Hageo 1

Reconstrucción del templo

1-3 Dios le dio alprofetaHageo un mensaje para Zorobabel hijo de Salatiel y para Josué hijo de Josadac. Esto sucedió el primer día del mes de Elul,durante el segundo año del gobierno de Darío, rey de Persia. En aquel tiempo el gobernador de Judá era Zorobabel, y el jefe principal de lossacerdotesse llamaba Josué.

Dios le dijo a Hageo:

«Yo soy el Dios de Israel.

Ustedes dicen que aún no es tiempo

de reconstruir mi templo,

4 ¡pero viven en lujosas casas

mientras mi templo está en ruinas!

5 »Yo soy el Dios de Israel,

y quiero que piensen seriamente

en lo que están haciendo.

6 Ustedes siembran mucho y cosechan poco,

comen y no calman su hambre,

beben y no calman su sed,

se abrigan y siguen teniendo frío,

y el sueldo que les pagan

no les alcanza para nada.

7 »Yo soy el Dios de Israel,

y quiero que piensen seriamente

en lo que están haciendo.

8-11 Ustedes esperan grandes ganancias,

pero es muy poco lo que han logrado;

lo que guardan en su casa,

lo destruí en un instante.

¿Y saben por qué lo hice?

¡Pues porque mi templo está en ruinas

mientras que ustedes sólo piensan

en arreglar sus propias casas!

Por eso no he dejado que llueva

sobre los campos y sobre los montes;

por eso se han perdido sus cosechas

de trigo, de uvas y de aceitunas;

¡por eso sufren hombres y animales!

»Yo soy el Dios de Israel.

Si quieren verme contento,

y quieren ver mi grandeza,

vayan a las montañas

y traigan madera;

¡reconstruyan mi templo!»

Respuesta al profeta

12 Cuando Zorobabel y Josué oyeron el mensaje que Dios les envió por medio de Hageo, tanto ellos como el resto del pueblo sintieron mucho miedo.

13 Pero elprofetaHageo los tranquilizó. Les aseguró que Dios les daría su apoyo.

14-15 Así fue como el Dios todopoderoso puso en ellos el deseo de reconstruir su templo. Veinticuatro días después Zorobabel, Josué y el resto del pueblo comenzaron a reconstruirlo.

Hageo 2

Segundo mensaje de Hageo

1 El día veintiuno del mes de Etanim,Dios le dio alprofetaHageo

2 este mensaje para Zorobabel, Josué y el resto del pueblo:

3 «Todavía hay entre ustedes

algunos que conocieron mi templo anterior.

¿Qué les parece el templo de ahora?

¿Verdad que es muy poca cosa,

si lo comparamos con el primero?

4 Pero yo soy el Dios de Israel

y estoy contigo, Zorobabel,

con Josué y con todo el pueblo;

¡anímense y pongan manos a la obra!

5 Cuando ustedes salieron de Egipto,

yo les prometí que los acompañaría;

y así ha sido siempre:

¡mi espíritu los acompaña!

Por eso, no tengan miedo.

6-8 »Yo soy el Dios de Israel,

y dentro de poco tiempo

haré temblar el cielo y la tierra;

¡sacudiré el mar y la tierra firme!

Haré que tiemblen todas las naciones;

haré que me traigan todas sus riquezas

para llenar con ellas mi templo,

pues la plata y el oro me pertenecen.

9 La grandeza de este segundo templo

será mayor que la del primero,

y en él se vivirá en paz.

Yo soy el Dios de Israel,

y juro que así lo haré».

Promesa de Dios

10-11 También durante el segundo año del gobierno de Darío, rey de Persia, Dios le ordenó alprofetaHageo que les hiciera unas preguntas a lossacerdotes. Esto sucedió el día veinticuatro del mes de Quislev.Hageo les hizo estas preguntas:

12 —Supongamos que alguien aparta un trozo de carne para presentarlo comoofrendaa Dios. Luego lo pone en su manto para llevarlo al templo. Supongamos también que la capa de esa persona toca sin querer algún otro alimento. ¿Bastará eso para que también ese alimento sea considerado una ofrenda para Dios?

Todos los sacerdotes contestaron:

—¡Por supuesto que no!

13 Entonces Hageo les hizo otra pregunta:

—Supongamos ahora que alguien toca un cadáver, y que por tocarlo se contamina y ya no puedeadorara Dios. Si esa persona toca algún alimento, ¿acaso también ese alimento se contamina y tampoco sirve para adorar a Dios?

Todos los sacerdotes contestaron:

—¡Por supuesto que sí!

14 Entonces Hageo les dijo:

—Ahora escuchen lo que nuestro Dios les dice:

“Algo parecido pasa con ustedes. Todo lo que hacen y todo lo que me ofrecen está contaminado y no me agrada.

15 Ahora pónganse a pensar en lo que les pasaba antes de que comenzaran a reconstruir mi templo:

16 Antes de eso, ustedes esperaban cosechar veinte sacos de trigo y cosechaban solamente diez; esperaban que sus viñas dieran cincuenta barriles de vino y daban solamente veinte.

17 Esto les sucedía porque yo enviabaplagasy granizo para destruir el fruto de su trabajo. A pesar de todo, ustedes no quisieron obedecerme. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue.

18 ”Pero hoy, que es el veinticuatro de Quislev, ustedes han puesto los cimientos de mi templo. Presten mucha atención, porque a partir de hoy todo será diferente.

19 Ustedes todavía no tienen trigo en sus graneros, ni hay uvas en sus viñas, ni frutos en sus árboles, pero a partir de hoy voy abendecirlos”.

Promesas para los últimos días

20 Ese mismo día, Dios le dio alprofetaHageo este mensaje:

21 «Zorobabel es el gobernador de Judá, pero ve a decirle de mi parte que yo voy a hacer temblar el cielo y la tierra.

22 Voy a acabar con el poder de los reyes; pondré fin a su reinado, destruiré sus carros de guerra y sus caballos, y los jinetes se matarán unos a otros.

23 Pero yo he elegido a Zorobabel, y cuando llegue ese día lo tomaré y le daré toda mi autoridad. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré».

Sofonías 1

1 Yo soy Sofonías hijo de Cusí. Mi padre eradescendientede Guedalías, Amarías y Ezequías. Dios me dio este mensaje cuando Josías hijo de Amón era rey de Judá.

Dios destruirá a Judá

2-3 Nuestro Dios dice:

«Voy a destruir por completo

todo lo que hay sobre la tierra.

Destruiré a la humanidad entera,

y también a los animales,

a las aves y a los peces.

¡Voy a hacer que tropiecen los malvados!

Yo soy el Dios de Israel,

y juro que así lo haré.

4 »Castigaré a los habitantes de Judá;

quitaré de Jerusalén a losídolos;

quitaré a sussacerdotes,

5 a los queadorana las estrellas

en los techos de sus casas,

y a los que me adoran a mí,

pero también adoran al dios Milcom.

6 Y voy a destruir igualmente

a los que se han apartado de mí

y jamás buscan mis consejos.

7 »¡Silencio!

¡Ya se acerca el día del castigo!

¡Todo está preparado!

¡Los invitados ya están aquí!

¡Voy a destruir a mi pueblo!

8 »Ese día castigaré

a los hijos del rey,

a los jefes principales

y a los que siguen el mal ejemplo

de los que no creen en mí.

9 Ese día castigaré también

a los que adoran a otros dioses

y llenan los templos de esos dioses

con riquezas conseguidas

mediante el engaño y la violencia.

10 »Ese día gritarán pidiendo ayuda

desde la Puerta de los Pescados;

un gran clamor se escuchará

desde el Segundo Barrio

y desde las colinas.

11 ¡Griten también ustedes,

vecinos del Barrio del Mortero!

¡Ese día morirán los comerciantes

y los que cambian dinero!

12 »Cuando llegue ese día,

tomaré una lámpara y buscaré

en la ciudad de Jerusalén

a los que viven tranquilos;

cuando los encuentre, los castigaré.

Se parecen al vino

que se pone a reposar,

y hasta se atreven a decir:

“¡Dios no hace nada bueno,

pero tampoco hace nada malo!”

13 Construyeron casas,

pero no habitarán en ellas;

cultivaron viñas,

pero no beberán el vino;

¡sus riquezas les serán quitadas,

y sus casas serán destruidas!

14 »¡Ya se acerca el gran día

en que vendré a castigarlos!

¡Se acerca con gran rapidez!

¡Ese día se oirán gritos tan horribles

que hasta los más valientes llorarán!

15 Será un día de gran enojo,

un día de aflicción y angustia,

un día de completa destrucción,

un día de grandes nubarrones,

un día de profunda oscuridad.

16 Entre gritos y toques de trompeta,

ese día se dará la orden de ataque

contra las ciudades amuralladas

y contra sus altas torres.

17 »Todos hanpecadocontra mí.

Por eso haré que se angustien

y que caminen como ciegos.

Su sangre se esparcirá como el polvo,

y sus cuerpos se volverán estiércol.

18 El día que yo me enoje,

le prenderé fuego a la tierra.

No habrá nada que los salve;

¡ni siquiera su oro y su plata!

¡En un instante serán destruidos

todos los que habitan este mundo!»

Sofonías 2

Obedezcan a Dios

1 Entonces yo, Sofonías, dije:

Pueblo de Judá,

¡ustedes no tienen vergüenza!

Pero vengan y preséntense ante Dios

2 antes de que llegue el día

en que él los arrastre como paja;

antes de que los alcance

y caiga sobre ustedes

toda la furia de nuestro Dios.

3 Y ustedes, los humildes,

que obedecen a nuestro Dios,

búsquenlo y procuren ser justos;

tal vez así podrán salvarse

el día en que Dios nos castigue.

Mensaje contra los filisteos

4 Las ciudades de Gaza y Ascalón

quedarán en ruinas y sin habitantes;

los que viven en Asdod y Ecrón

serán arrojados de sus ciudades

a plena luz del día.

5 ¡Qué mal les va a ir a ustedes,

filisteos, habitantes de Creta

que viven a la orilla del mar!

¡Dios ha decidido destruirlos

y dejar su país sin habitantes,

como antes lo hizo con Canaán!

6 ¡Todas sus costas se convertirán

en campos para alimentar ovejas!

7 Cuando nuestro Dios permita

que vuelvan los sobrevivientes de Judá,

del país adonde los llevaron presos,

él mismo los llevará a la costa,

para que alimenten a sus rebaños.

Ellos pasarán la noche

en las casas abandonadas

de la ciudad de Ascalón.

Mensaje contra Moab y Amón

8-11 Así dice el Dios de Israel:

«Los de Moab y los de Amón

han insultado a mi pueblo

y se han adueñado de su territorio,

pero yo haré que esos dos pueblos

se queden completamente desiertos;

se volverán campos de espinos,

se volverán pozos de sal,

como Sodoma y Gomorra.

Los pocos sobrevivientes de Judá

les quitarán todas sus riquezas

y se adueñarán de su territorio.

¡Yo les daré su merecido

por haberse burlado de mi pueblo

y por haber invadido su tierra!

Cuando yo destruya por completo

a los dioses de este mundo,

todos temblarán de miedo ante mí,

y aun las naciones más lejanas

me reconocerán como su Dios.

Yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así lo haré.

Mensaje contra los etíopes

12 »¡A ustedes, pueblo de Etiopía,

yo los mataré con mi espada!»

Mensaje contra los asirios

13 Dios continuó diciendo:

«Atacaré y destruiré a los asirios;

¡convertiré a Nínive,

su ciudad capital,

en un montón de ruinas!

14 La madera de sus casas

quedará al descubierto,

y allí descansarán ovejas

y toda clase de animales.

En las vigas y en las ventanas

anidarán búhos y erizos,

y sus puertas parecerán basureros.

15 »¡Así quedará esa ciudad orgullosa,

que se sentía muy segura!

¡Así quedará la ciudad

que se creía incomparable!

¡Quedará hecha un montón de ruinas,

un refugio de animales salvajes!

Los que la vean destruida

se alegrarán y se burlarán de ella.

Sofonías 3

Los pecados de Jerusalén

1 »¡Qué mal te va a ir, Jerusalén!

Eres una ciudad desobediente,

y maltratas a los demás.

¡Estás llena depecado!

2 No aceptas consejos de nadie,

ni permites que se te corrija;

no me buscas ni confías en mí.

3 »Tus jefes más importantes

parecen leones feroces;

tus gobernantes parecen lobos,

que atacan por la noche

y no dejan nada para la mañana.

4 Tusprofetasson orgullosos,

y no se puede confiar en ellos;

tussacerdotesofenden mi santuario

y no obedecen mismandamientos.

5 ¡Esos malvados no tienen vergüenza!

»Yo estoy en ti, Jerusalén,

para hacerte bien,

no para hacerte daño.

Todos los días te trato con justicia.

6 »Yo he destruido naciones,

y he derribado sus torres;

ya no hay nadie que camine

por sus calles solitarias;

sus ciudades están desiertas,

pues no queda un solo habitante.

7 »Todo esto lo hice por ti, Jerusalén.

Pensé que así me obedecerías

y no tendría que castigarte.

Pero tus habitantes se dieron prisa

para cometer toda clase de maldad.

8 »Y ahora, como han actuado así,

ya se acerca el día

en que vendré a castigarlos.

Yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así lo haré.

Ya he decidido reunir a las naciones

para castigarlas con toda mi furia.

Cuando me enojo, soy como el fuego;

¡voy a quemar toda la tierra!

Dios salvará a las naciones

9 »Cuando llegue ese día,

haré que todos los pueblos hablen

un lenguaje limpio de toda maldad,

para que juntos meadoren

y puedan pronunciar mi nombre.

10 Entonces la gente que me adora,

y que ahora anda en otros países,

vendrá a presentarmeofrendas

desde el país de Etiopía.

11 »Tú, Jerusalén,

has sido muy rebelde;

pero no volverás a quedar en vergüenza.

Viene el día en que expulsaré de ti

a los que se creen muy importantes.

En ti no habrá lugar para los orgullosos.

12 En tus calles sólo habrá

gente humilde y sencilla,

que pondrá en mí su confianza.

13 Los pocos israelitas

que hayan quedado con vida

no cometerán ninguna maldad;

no mentirán ni engañarán a nadie,

sino que vivirán en paz

y sin ningún temor».

Dios hará volver a su pueblo

14 Yo, Sofonías, les digo:

¡Canten de alegría, israelitas!

¡Alégrense, habitantes de Jerusalén!

15 No tienen nada que temer,

porque Dios, el rey de Israel,

no volverá a castigarlos;

ha expulsado a sus enemigos,

y va a vivir en medio de ustedes.

16 En ese día se dirá:

«No tengas miedo, Jerusalén,

ni pierdas el ánimo,

17 pues tu Dios está contigo

y con su poder te salvará.

Aunque no necesita de palabras

para demostrarte que te ama,

con cantos de alegría te expresará

la felicidad que le haces sentir,

18 como en un día de fiesta».

Dios promete poner fin

a la desgracia que ahora sufren

y a la vergüenza que ahora sienten.

19-20 Éste es su mensaje:

«Cuando llegue ese día,

ayudaré a los indefensos

y castigaré a quienes los maltratan.

Yo haré que cambie la suerte

de los que ahora andan dispersos,

y los haré volver a su tierra.

¡Esto lo verán ustedes mismos!

»Si antes los ofendían,

ahora sólo hablarán bien de ustedes,

y la fama de ustedes llegará

a todos los países de la tierra.

Yo, el Dios de Israel,

juro que así será».

Habacuc 1

1 Yo soy elprofetaHabacuc. Dios me encargó dar este mensaje a su pueblo.

Habacuc habla con Dios

2 Dios mío,

a gritos te pido que me ayudes,

pero tú no me escuchas;

¿cuándo vas a hacerme caso?

Te he rogado que acabes con la violencia,

pero tú no haces nada.

3 ¿Por qué me obligas a ver

tanta violencia e injusticia?

Por todas partes veo

sólo pleitos y peleas;

por todas partes veo

sólo violencia y destrucción.

4 Nadie obedece tusmandamientos,

nadie es justo con nadie.

Los malvados maltratan a los buenos,

y por todas partes hay injusticia.

5 Dios respondió:

«Fíjense en las naciones.

Miren lo que sucede entre ellas.

Lo que pronto van a ver

los dejará con la boca abierta.

Si alguien les contara esto,

ustedes no podrían creerlo.

6 »Voy a hacer que los babilonios

se dispongan a atacarlos.

Son un pueblo muy cruel,

y recorren el mundo

para adueñarse de tierras ajenas.

7 Para ellos sólo vale su ley

y sólo importa su honor;

¡son un pueblo terrible!

8 »Sus caballos y sus jinetes

vienen galopando desde muy lejos;

son más veloces que los leopardos

y más feroces que los lobos nocturnos;

se lanzan sobre sus enemigos

como el águila sobre su presa.

9 A su paso lo destruyen todo;

a su paso siembran el terror,

y los prisioneros que toman

son tantos como la arena del mar.

10 »Se ríen de reyes y gobernantes,

se burlan de sus murallas,

y construyen rampas de arena

para conquistar sus ciudades.

11 Son como un viento violento

que llega, golpea y se va;

pero son culpables de un granpecado:

no tienen más dios que su fuerza».

12 Yo, Habacuc, digo:

Dios de Israel,

tú eres un Diossanto;

siempre has existido,

y no nos dejarás morir

porque eres nuestro refugio;

sé que usarás a Babilonia

sólo para castigar a tu pueblo.

13 Tú no soportas la maldad,

ni aceptas el pecado.

No te quedes callado

ni permitas que los malvados

maten a quienes somos buenos.

14 Tú nos tratas como si fuéramos

simples peces del mar;

como si fuéramos reptiles,

que no tienen quién los dirija.

15 Por eso los babilonios

nos atrapan fácilmente,

como se atrapan los peces

con el anzuelo o con la red.

¡Eso les encanta!

16 Por eso los babilonios

han hecho de sus armas un dios

y les rinden culto.

Gracias a ellas

se han hecho muy ricos.

17 ¡No permitas que los babilonios

nos sigan matando sin compasión!

Habacuc 2

1 Ya te he presentado mi queja,

y ahora voy a estar muy atento;

voy a esperar tu respuesta.

2 Y Dios me respondió:

«Voy a darte a conocer

lo que está por suceder.

Escríbelo en unas tablas,

para que se lea de corrido.

3 Tardará un poco en cumplirse,

pero tú no te desesperes;

aún no ha llegado la hora

de que todo esto se cumpla,

pero puedo asegurarte

que se cumplirá sin falta.

4 »Esos babilonios son muy orgullosos,

pero ustedes, que son humildes,

vivirán porque confían en mí.

5 Los babilonios son orgullosos,

son traicioneros como el vino;

su hambre de poder los hace

conquistar naciones y pueblos enteros.

Son como la muerte,

que siempre quiere más;

son como la tumba,

que nunca está satisfecha.

6 Pero un día serán humillados.

Las naciones se burlarán de ellos

y les cantarán esta canción:

“¡Qué mal te va a ir Babilonia!

¡Te hiciste rica con lo ajeno!

¿Cuándo vas a dejar de robar?”

7 »El día que menos lo esperes,

tus víctimas se vengarán de ti;

te harán temblar de miedo

y te quitarán todo lo que tienes.

8 Tú les robaste a muchas naciones,

pero otras naciones te robarán a ti.

Así pagarás todos tus crímenes,

tu violencia contra nuestro país,

contra nuestras ciudades y sus habitantes.

9 »¡Qué mal te va a ir Babilonia!

Hiciste ricos a los tuyos

mediante el robo y el engaño.

Creíste que así los librarías

de caer en la desgracia,

10 pero lo único que hiciste

fue ponerlos en vergüenza.

Quisiste acabar con muchos pueblos,

y tú misma te hiciste el daño.

11 ¡Las paredes de tus ciudades

son testigos de tu maldad!

12 »¡Qué mal te va a ir Babilonia!

¡Has construido tus ciudades

mediante el crimen y la violencia!

13 Pero yo soy el Dios de Israel,

y de nada va a servirte

todo lo que has hecho;

yo lo quemaré por completo.

14 Y así como el agua llena los mares,

también la tierra se llenará

de gente que reconocerá mi poder.

15 »¡Qué mal te va a ir Babilonia!

Humillaste a las naciones vecinas

y las dejaste en vergüenza;

16 pero yo te humillaré a ti,

pues no mereces ninguna alabanza;

yo te dejaré en vergüenza;

tu orgullo se volverá humillación.

17 »La violencia con que trataste

a los animales del monte Líbano

se volverá en contra tuya;

así pagarás por todos tus crímenes,

por tu violencia contra nuestro país,

contra nuestras ciudades y sus habitantes.

18-19 »¡Qué mal te va a ir, Babilonia!

¿Cómo puedes confiar en dioses falsos?

¿Cómo puedes pedirles que te ayuden?

Sonídolosde madera,

son figuras de piedra

que tú misma te has hecho,

pero que no valen nada.

Son simples figuras de metal

recubiertas de oro y plata,

que no son capaces ni de hablar;

¡simplemente, no tienen vida!

20 Pero yo estoy en misantotemplo;

¡ante mí debe callar toda la tierra!»

Habacuc 3

Oración final de Habacuc

1 Yo, elprofetaHabacuc, compuse esta oración para acompañarla con una melodía especial.

2 ¡Dios mío,

yo sé bien todo lo que has hecho,

y por eso tiemblo en tu presencia!

Déjanos ver en nuestros días

tus grandes hechos de otros tiempos;

si te enojas con nosotros,

no dejes de tenernos compasión.

3 Tú eres nuestrosantoDios;

vienes de la región de Temán,

vienes del monte Parán.

Tu grandeza ilumina los cielos;

la tierra entera te alaba.

4 Un gran resplandor te rodea;

de tus manos brotan rayos de luz

y dejan ver tu poder escondido.

5 Plagasterribles anuncian tu llegada;

vas dejando en el camino

graves enfermedades.

6-7 Cuando tú te detienes,

la tierra se pone a temblar;

cuando miras a las naciones,

todas ellas se llenan de miedo;

los cerros se desmoronan,

las antiguas montañas se derrumban;

¡hasta he visto temblar de miedo

a la gente de Cusán y de Madián,

porque tú has vuelto a actuar!

8 Dios nuestro,

¿por qué te decidiste a montar

en tu carro de combate?

¿Será porque te enojaste

con los dioses Río y Mar?

9 Con tus flechas heriste la tierra,

y esas heridas son los ríos.

10 Cuando las montañas te vieron,

temblaron de miedo,

las nubes dejaron caer su lluvia

y el mar rugió con furia;

¡sus grandes olas se elevaron al cielo!

11 Cuando lanzaste tus brillantes rayos,

el sol y la luna se detuvieron.

12 Pero te enojaste y recorriste la tierra;

en tu enojo aplastaste naciones.

13 Saliste a rescatar a tu pueblo,

y al rey que tú elegiste.

Destrozaste al jefe de esos malvados,

y acabaste por completo con su reino.

14 Sus orgullosos jinetes nos atacaron

con la furia de una tempestad;

querían dispersarnos y destruirnos,

pues no podíamos defendernos.

¡Pero tú los mataste

con sus propias flechas!

15 Montaste en tu caballo

y marchaste sobre el agitado mar.

16 Cuando escucho todo esto,

me tiemblan los labios y todo el cuerpo;

siento que mis huesos se desmoronan,

y que el suelo se hunde bajo mis pies.

Pero yo espero con paciencia

el día en que castigarás

a los que ahora nos atacan.

17 Aunque no den higos las higueras,

ni den uvas las viñas

ni aceitunas los olivos;

aunque no haya en nuestros campos

nada que cosechar;

aunque no tengamos vacas ni ovejas,

18 siempre te alabaré con alegría

porque tú eres mi salvador.

19 Dios mío,

tú me das nuevas fuerzas;

me das la rapidez de un venado,

y me pones en lugares altos.

Nahúm 1

Mensaje contra Nínive, la capital de Asiria

1 Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, y éste es el mensaje que escribí contra esa ciudad:

2 Nuestro Dios exige

que le seamos fieles.

Cuando se enoja, toma venganza

de sus enemigos y de sus contrarios.

3 Nuestro Dios es muy poderoso

y siempre castiga a quien lo merece,

pero también es un Dios paciente,

y no se enoja con facilidad.

Nuestro Dios camina entre las tormentas;

las nubes son el polvo que levanta.

4 Si reprende al mar y a los ríos,

éstos se quedan secos por completo

y se marchitan las flores del Líbano,

los campos de Basán y el monte Carmelo.

5 En presencia de nuestro Dios

tiemblan la tierra y sus habitantes,

y los cerros y las montañas se sacuden.

6 Cuando nuestro Dios se enoja,

las piedras se hacen polvo,

como si las partiera un rayo;

cuando nuestro Dios se enoja,

nadie puede mantenerse firme.

7 Nuestro Dios es bondadoso

y cuida de los que en él confían.

En momentos de angustia,

él nos brinda protección.

8 Pero también destruye a sus enemigos;

los arrastra como un río desbordado,

¡los persigue hasta en la oscuridad!

9-11 Ustedes, habitantes de Nínive,

¿por qué hacen planes malvados?

Hay entre ustedes un consejero malvado,

que hace planes contra nuestro Dios,

pero Dios acabará con ustedes;

los destruirá por completo,

y no les dará otra oportunidad;

les prenderá fuego, como a la paja,

como si fueran un montón de espinas.

Mensaje al pueblo de Dios

12-14 Nuestro Dios ha dicho:

«Asiria es un país poderoso,

pero yo lo voy a destruir.

Destruiré su templo,

susídolosy sus imágenes,

y todos se olvidarán de él.

Dejaré ese país en ruinas,

pues sólo merece mi desprecio.

»Y aunque a ti, pueblo de Judá,

te hice sufrir al principio,

ya no te haré sufrir más.

Al contrario, te pondré en libertad

y no volverás a ser esclavo.

15 »Miren, habitantes de Judá:

¡ya vienen sobre los montes

los que traen buenas noticias!

¡Ya es tiempo de que hagan fiesta

y de que me cumplan sus promesas!

Porque yo destruiré a esos malvados,

y nunca más los volverán a atacar».

Nahúm 2

Asiria será destruida

1-2 Habitantes de Asiria,

ustedes atacaron a mi pueblo;

lo dejaron como a un arbusto

con las ramas rotas,

pero Dios le devolverá su grandeza

al reino de Israel.

¡Prepárate, Asiria,

tu destructor ya va en camino!

¡Reúne a tu ejército!

¡Pon guardias en tus murallas!

¡Vigila el camino

y prepara tus armas!

3-4 ¡Ya llega tu enemigo!

Viene agitando sus lanzas;

sus soldados visten de rojo,

y del mismo color son sus escudos;

sus carros son veloces como el rayo

y brillantes como el relámpago;

ya están listos para la batalla,

y recorren calles y plazas.

5 Los generales dan órdenes,

y los soldados corren a cumplirlas;

ya colocan las torres para el asalto,

pero caen al trepar por las murallas.

6 ¡Asiria,

tus enemigos derriban las puertas

de tu ciudad capital!

Los soldados llenan la ciudad

y en el palacio todos tiemblan de miedo.

7 Toman presa a la reina,

y junto con sus sirvientas

se la llevan a otro país.

¡Todas ellas gimen

y lloran de dolor!

8 Tus habitantes huyen de la ciudad;

¡son como el agua que se escapa

de un estanque roto!

El enemigo intenta detenerlos,

pero sin éxito alguno.

9 Los soldados enemigos gritan:

«Tomemos el oro y la plata;

¡son tantas las riquezas de Asiria

que parecen no tener fin!»

10 Asiria,

tu capital ha quedado destruida,

arruinada y con poca gente;

los que quedaron tiemblan de miedo,

las fuerzas los abandonan,

y el terror los deja pálidos.

11-12 Asiria parecía un león feroz:

mataba y despedazaba a sus enemigos,

luego tomaba sus riquezas

y las repartía entre su gente.

Nadie invadía su territorio.

¿Pero dónde está ahora su poder?

¿Dónde están sus feroces soldados?

13 Así dice nuestro Dios:

«Asiria, yo estoy contra ti.

Voy a quemar tus carros de guerra;

voy a matar a todos tus habitantes.

Pondré fin a todos tus robos,

y no volverán a escucharse

las amenazas de tus mensajeros.

Yo soy el Dios de Israel,

y te juro que así lo haré».