el rey de Tiro

1 Dios también me dijo:

2 «Tú, Ezequiel, dile de mi parte al rey de Tiro:

“Eres demasiado orgulloso.

Hasta crees que eres un dios

porque reinas en medio del mar.

Pero no te creas tan sabio,

porque no eres más que un hombre.

3 No eres más sabio que el profeta Daniel,

ni conoces todos los secretos,

4 pero ciertamente eres muy listo:

has logrado amontonar oro y plata,

y te has hecho muy rico.

5 Sabes cómo hacer negocios.

Por eso te has hecho rico

y te has llenado de orgullo.

6-8 ”Como te sientes muy sabio,

y hasta te crees un dios,

voy a lanzar contra ti

gente cruel de otros países.

Esa gente te atacará

y te hará la guerra.

Acabará con tu belleza,

con tu sabiduría y tu grandeza.

Con violencia te quitará la vida,

y morirás en el fondo del mar.

Te juro que así lo haré.

9 ”Cuando te enfrentes a ellos,

dejarás de creerte un dios.

Cuando te quiten la vida,

te verás como un simple hombre.

10 Gente extraña te quitará la vida,

y morirás como mueren

los que no me conocen.

Yo soy el Dios de Israel,

y cumpliré mi palabra”.»

Lamento por el rey de Tiro

11 Dios también me dijo:

12 «Ezequiel, entona un canto fúnebre por el rey de Tiro. Dile de mi parte lo siguiente:

“Tú, rey de Tiro,

eras perfecto en todo;

tu sabiduría y tu belleza

no tenían comparación.

13 Vivías en el jardín de Edén,

y te adornabas con piedras preciosas.

Tus joyas y tus aretes

estaban hechos de oro,

y desde el día de tu nacimiento

estuvieron a tu disposición.

14 Un ángel te protegía,

mientras pisabas piedras de fuego

en el monte elegido por Dios.

15 ”Desde el día en que naciste

te habías portado bien,

pero un día mostraste tu maldad.

16 En los muchos negocios que hacías,

llegaste a ser muy violento.

Por eso te arrojé de mi montaña.

¡El ángel que te protegía

te alejó de las piedras de fuego!

17 ”Era tan singular tu belleza

que te volviste muy orgulloso.

¡Tu orgullo y tu hermosura

te hicieron perder la cabeza!

Por eso te arrojé al suelo

y en presencia de los reyes

te hice quedar en ridículo.

18-19 ¡Fueron tantos tus pecados,

y tan sucios tus negocios

que ni tus templos respetaste!

”Por eso hice que de tu interior

brotara un fuego que te quemara.

Las naciones que te conocían,

y que antes te admiraban,

hoy se quedan impresionadas

al verte por el suelo,

convertido ya en cenizas.

¡Eres motivo de espanto

porque has dejado de existir!”»

Mensaje contra la ciudad de Sidón

20 Dios también me dijo:

21-22 «Ezequiel, enfréntate a la ciudad de Sidón y dile de mi parte lo siguiente:

“Yo me pondré en contra tuya.

Cuando te dé tu merecido,

la gente reconocerá mi grandeza.

Sabrá que soy el Dios de Israel,

y que soy diferente a otros dioses.

23 ”Voy a enviar plagas contra ti;

haré que tus enemigos

te ataquen por todos lados.

Correrá la sangre por tus calles,

y la gente morirá por la espada.

Así reconocerán que yo soy Dios.

24 ”No volverán los israelitas

a sufrir el desprecio de sus vecinos,

que tanto les hiere y hace daño.

Así reconocerán que yo soy Dios”.

25 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Ahora los israelitas viven prisioneros entre las naciones, pero yo volveré a reunirlos y los llevaré de nuevo a su tierra. Yo prometí dársela a Jacob, su antepasado, pues él siempre estuvo a mi servicio.

26 Allí podrán vivir seguros. Volverán a construir casas y a plantar viñedos.

”Ahora sus vecinos los desprecian, pero yo les daré el castigo que se merecen. Entonces los israelitas y las demás naciones se darán cuenta de que yo soy diferente, y me reconocerán como el Dios de Israel”».

Ezequiel 29

Mensaje contra Egipto

1 Habían pasado diez años desde que llegamos presos a Babilonia. El día doce del mes de Tébet, Dios me dijo:

2-3 «Ezequiel, hombre mortal, enfréntate al rey de Egipto y a su pueblo, y dales de mi parte este mensaje:

“¡Escúchame, rey de Egipto,

yo me pondré en contra tuya!

Tú eres como un monstruo enorme

que descansa junto al río Nilo.

Piensas que ese río te pertenece,

y que tú mismo lo hiciste.

4 Pero yo te sacaré del río,

enganchado por el hocico.

Los peces que allí nadan

se te pegarán a las escamas.

5 Luego te arrojaré al desierto

junto con todos los peces del Nilo.

¡Allí te quedarás tirado,

sin que nadie te recoja,

y les servirás de alimento

a los animales salvajes

y a las aves de rapiña!

6 ”Todos los que viven en Egipto

reconocerán que yo soy Dios.

Los israelitas buscaron tu apoyo,

pero ni para bastón sirves:

7 Buscaron tu ayuda, y les fallaste;

en vez de apoyarlos, los heriste.

8 ”Pero yo soy el Dios de Israel,

y te juro que te quitaré la vida;

tú, y tu gente y tus animales

morirán atravesados por la espada,

9 y Egipto se volverá un desierto.

Solo entonces reconocerán

que yo soy el Dios de Israel.

”Tú, rey de Egipto, piensas que el río Nilo te pertenece, y que tú mismo lo hiciste.

10-12 Por eso yo me pondré en contra tuya y de tu río. Convertiré en desierto toda la tierra de Egipto, desde Migdol hasta Asuán, y hasta la frontera con Etiopía. No quedará allí nadie con vida, pues Egipto será el país más desolado de todos. Nadie lo habitará durante cuarenta años, y ni siquiera pasarán por allí personas ni animales. No habrá ciudades más destruidas que las ciudades de Egipto, pues yo haré que los egipcios sean llevados prisioneros a otros países, y que sean dispersados entre las naciones.

13-15 ”Al cabo de esos cuarenta años, haré que los egipcios vuelvan de los países por donde los dispersé. Haré que vuelvan a Patros, su tierra natal en el sur de Egipto, y allí establecerán un reino pequeño y sin poder. No volverán a ser fuertes, ni podrán dominar a las demás naciones. Les juro que así será.

16 ”Los israelitas, por su parte, no volverán a poner su confianza en Egipto; al contrario, se darán cuenta de que me ofendieron al buscar la ayuda de los egipcios, y entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

Nabucodonosor conquistará Egipto

17 Habían pasado veintisiete años desde que llegamos presos a Babilonia. El primer día del mes de Abib, Dios me dijo:

18 «Tú sabes que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, hizo todo lo posible por conquistar la ciudad de Tiro. Llegó con su ejército para rodearla, y sus soldados llevaban tan pesada carga que hasta la cabeza y las espaldas se les pelaron. A pesar de todo, no pudieron conquistarla.

19-20 Por eso, voy a dejar que Nabucodonosor conquiste a Egipto. Le permitiré adueñarse de sus riquezas y de todas sus pertenencias, para que pueda pagarles a sus soldados. Así premiaré a Nabucodonosor por haber atacado a Egipto en mi lugar. Les juro que así lo haré.

21 »Ese día le devolveré a Israel el poder que antes tuvo, y tú podrás hablarles con toda libertad. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».

Ezequiel 30

Lamento por Egipto

1 Dios también me dijo:

2-3 «Ezequiel, hombre mortal, dile de mi parte a Egipto:

“¡El día de tu castigo

ya está cerca!

¡Grita de dolor!

¡Ese día será nublado!

¡Día terrible para todas las naciones!

4 Habrá guerra contra Egipto,

y hasta Etiopía temblará de miedo.

Muchos egipcios perderán la vida,

y perderán también sus riquezas;

¡sus ciudades serán destruidas!

5 ”En esa guerra morirán

los países vecinos de Egipto:

Libia, Lidia y Etiopía,

Arabia y los países aliados”.

6 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:

“Los que se unan a Egipto

morirán en la batalla.

Presumían de ser poderosos,

pero serán humillados.

Desde Migdol hasta Asuán,

sus cadáveres quedarán tirados

por todo el territorio egipcio.

Les juro que cumpliré mi palabra.

7 ”No habrá en ninguna parte

ciudades más destruidas

que las ciudades egipcias.

8 Yo le prenderé fuego a Egipto,

y acabaré con todos los pueblos

que le prestaron ayuda.

De ese modo reconocerán

que yo soy el Dios de Israel.

9 ”Etiopía está muy confiada,

pero yo enviaré mensajeros por mar

para que la espanten

cuando yo castigue a Egipto.

¡Ese día ya está cerca!

10 ”Por medio de Nabucodonosor,

rey de Babilonia,

acabaré con las riquezas de Egipto.

11 No hay en el mundo

soldados más violentos

que los de Nabucodonosor.

Cuando ellos destruyan a Egipto,

dejarán el país lleno de muertos.

12 Dejaré sin agua al río Nilo,

y a Egipto entero lo pondré

bajo el poder de gente malvada

que lo llevará a la ruina.

Les juro que cumpliré mi palabra.

13-17 ”En Menfis

destruiré a los dioses falsos,

¡esos ídolos malolientes!

Egipto se quedará sin rey,

y todos los que allí viven

se llenarán de miedo.

Destruiré la ciudad de Patros;

a Soan le prenderé fuego,

y a Tebas le daré su merecido.

Sobre la ciudad de Sin

descargaré mi enojo,

y nunca más volverá a ser

la fortaleza de Egipto.

Acabaré con las riquezas de Tebas,

y dejaré que en sus murallas

se abran grandes huecos.

A todo Egipto le prenderé fuego,

y todos en el puerto de Sin

se retorcerán de dolor.

Menfis, On y Bubastis

serán conquistadas en pleno día.

Los jóvenes morirán en la batalla,

y las mujeres serán hechas prisioneras.

Les juro que cumpliré mi palabra.

18 ”Egipto es un país poderoso,

y eso lo llena de orgullo;

pero, cuando yo lo destruya,

todo el país quedará a oscuras;

se nublará la ciudad de Tafnes,

y sus mujeres serán capturadas.

19 Cuando yo le dé a Egipto

el castigo que se merece,

reconocerán que yo soy Dios”».

Mensaje sobre la derrota de Egipto

20 Habían pasado once años desde que llegamos presos a Babilonia. El día siete del mes de Abib, Dios me dijo:

21 «Ezequiel, hombre mortal, ya le he roto un brazo al rey de Egipto, y no podrá volver a tomar su espada para pelear. Está herido, y nadie lo ha curado ni le ha vendado las heridas.

22 Yo, el Dios de Israel, les anuncio que me he puesto en contra del rey de Egipto. Ya le he roto un brazo, y voy a romperle los dos, para que no pueda manejar la espada.

23-26 »Ahora voy a fortalecer los brazos del rey de Babilonia, que es enemigo de Egipto, y hasta le prestaré mi espada. El rey de Egipto está sin fuerzas y tiene los brazos rotos. Cuando el rey de Babilonia lo ataque con mi espada, llorará de dolor como si estuviera a punto de morir. A los egipcios los dispersaré por todos los pueblos y naciones del mundo. Entonces ellos reconocerán que yo soy el Dios de Israel».