Jonás 3

Jonás obedece a Dios

1 Dios volvió a hablarle a Jonás, y le dio esta orden:

2 «¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive! Anúnciales el mensaje que voy a darte».

3 Esta vez Jonás sí obedeció a Dios: se levantó y se fue a Nínive. Aquella ciudad era tan grande que para recorrerla toda se necesitaban tres días completos.

4 Jonás entró en la ciudad, y durante todo un día estuvo anunciando: «¡Dentro de cuarenta días Dios va a destruir esta ciudad!»

5 Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera yayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día.

6 Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios.

7 De inmediato el rey envió un anuncio a toda la gente de Nínive:

«Ésta es una orden del rey y de sus ministros: Que nadie coma nada. Se prohíbe que la gente, las vacas y las ovejas coman o beban.

8 Todo el mundo está obligado a ponerse ropas ásperas, y deberán cubrir los animales con mantas ásperas.

»Además, les pedimos a todos ustedes que oren a Dios con todas sus fuerzas, que dejen de hacer lo malo, y que ya no se peleen ni maltraten a nadie.

9 Si dejamos de hacer lo malo, tal vez a Dios se le pase el enojo, y no nos destruirá».

10 Y al ver que toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo, Dios decidió no destruirlos.

Jonás 4

Jonás discute con Dios

1 Jonás se enojó muchísimo, pues no le gustó que Dios hubiera perdonado a la gente de Nínive.

2 Muy molesto, le dijo a Dios:

—¡Ya lo decía yo, mi Dios, ya lo decía yo! Hiciste lo que pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra. Por eso quise huir lejos de ti.

»Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y es difícil que te enojes. Eres tan cariñoso que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces.

3 A mí me molesta eso; prefiero que me quites la vida. Si vas a ser así, mejor mátame.

4 Dios le preguntó a Jonás:

—¿Qué razón tienes para enojarte así?

5 Jonás salió de la ciudad y se fue a un lugar desde donde podía verlo todo. Luego cortó unas ramas y construyó un refugio para protegerse del sol. Se sentó bajo la sombra, y se puso a esperar lo que iba a pasarle a la ciudad.

6 Por su parte, Dios hizo brotar una planta; ésta creció y cubrió el refugio de Jonás. Así Dios le dio a Jonás una sombra mejor para que no sintiera tanto calor. ¡Jonás quedó muy contento con aquella planta!

7 Pero después, Dios hizo que un gusano viniera al otro día, y picara la planta. Ésta pronto se secó,

8 y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso gritó:

—¡Prefiero morir que seguir viviendo!

9 Entonces Dios le preguntó a Jonás:

—¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa planta?

—Por supuesto que sí —dijo Jonás—. Sin ella, prefiero morirme.

10 Dios le respondió a Jonás:

—Estás preocupado por una planta que no sembraste ni hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó.

11 ¿No crees que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para salvarse, y hay muchos animales.

Abdías 1

Mensaje de Dios contra Edom

1-2 Dios le comunicó alprofetaAbdías lo que pensaba hacer con el país de Edom. Le dijo:

«Yo soy el Dios de Israel,

y ya envié un mensajero

por todas las naciones.

Escuchen bien su mensaje:

“¡Tomen sus armas, naciones todas!

¡Vamos a la guerra contra Edom!”

»Y tú, Edom, escúchame bien:

Yo voy a hacer de ti

la más pequeña de las naciones.

¡Todo el mundo te despreciará!

3 »Tú te crees muy importante

porque vives entre las rocas;

piensas que estás muy seguro

por vivir en las altas montañas;

crees que nadie podrá derribarte,

¡pero estás muy equivocado!

4 »Yo soy el Dios todopoderoso,

y juro que te derribaré

aunque vueles como las águilas

y pongas tu nido entre las estrellas.

5 »Cuando un ladrón te asalta de noche,

no te quita todo lo que tienes,

sino lo que tengas de más valor;

y cuando los que cosechan uvas

entran a tus viñedos,

no se llevan todos los racimos.

6 ¡Pero a ti te han quitado todo!

¡Se han llevado todos tus tesoros!

7 Los que estaban de tu parte

y decían que eran tus amigos

te pusieron trampas y te engañaron;

los que compartían tu mesa

se volvieron tus enemigos,

te echaron de tu propia tierra

¡y tú ni cuenta te diste!

8 »Pero escúchame, Edom:

yo soy el Dios todopoderoso,

y te juro que viene el día

en que no quedará en tus montañas

ni uno solo de tussabios.

¡Yo acabaré con todos ellos!

9 En la ciudad de Temán

tus valientes temblarán de miedo,

y en las montañas de Edom

todos morirán en la batalla.

El pecado de Edom

10 »Tú, Edom, quedarás en vergüenza

y serás destruido por completo

por haber tratado con violencia

a tus parientes, los israelitas.

11 Cuando un ejército enemigo

atacó la ciudad de Jerusalén

y derribó sus portones,

tú te portaste igual que ellos;

viste cómo se repartían

las riquezas de la ciudad,

¡y no hiciste nada para impedirlo!

12 »No debiste haberte alegrado

cuando tus hermanos sufrían;

no debiste haberte reído

cuando Judá estaba en ruinas;

no debiste burlarte de ellos

cuando estaban angustiados;

13 no debiste entrar en Jerusalén

ni alegrarte de su desgracia

cuando mi ciudad era destruida;

no debiste robarle sus riquezas

cuando ya no podía defenderse.

14 No debiste quedarte

donde se cruzan los caminos

para matar allí a los que huían,

ni debiste haberlos entregado

en manos de sus enemigos

cuando ya no sabían qué hacer.

15 »¡Pero ya está cerca el día

en que juzgaré a todas las naciones!

¡Ese día te daré tu merecido!

¡Ese día te voy a dar

el mismo trato que diste a otros!

Dios juzgará a todas las naciones

16 »Mi pueblo sufrió mucho

en el monte donde está mi templo;

¡pero así sufrirán también

todas las naciones extranjeras,

y al fin desaparecerán!

¡Será como si no hubieran existido!

17 »Pero algunos de mi pueblo

buscarán refugio en mi templo

y allí se pondrán a salvo,

pues Sión es mi monte preferido.

Allí losdescendientesde Jacob

recobrarán lo que les pertenece.

18 »Así como el fuego quema la estopa,

la gente de Edom será destruida

por las docetribusde Israel.

¡Nadie en Edom quedará con vida!

Yo soy el Dios de Israel,

y les juro que así será.

19 »Los israelitas del sur

recibirán las montañas de Edom;

los israelitas de la llanura

recibirán el territorio filisteo,

el territorio de Efraín

y el territorio de Samaria;

los de la tribu de Benjamín

recibirán el territorio de Galaad;

20 la gran multitud de israelitas

que fueron llevados a otros países

recibirá el territorio de los cananeos,

hasta la ciudad de Sarepta;

y los habitantes de Jerusalén

que fueron llevados a Sefarad,

recibirán las ciudades del sur.

21 Todos ellos vendrán a mi templo

como un pueblo victorioso;

gobernarán al orgulloso país de Edom,

¡y yo seré su rey!»

Amós 1

De ganadero a profeta

1 En el pueblo de Tecoa vivía un ganadero llamado Amós, que comunicó a los israelitas varios mensajes de parte de Dios. Esto sucedió dos años antes del terremoto, cuando Ozías era rey de Judá y Jeroboam hijo de Joás era rey de Israel.

2 Éstos fueron los mensajes de Amós:

«Cuando Dios se enoja

y habla desde Jerusalén,

se marchitan los pastos;

¡se reseca el monte Carmelo!»

Mensajes contra las naciones

Contra Damasco

3 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Damasco,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Hicieron pedazos a la gente de Galaad

como si desgranaran trigo

con una máquina de hierro.

4 Por eso, les prenderé fuego

al palacio del rey Hazael

y al de su hijo Ben-hadad;

5 derribaré los portones de Damasco,

destruiré a los reyes

de Bicat-avén y Bet-edén,

y haré que a todos ustedes

se los lleven a la ciudad de Quir.

Les juro que así será».

Contra Gaza

6 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Gaza,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Tomaron presos pueblos enteros,

y en Edom los vendieron como esclavos.

7 »Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Gaza

y sus palacios quedarán hechos cenizas;

8 destruiré a los reyes

de Asdod y de Ascalón,

y descargaré mi poder contra Ecrón,

hasta que mueran todos ustedes.

Les juro que así será».

Contra Tiro

9 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Tiro,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Tomaron presos pueblos enteros

y en Edom los vendieron como esclavos;

¡no respetaron el pacto de hermanos

que habían hecho con esos pueblos!

10 Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Tiro

y sus palacios quedarán hechos cenizas».

Contra Edom

11 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Edom,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Persiguieron a sus propios hermanos

y los mataron sin ninguna compasión;

dieron rienda suelta a su enojo,

y siempre guardaron su rencor.

12 Por eso les prenderé fuego

a las ciudades de Temán y Bosrá,

y sus palacios quedarán hechos cenizas».

Contra Amón

13 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Amón,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Para agrandar su territorio,

en Galaad partieron en dos

a las mujeres embarazadas.

14 Por eso les prenderé fuego

a las murallas de Rabá,

y sus palacios quedarán hechos cenizas.

Lo haré el día de la batalla,

en medio del estruendo

de un día de tempestad,

15 y su rey y sus jefes

serán llevados a otro país.

Les juro que así será».

Amós 2

Contra Moab

1 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Moab,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Quemaron los huesos del rey de Edom

hasta dejarlos hechos cenizas.

2 Por eso les prenderé fuego

a las ciudades de Moab,

y dejaré hechos cenizas

los palacios de Queriot;

¡ustedes, moabitas, perderán la vida

entre gritos de batalla

y toques de trompeta!

3 ¡Yo les quitaré la vida

a su rey y a sus jefes!

Les juro que así será».

Contra Judá

4 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, habitantes de Judá,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

Rechazaron mis enseñanzas

y no quisieron obedecerlas.

Prefirieronadorara los dioses falsos

que antes adoraron susantepasados.

5 »Por eso les prenderé fuego

a las ciudades de Judá,

y dejaré hechos cenizas

los palacios de Jerusalén».

Contra Israel

6 El Dios de Israel ha dicho:

«Ustedes, pueblo de Israel,

han llegado al colmo de la maldad.

Por eso, ¡no los perdonaré!

A la gente humilde y honrada

la venden como esclava

por unas cuantas monedas

y hasta por un par de zapatos;

7 a los pobres los humillan,

los arrastran por el suelo

y son injustos con ellos;

los padres y los hijos me ofenden

al tener relaciones sexuales

con una misma mujer.

8 Se acuestan con ella

junto a cualquier altar;

se acuestan sobre la ropa

que algún pobre les dejó

como garantía de pago;

con el dinero de multas injustas

compran vino y se emborrachan

en el templo de su dios.

9-10 »Pueblo de Israel,

yo los saqué de Egipto,

y durante cuarenta años

los guié a través del desierto;

destruí por completo a los amorreos

y les di a ustedes su país,

aunque ellos eran un pueblo

de mucha fuerza y gran estatura.

11 De entre los hijos de ustedes,

elegí a algunos comoprofetas

# y a otros los aparté como nazireos.

¡Díganme ustedes si miento!

Les juro que así fue.

12 »Pero ustedes, pueblo de Israel,

emborracharon a los nazireos

y no dejaron que los profetas

les comunicaran mis mensajes.

13 »Por eso, pueblo de Israel,

¡yo los aplastaré contra el suelo,

como si los aplastara

una carreta cargada de trigo!

14-15 De mí no podrán escapar

ni los corredores más veloces,

ni los soldados más fuertes,

ni los guerreros más valientes,

ni los flechadores más diestros,

ni los que huyan a caballo;

16 ¡hasta los más valientes

huirán desnudos ese día!

Les juro que así será.

Amós 3

1-2 »¡Israelitas,

escuchen la palabra de su Dios!

De todos los pueblos de la tierra,

sólo a ustedes los elegí;

sólo a ustedes los saqué de Egipto.

Por eso voy a hacerles pagar

toda la maldad que han cometido».

Hay una razón para todo

3 Si dos personas andan juntas,

es porque están de acuerdo.

4 Si el león ruge en la selva,

es porque está hambriento;

si gruñe en su cueva,

es porque atrapó un animal.

5 Si el ave queda atrapada,

es porque alguien puso una trampa.

6 Si la gente se alborota,

es porque sonó la alarma;

y si la gente se espanta,

es porque algo malo sucede.

Y si algo malo sucede,

es porque Dios lo causó.

7 ¡Dios nunca hace nada

sin comunicarlo a susprofetas!

8 Si el león ruge,

todo el mundo tiembla de miedo.

Si nuestro Dios habla,

todo profeta tiene que hablar.

Samaria será destruida

9-10 Nuestro Dios ha dicho:

«¡Den a conocer esto

en los palacios de Asdod

y en los palacios de Egipto!

¡Díganle a la gente que se junte

en las montañas de Samaria!

¡Que vea el desorden y la violencia

que hay en esa ciudad!

»Los de Samaria no saben

qué significa hacer lo bueno.

Sólo saben robar a la fuerza,

y guardar en sus palacios lo robado».

11-12 Por lo tanto, pueblo de Israel, nuestro Dios les advierte:

«Un ejército enemigo vendrá a Samaria

y la rodeará para conquistarla;

derribará sus fortalezas

y dejará vacíos sus palacios.

Cuando un león ataca las ovejas,

el pastor lucha por salvarlas,

pero sólo alcanza a rescatar

dos patas o un pedazo de oreja;

así también ustedes, israelitas

que ahora viven en Samaria,

querrán escapar y llevarse todo,

pero sólo podrán llevarse

la pata de una cama

o una alfombra de Damasco».

13 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, también ha dicho:

«¡Pongan mucha atención!

¡Adviertan a losdescendientesde Jacob

14 que pronto voy a castigarlos

por lospecadosque han cometido!

Cuando llegue ese día,

derribaré los altares

que construyeron en Betel;

destruiré los cuernos del altar

y los arrojaré al suelo.

15 Derribaré todas sus casas

y todos sus palacios;

derribaré las casas adornadas de marfil,

que los ricos construyeron

para pasar el invierno

y descansar en verano.

¡Les juro que así lo haré!»

Amós 4

Las mujeres ricas de Samaria

1 Y ustedes, mujeres de Samaria,

escuchen lo que tengo que decirles:

Ustedes están gordas

como vacas de la región de Basán,

pues maltratan y humillan a los pobres,

y a sus propios maridos

les piden vino para emborracharse.

2 Pero el poderoso Dios de Israel

les jura que ya está cerca el día

en que a ustedes y a sus hijos

se los llevarán lejos de aquí.

Tanto a ellos como a ustedes

les pondrán ganchos en la boca,

3 y a ustedes las sacarán

por los huecos de las murallas,

una detrás de la otra,

para llevarlas al matadero.

Israel no se arrepiente

Nuestro Dios les dice:

4-5 «¡Ya que a ustedes

les gusta tantopecar,

siganadorandoa susídolos

en el santuario de Betel

y en el santuario de Guilgal!

No me importa lo que hagan.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así es.

»¡Sigan pecando más y más!

Sigan presentando susofrendas

todas las mañanas,

y lleven cada tercer día

la décima parte de sus cosechas;

presenten toda clase de ofrendas,

y anuncien sus ofrendas voluntarias.

6 »Cuando les hice pasar hambre,

¡en ninguna ciudad había de comer!

Pero a pesar de eso,

ustedes no se arrepintieron.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así fue.

7 »Tres meses antes de la cosecha

decidí no enviarles lluvia;

mientras que en una ciudad llovía,

en otra no caía ni gota de agua;

unos campos quedaron empapados,

mientras que otros quedaron resecos.

8 Los que no tenían agua

iban a las ciudades que sí tenían,

aunque no lograban calmar su sed.

Pero a pesar de eso,

ustedes no se arrepintieron.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así fue.

9 »Yo destruí sus cosechas

y acabé con sus árboles frutales;

yo envié sobre sus campos

grandesplagasde saltamontes

y calientes vientos del desierto;

pero a pesar de eso,

ustedes no se arrepintieron.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así fue.

10 »Mandé plagas contra ustedes,

como las que mandé contra Egipto;

hice que perdieran en la guerra

sus caballos y sus mejores soldados;

¡el mal olor de los muertos

se sentía por todas partes!

Pero a pesar de eso,

ustedes no se arrepintieron.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así fue.

11 »A muchos de ustedes los destruí

como destruí a las ciudades

de Sodoma y de Gomorra;

¡hasta parecían una brasa

recién sacada del fuego!

Pero a pesar de eso,

ustedes no se arrepintieron.

Yo, el Dios de Israel,

les juro que así fue.

12 »Por todo eso, pueblo de Israel,

ahora voy a castigarlos;

y como no podrán evitarlo,

¡prepárense para encontrarse conmigo!

13 »Yo soy quien hizo

el viento y las montañas;

yo soy quien convierte

la luz del día en oscuridad;

yo soy quien comunica

sus planes a la humanidad entera;

yo soy el que camina

por las alturas de la tierra;

¡yo soy el poderoso Dios de Israel!»

Amós 5

Israel debe arrepentirse

1-4 Pueblo de Israel,

escuchen este triste canto

que entono por lo que va a suceder.

Pueblo de Israel,

nuestro Dios les advierte:

«Ya ustedes pueden darse por muertos.

Quedarán tendidos en el suelo,

y no volverán a levantarse;

serán como una jovencita muerta

que no volverá a la vida.

»No les irá bien en la guerra.

Si de una ciudad salen mil soldados,

sólo cien volverán con vida;

si de un pueblo salen cien soldados,

sólo diez volverán con vida.

»Si quieren seguir viviendo,

vuelvan a obedecerme.

5 No vayan al santuario de Betel,

porque pronto será destruido;

tampoco vayan al santuario de Beerseba

ni pasen por el de Guilgal,

porque todos sus habitantes

serán llevados presos a otro país.

6 »Si quieren seguir viviendo,

vuelvan a obedecerme.

Si no lo hacen,

yo destruiré al reino de Israel;

¡le prenderé fuego al santuario de Betel,

y nadie será capaz de apagarlo!

7 »Ustedes no han tratado con justicia

a los que son maltratados,

ni han respetado sus derechos;

¡han convertido en malo lo que es bueno!

8-9 »Yo soy quien hizo

todas las estrellas del cielo;

yo soy quien convierte

la luz del día en oscuridad,

y la oscura noche en día;

yo soy quien manda a las nubes

que vengan y rieguen la tierra;

yo soy quien derriba murallas

y quien convierte grandes fortalezas

en un montón de ruinas;

¡yo soy el Dios todopoderoso!

10 »Ustedes desprecian

al que lucha por la justicia

y al que dice la verdad;

11 ustedes humillan a los pobres

y les quitan el pan de la boca

al cobrarles altosimpuestos.

Por eso no podrán disfrutar

de las lujosas casas que construyeron,

ni tampoco beberán el vino

de los hermosos viñedos que plantaron.

12 »Yo conozco todos suspecados;

conozco sus muchas maldades.

Sé que los jueces aceptan dinero

para juzgar a favor de los malvados

y en contra de la gente inocente.

Por eso el juicio lo ganan los ricos

y lo pierden los pobres.

13 ¡Hay tanta maldad hoy en día

que lossabiosprefieren callarse!

14-15 »Ustedes dicen estar seguros

de que yo vivo entre ustedes.

Si en verdad quieren que así sea,

dejen de hacer lo malo,

empiecen a hacer lo bueno

y traten a todos con justicia.

Puede ser que entonces

yo, el Dios todopoderoso,

viva entre ustedes y les dé vida.

Puede ser que entonces

yo, el Dios todopoderoso,

bendigaa los pocos de ustedes

que hayan quedado con vida».

El llanto de Israel

16-17 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, ha dicho:

«Cuando yo venga a castigarlos,

el llanto se oirá por todas partes.

Se llorará en las calles,

se llorará en los mercados,

se llorará en los viñedos,

se llorará en los campos,

¡y también en los velorios!

18 ¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los que esperan con ansias

el día de mi llegada!

¡No saben lo que les espera!

¡No será un día de luz,

sino un día de terrible oscuridad!

19 Ese día sabrán lo que sienten

los que huyen de un león

y se encuentran con un oso.

Ese día sabrán lo que sienten

los que entran en su casa

y los muerde una serpiente

al apoyarse en la pared.

20 »En verdad, así será

el día de mi llegada:

¡no será un día de felicidad,

sino un día de terrible tristeza!

21 »¡Yo aborrezco sus fiestas religiosas!

¡No soporto sus cultos deadoración!

22 Ustedes se acercan a mí

trayendo toda clase deofrendas,

pero yo no quiero ni mirarlas.

23 ¡Vayan a cantar a otra parte!

¡No quiero oír esa música de arpa!

24 Mejor traten con justicia a los demás

y sean justos como yo lo soy.

¡Que abunden sus buenas acciones

como abundan las aguas

de un río caudaloso!

25 »Pueblo de Israel,

durante los cuarenta años

que anduvieron por el desierto,

ustedes nunca me presentaron ofrendas.

26 En cambio, llevaban en hombros

la imagen de Sicut,

el dios que llaman rey,

y cargaban la imagen del dios Quiiún

que tenía la forma de una estrella.

27 Por eso haré que a ustedes

se los lleven presos a otro país

que está más allá de Siria.

Yo, el Dios todopoderoso,

les juro que así será».

Amós 6

Dios castigará a Israel

1 Amós continuó diciendo:

¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los que viven cómodos en Jerusalén!

¡Qué mal les va a ir a ustedes,

los poderosos de este gran país!

Si creen que Jerusalén y Samaria

son ciudades seguras y confiables,

2 vayan a la ciudad de Calné,

a la gran ciudad de Hamat

y a Gat, ciudad filistea,

¡y vean lo que pasó con ellas!

¿Se creen ustedes mejores que ellos,

o creen que su país es más grande?

3 ¡Aunque pongan un rey muy violento

no podrán alejar la desgracia!

4 Ustedes se pasan el día

recostados en lujosas camas de marfil

y comiéndose lo mejor del ganado.

5 Ustedes se la pasan tocando el arpa,

se ponen a componer canciones,

y hasta inventan nuevos instrumentos.

¡Así también hacía el rey David!

6 Beben vino hasta emborracharse,

y usan los más finos perfumes,

¡pero nada les importa

que el país esté en la ruina!

7 Por eso voy a poner fin

a sus falsas fiestas religiosas,

y cuando el pueblo

sea llevado a otro país,

a ustedes se los llevarán primero.

8 Nuestro Dios, el todopoderoso, claramente ha dicho:

«¡Ya no quiero a los israelitas!

¡Se sienten muy orgullosos

de sus hermosos palacios!

Por eso voy a entregarlos,

a ellos y a su ciudad,

en manos de sus enemigos.

9 »Cuando eso pase, no importa si sólo diez hombres quedan con vida en una casa, todos ellos morirán.

10 Tal vez llegue algún pariente para recoger y quemar los cadáveres; si algún otro pariente le pregunta si todavía queda alguien, el primero le responderá que no, y le advertirá que se calle, porque podrían pronunciar misantonombre, y entonces les iría peor.

11 »Tomen esto en cuenta:

Yo, el Dios de Israel,

voy a destruir por completo

todas las casas, ¡grandes y pequeñas!

12 »Hay dos cosas imposibles de hacer:

correr a caballo entre las piedras

y arar en el mar.

Pero ustedes hicieron

lo que parecía imposible:

convirtieron la justicia en muerte

y en tristeza la alegría de un pueblo.

13 Ustedes se sienten muy felices

de haber conquistado

una ciudad insignificante

y creen que pueden vencer

a pueblos más poderosos.

14 »Pues oigan esto, israelitas:

Voy a mandar contra ustedes

una nación que los conquiste,

y los vencerá por completo;

desde Hamat, en el norte,

hasta el desierto, en el sur.

Yo, el Dios todopoderoso,

les juro que así será».

Amós 7

Los saltamontes

1 Nuestro Dios me permitió ver los saltamontes que estaba por lanzar sobre los campos de Israel. Ya se había levantado la primera cosecha, la que pertenece al rey. Pero faltaba levantar la segunda cosecha, la que es para el pueblo.

2 Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios:

—¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

3 Entonces Dios sintió compasión de nosotros, y dijo:

—Está bien. No voy a mandar estos saltamontes contra ustedes.

El fuego

4 Nuestro Dios me permitió ver el fuego con que pensaba castigarnos. Ese fuego quemaría toda la tierra, y también lo más profundo del mar.

5 Pero yo le rogué a Dios:

—¡No lo hagas, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

6 Entonces Dios sintió compasión de nosotros, y dijo:

—Está bien. Tampoco voy a mandar este fuego contra ustedes.

La plomada

7 Nuestro Dios también me permitió verlo cuando estaba junto a un muro, con una plomada de albañil en la mano.

8 Me preguntó:

—¿Qué es lo que ves, Amós?

Yo le respondí:

—Veo una plomada de albañil.

Entonces Dios me dijo:

—Con esta plomada voy a ver si mi pueblo se comporta rectamente. Ya no voy a perdonarle un solopecadomás.

9 Destruiré los pequeños templos donde los israelitasadorana susídolos, y le declararé la guerra a la familia del rey Jeroboam.

Amós y Amasías

10 Unsacerdotede Betel, llamado Amasías, mandó a decirle a Jeroboam, rey de Israel:

«Amós anda haciendo planes en contra de Su Majestad. Como israelitas, no podemos dejar que siga haciéndolo.

11 Según él, Su Majestad morirá en el campo de batalla, y los israelitas serán llevados presos a otro país».

12 Amasías habló también conmigo, y me dijo:

—Óyeme tú, que dices que has visto lo que va a suceder: ¡largo de aquí! Mejor vete a Judá. Allá podrás ganarte la vida comoprofeta.

13 Deja ya de profetizar aquí en Betel, porque en esta ciudad está el templo más importante del reino, y aquí es donde el rey viene aadorar.

14 Yo le respondí:

—Pues fíjate que no soy ningún profeta, ni tampoco mi padre lo fue. Me gano la vida cuidando ganado y cosechando higos silvestres.

15 Si ahora profetizo, es porque Dios mismo me pidió que dejara de cuidar el ganado, y me mandó a anunciarle este mensaje a su pueblo Israel.

16-17 »Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque sondescendientesde Isaac. Ahora escúchame tú lo que Dios me manda a decirte:

“En esta misma ciudad,

tu mujer se volverá prostituta,

y tus hijos y tus hijas

morirán atravesados por la espada.

Otros se quedarán con tus tierras,

tú morirás lejos de tu patria,

y los israelitas serán llevados

a un país muy lejano”.