Nehemías 6

Plan contra Nehemías

1 Sambalat, Tobías, Guésem el árabe, y nuestros otros enemigos se enteraron de que habíamos terminado de reparar el muro, y que ya no quedaban secciones caídas, aunque todavía no habíamos colocado los portones en su lugar.

2 Entonces Sambalat y Guésem me enviaron un mensaje pidiéndome que me reuniera con ellos en uno de los pueblitos del valle de Onó. Eso era una trampa para hacerme daño.

3 Entonces yo les mandé a decir que estaba muy ocupado con una tarea importante, y que no podía reunirme con ellos porque el trabajo se detendría.

4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, pero yo les respondí lo mismo.

5 La quinta vez Sambalat envió a uno de sus ayudantes con una carta abierta.

6 Decía así:

«La gente anda diciendo, y Guésem también me lo dijo, que ustedes y los judíos han reconstruido el muro porque están planeando ponerse en contra del rey Artajerjes. Se dice también que tú quieres ser el rey de Judá,

7 y que has ordenado a algunosprofetasque anuncien en Jerusalén que ya eres el rey. Sin duda, Artajerjes se va a enterar de esto. Será mejor que nos reunamos contigo para planear qué haremos».

8 Entonces yo le envié esta respuesta: «Nada de lo que dices es verdad. Es un invento tuyo».

9 Y es que ellos querían asustarnos, pensando que así dejaríamos de trabajar, pero yo le pedí a Dios que me ayudara a seguir trabajando con más fuerza aún.

10 Después me fui a ver a Semaías hijo de Delaías, y nieto de Mehetabel, que se había encerrado en su casa, y él me dijo:

—Vamos al templo de Dios. Allí nos refugiaremos y cerraremos bien las puertas, porque esta noche han planeado matarte.

11 Pero yo le respondí:

—No pienses que soy un cobarde. ¿Crees que me refugiaría en el templo de Dios para salvar mi vida? ¡No! No lo haré.

12 Me di cuenta de que Semaías decía eso porque Sambalat y Tobías le habían pagado para hacerlo, y que no hablaba de parte de Dios.

13 Querían asustarme para hacermepecar, y así acusarme de ser una mala persona.

14 Entonces oré a Dios: «¡Dios mío, no olvides lo que han hecho Tobías y Sambalat! ¡Ni te olvides de la profetisa Noadías ni de los otros profetas que quisieron asustarme!»

15 La reconstrucción del muro quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul.El trabajo duró cincuenta y dos días.

16 Cuando nuestros enemigos se enteraron de esto, los países vecinos tuvieron miedo y se sintieron avergonzados, porque comprendieron que esta obra se había realizado con la ayuda de nuestro Dios.

17 Durante todo ese tiempo, los jefes de Judá habían mantenido comunicación con Tobías,

18 porque muchos de ellos se habían comprometido a ayudarlo. Habían hecho esto porque Tobías era yerno de Secanías hijo de Árah, y porque su hijo Johanán se había casado con la hija de Mesulam hijo de Berequías.

19 Frente a mí, hablaban de todo lo bueno que Tobías había hecho, y a él le contaban todo lo que yo decía. Por su parte, Tobías me enviaba cartas para tratar de asustarme.

Nehemías 7

Nehemías organiza la defensa de la ciudad

1 Cuando se terminó de reparar el muro, se colocaron los portones en su lugar y se eligieron los guardias de las entradas, los cantores y los ayudantes de lossacerdotes.

2 A mi hermano Hananí lo nombré gobernador de Jerusalén; a Hananías lo nombré jefe del palacio del rey, porque podía confiar en él, y además respetaba a Dios más que otras personas.

3 Les dije que no debían abrirse los portones de la ciudad antes de la salida del sol, y que debían cerrarse al atardecer, antes de que los guardias se retiraran. Además, les ordené que nombraran guardias de entre los que vivían en Jerusalén, algunos para los puestos de vigilancia y otros para vigilar sus casas.

Los que volvieron de Babilonia

4 La ciudad de Jerusalén era grande y extensa, pero había poca gente en ella porque no se habían reconstruido las casas.

5 Entonces Dios me dio la idea de reunir a todos, incluyendo los jefes y asistentes, para hacer una lista de las familias. Yo encontré el libro donde estaban anotados los que habían llegado antes, y en ese libro estaba escrito lo siguiente:

6 «Ésta es la lista de las personas de la provincia de Judá que volvieron de Babilonia. Fueron llevados prisioneros por el rey Nabucodonosor de Babilonia, pero volvieron a Jerusalén y a otros lugares de Judá. Cada uno volvió a su pueblo o ciudad.

7 Loslíderesque los ayudaron fueron:

Zorobabel,

Josué,

Nehemías,

Azarías,

Raamías,

Nahamaní,

Mardoqueo,

Bilsán,

Mispéret,

Bigvai,

Nehúm,

Baaná.

8 »De losdescendientesde Parós regresaron dos mil ciento setenta y dos personas;

9 de los descendientes de Sefatías, trescientas setenta y dos;

10 de los de Árah, seiscientos cincuenta y dos;

11 de los de Pahat-moab, dos mil ochocientos dieciocho. Todos estos eran descendientes de Josué.

12 »De los descendientes de Elam regresaron mil doscientos cincuenta y cuatro personas;

13 de los descendientes de Zatú, ochocientos cuarenta y cinco;

14 de los de Zacai, setecientos sesenta;

15 de los de Binuy, seiscientos cuarenta y ocho;

16 de los de Bebai, seiscientos veintiocho;

17 de los descendientes de Azgad, dos mil trescientos veintidós;

18 de los de Adonicam, seiscientos sesenta y siete;

19 de los de Bigvai, dos mil sesenta y siete;

20 de los de Adín, seiscientos cincuenta y cinco;

21 y de los de Ater, noventa y ocho. Todos estos eran descendientes de Ezequías.

22 »De los descendientes de Hasum regresaron trescientas veintiocho personas;

23 de los descendientes de Besai, trescientos veinticuatro;

24 de los de Harif, ciento doce;

25 de los de Gabaón, noventa y cinco.

26 »También volvieron los que vivían en las siguientes ciudades y pueblos:

De Belén y Netofá regresaron ciento dieciocho personas;

27 de Anatot, ciento veintiocho;

28 de Bet-azmávet, cuarenta y dos;

29 de Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientos cuarenta y tres;

30 de Ramá y de Gueba, seiscientos veintiuno;

31 de Micmás, ciento veintidós;

32 de Betel y de Ai, ciento veintitrés;

33 de Nebo, cincuenta y dos personas;

34 de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

35 de Harim, trescientos veinte;

36 de Jericó, trescientos cuarenta y cinco;

37 de Lod, Hadid y Onó, setecientos veintiuno;

38 de Senaá, tres mil novecientos treinta.

39 »De lossacerdotesregresaron los siguientes:

De los descendientes de Jedaías, que eran familia de Josué, regresaron novecientos setenta y tres sacerdotes;

40 de los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos;

41 de los de Pashur, mil doscientos cuarenta y siete;

42 de los de Harim, mil diecisiete.

43 »De los ayudantes de los sacerdotes regresaron setenta y cuatro de los descendientes de Josué y de Cadmiel, que eran de la familia de Hodavías.

44 »De los cantores regresaron ciento cuarenta y ocho, que eran descendientes de Asaf.

45 »De los vigilantes de las entradas, que eran descendientes de Salum, de Ater, de Talmón, de Acub, de Hatitá y de Sobai, regresaron ciento treinta y ocho.

46-56 »De los que trabajaban en el templo regresaron todos aquellos que eran descendientes de:

Sihá,

Hasufá,

Tabaot,

Queros,

Siahá,

Padón,

Lebaná,

Hagabá,

Salmai,

Hanán,

Guidel,

Gáhar,

Reaías,

Resín,

Necodá,

Gazam,

Uzá,

Paséah,

Besai,

Meunim,

Nefusim,

Bacbuc,

Hacufá,

Harhur,

Baslut,

Mehidá,

Harsá,

Barcós,

Sísara,

Temá,

Nesíah,

Hatifá.

57-59 »De los parientes de los ayudantes de Salomón regresaron todos aquellos que eran descendientes de Sotai, Soféret, Perudá, Jaalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Hatil, Poquéret-hasebaím y Amón.

60 »Los que trabajaban en el templo y los descendientes de los ayudantes de Salomón eran en total trescientos noventa y dos.

61 »Algunos que llegaron de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Imer y Adón no pudieron comprobar que eran israelitas; tampoco pudieron demostrar que sus padres fueran israelitas ni que estuvieran casados con alguna israelita.

62 Esta gente era descendiente de Delaías, de Tobías y de Necodá, y en total eran seiscientos cuarenta y dos.

63 »De los parientes de los sacerdotes que no pudieron demostrar que en verdad eran sacerdotes, estaban los descendientes de Hobaías, Cos y Barzilai. Este Barzilai había tomado el apellido de su suegro. Se había casado con la hija de un hombre llamado también Barzilai y que era de Galaad.

64 Todos estos buscaron sus nombres en la lista, pero no los encontraron, así que no se les permitió trabajar como sacerdotes.

65 Además, el gobernador les prohibió comer de los alimentos ofrecidos a Dios, hasta que un sacerdote pudiera consultar a Dios por medio del Urim y el Tumim,para saber qué hacer.

66 »En total regresaron de Babilonia cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas.

67 Con esa gente vinieron siete mil trescientos treinta y siete sirvientes y sirvientas, además de doscientos cuarenta y cinco cantantes.

68 Traían setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas,

69 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros.

70 »Algunos jefes de familia hicieron donaciones para el trabajo de reconstrucción. El gobernador entregó a la tesorería ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas para los sacerdotes.

71 Los jefes de familia entregaron a la tesorería ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata.

72 Todos los demás dieron en total ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete túnicas para los sacerdotes.

73 »Todos los israelitas, incluidos los sacerdotes, sus ayudantes, los guardias de las entradas, los cantores y los servidores del templo de Dios, se quedaron a vivir en sus pueblos».

Esdras lee el libro de la Ley frente a todo el pueblo

# Cuando llegó el mes de Etanim,los israelitas ya estaban viviendo en sus pueblos.

Nehemías 8

1-3 El primer día del mes de Etanim todo el pueblo se reunió en la plaza, frente a la entrada llamada del Agua. Allí estaban los hombres, las mujeres y todos los niños mayores de doce años. Entonces le pidieron a Esdras, el maestro ysacerdote, que trajera el libro de laLey, la cual Dios había dado a los israelitas por medio de Moisés. Así que Esdras fue y trajo el libro, y lo leyó desde muy temprano hasta el mediodía. Todos los que estaban allí escucharon con mucha atención.

4-5 Esdras estaba de pie sobre una plataforma de madera que se había construido para esa ocasión, de manera que todos podían verlo. A su derecha, también de pie, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilquías y Maaseías. A su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. Cuando abrió el libro, todos se pusieron de pie.

6 Entonces Esdras alabó al Dios todopoderoso, y todos, con los brazos en alto, dijeron: «¡Sí, sí, alabado sea Dios!» Luego se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente yadorarona Dios.

7-8 Después de esto, los siguientes ayudantes de los sacerdotes colaboraron en hacer entender la ley de Dios al pueblo:

Josué,

Baní,

Serebías,

Jamín,

Acub,

Sabtai,

Odías,

Maaseías,

Quelitá,

Azarías,

Jozabad,

Hanán,

Pelaías.

Ellos leían y traducían con claridad el libro para que el pueblo pudiera entender.

9 Y al oír lo que el libro decía, todos comenzaron a llorar. Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote Esdras y los ayudantes le dijeron a la gente: «¡No se pongan tristes! No lloren, porque este día está dedicado a nuestro Dios».

10 Esdras también les dijo: «¡Hagan fiesta! Coman de lo mejor, beban vino dulce; inviten a los que no tengan nada preparado. Hoy es un día dedicado a nuestro Dios, así que no se pongan tristes. ¡Alégrense, que Dios les dará fuerzas!»

11 Los ayudantes de los sacerdotes también calmaban al pueblo y le decían: «Cállense. No lloren, porque éste es un día dedicado a Dios. No hay motivo para estar tristes».

12 Así que todos se fueron y organizaron una gran fiesta para celebrar que habían entendido la lectura del libro de la Ley. Todos fueron invitados a la fiesta, y comieron y bebieron con alegría.

13 Al segundo día, los jefes de todos los grupos familiares, los sacerdotes y sus ayudantes se reunieron con Esdras para estudiar el libro de la Ley.

14 Se dieron cuenta entonces de que Dios había ordenado por medio de Moisés que todos ellos debían vivir en enramadasdurante la fiesta religiosa del mes de Etanim.

15 También se dieron cuenta de que debían dar a conocer en Jerusalén, y en todos los pueblos vecinos, la siguiente orden: «Vayan a los cerros a buscar ramas de olivo, de arrayán, de palmeras o de cualquier otro árbol lleno de hojas, para que hagan las enramadas que ordena la Ley».

16 Así que la gente salió a buscar ramas, y cada uno construyó con ellas su propia enramada. Unos la hicieron en el piso alto de la casa, otros la hicieron en el patio, y aun otros la hicieron en la plaza del templo de Dios, frente a la entrada del Agua y frente a la entrada de Efraín.

17 Todos los que habían vuelto de Babilonia hicieron enramadas y se colocaron debajo de ellas. Estaban muy alegres, pues desde la época de Josué hijo de Nun hasta aquel día, los israelitas no habían celebrado esta fiesta.

18 La fiesta duró siete días, y en cada uno de ellos Esdras leyó el libro de la Ley de Dios. Al octavo día celebraron un culto para adorar a Dios siguiendo las instrucciones del libro de la Ley.

Nehemías 9

Confesión de pecado

1 El día veinticuatro del mes de Etanim,los israelitas se reunieron paraayunar. Para demostrar que estaban arrepentidos, se pusieron ropas ásperas y se echaron tierra sobre la cabeza.

2 Después de apartarse de todos los extranjeros, se pusieron de pie, confesaron suspecadosy reconocieron la maldad de susantepasados.

3 Durante tres horas permanecieron en ese mismo lugar, mientras se les leía el libro de laLeyde Dios. Las tres horas siguientes las dedicaron a confesar sus pecados y aadorara Dios.

4-5 Josué, Binuy, Cadmiel, Sebanías, Binui, Serebías, Baní, Quenaní, Hasabnías, Odías y Petahías, que eran ayudantes de Nehemías y estaban en la plataforma, oraron a Dios en voz alta:

«¡Benditosea nuestro poderoso Dios!

¡Alabémoslo hoy, mañana y siempre!

¡Dios nuestro,

no son suficientes las palabras

para darte la alabanza que mereces!»

6 Luego el pueblo oró así:

«Tú eres el único Dios verdadero.

Tú hiciste el cielo y las estrellas,

y lo que está más allá del cielo.

Hiciste la tierra, los mares

y todo lo que hay en ellos.

Tú das vida a todo lo que existe,

y las estrellas del cielo te adoran.

7 »Dios nuestro,

tú elegiste a Abram,

lo sacaste de Ur,

ciudad de los caldeos.

Le cambiaste el nombre

y lo llamaste Abraham.

8 Podías confiar en él,

y por eso le prometiste

hacer de susdescendientes

los dueños de un gran territorio.

»Ese territorio lo ocupaban

los cananeos y los hititas,

los amorreos y los ferezeos,

los jebuseos y los gergeseos.

¡Y tú cumpliste la promesa!

¡En ti se puede confiar!

9 »Nuestros antepasados

sufrieron mucho en Egipto,

pero tú te fijaste en ellos

y escuchaste sus quejas

a orillas del Mar de los Juncos.

10 Enviaste terribles castigos

al rey de Egipto,

a sus ayudantes

y a todo su pueblo,

porque trataron con crueldad

a nuestros antepasados.

Así te ganaste la fama

que hasta ahora tienes.

11 »Ante nuestros antepasados

dividiste el mar en dos,

para que cruzaran por tierra seca.

Pero a los egipcios

los hundiste en el agua;

¡los hiciste caer como piedras

hasta el fondo del mar!

12 De día guiaste a tu pueblo

con una columna de nube;

de noche lo dirigiste

con una columna de fuego.

Tú les mostraste el camino

que debían seguir.

13-14 »Después bajaste

al monte Sinaí,

y hablaste desde el cielo

a nuestros antepasados.

Allí les diste tusmandamientos

por medio de Moisés, tu servidor.

Y les ordenaste descansar

en el díasábado,

para que te adoraran.

15 Les enviaste pan del cielo

para calmar su hambre,

y sacaste agua de la roca

para calmar su sed.

También les ordenaste

conquistar la tierra

que les habías prometido.

16 »Pero nuestros antepasados

fueron orgullosos y tercos;

no te obedecieron.

17-18 Se olvidaron de losmilagros

que tú hiciste en su favor.

Fueron desobedientes

y nombraron a un jefe

para que los llevara a Egipto,

de vuelta a la esclavitud.

Luego hicieron un toro de metal

y dijeron que ése era su dios,

el dios que los sacó de Egipto.

Pero tú no los abandonaste,

pues eres tierno y compasivo,

y siempre estás dispuesto a perdonar.

No te enojas con facilidad,

y es tanto tu amor

que en ti se puede confiar.

19 »No dejaste de guiarlos

ni de día ni de noche;

no los abandonaste en el desierto,

pues los amabas mucho.

20 Fuiste bueno con ellos

y con tu espíritu de bondad

les enseñaste a vivir.

No dejaste de enviarles

el maná para comer

ni el agua para calmar su sed.

21 Cuarenta años los alimentaste

y nada les faltó en el desierto.

Tampoco se les gastó la ropa

ni se les hincharon los pies.

22 »También les diste

reinos y territorios.

Conquistaron Hesbón y Basán,

que eran gobernados

por los reyes Og y Sihón.

23 Les diste tantos hijos

como estrellas hay en el cielo.

Los trajiste a la tierra prometida

para que la conquistaran,

24 y ellos entraron y la tomaron.

Tú derrotaste a los pueblos

y a los reyes de Canaán;

los pusiste bajo nuestro poder

para que hiciéramos con ellos

lo que nos pareciera.

25 Israel conquistó tierras fértiles

y poderosas ciudades;

tomó casas llenas de riqueza,

pozos de agua y viñedos,

olivares y árboles frutales.

Nuestros antepasados

comieron hasta hartarse,

engordaron y disfrutaron

de tu gran bondad.

26 »Pero luego ellos

se pusieron en tu contra.

¡Te insultaron gravemente!

Desobedecieron tu ley,

y mataron a tusprofetas.

Y los profetas sólo les decían

que debían arrepentirse

y obedecer tu ley.

27 Por eso los entregaste

en poder de sus enemigos,

para hacerlos sufrir.

»Nuestros antepasados no aguantaron

que los hicieras sufrir tanto,

y te pidieron ayuda.

Tan grande es tu amor por ellos

que desde el cielo los escuchaste,

y les enviaste libertadores.

28 Pero en cuanto tenían paz

volvían a desobedecerte.

Entonces, una vez más,

caían en poder de sus enemigos.

Pero volvían a pedirte ayuda,

y tú desde el cielo los escuchabas.

Tan grande era tu amor por ellos,

que una y otra vez los liberabas.

29 Les ordenaste obedecer tu ley,

la cual da vida a los que la obedecen,

pero ellos fueron rebeldes y orgullosos,

y no la obedecieron.

30 Durante muchos años

les tuviste paciencia;

tu espíritu y tus profetas

les advirtieron del castigo.

Pero ellos no quisieron escuchar,

así que los dejaste caer en manos

de sus enemigos.

31 Sin embargo,

los amabas tanto que no los destruiste

ni los abandonaste.

¡Eres un Dios tierno y compasivo!

32 »¡Dios nuestro, qué poderoso eres!

¡Todos tiemblan ante ti!

Eres un Dios fiel

que siempre cumple sus promesas,

y nunca deja de amarnos.

Mira cuánto han sufrido

nuestros reyes y jefes,

nuestrossacerdotesy profetas,

y también nuestros antepasados.

Desde el momento en que caímos

bajo el poder de los reyes de Asiria

hasta el día de hoy,

tu pueblo no ha dejado de sufrir.

33 Pero el castigo ha sido justo,

pues tú fuiste fiel

y nosotros pecamos contra ti.

34 Nuestros reyes y jefes,

nuestros sacerdotes y antepasados,

no obedecieron tu ley

ni hicieron caso de tus advertencias.

35 Tenían un reino y riquezas,

y el territorio fértil que les diste,

pero ni aun así te adoraron

ni dejaron su maldad.

36 »Dios mío,

mira cómo estamos.

Ahora somos esclavos

en el país que les diste

a nuestros antepasados

para que lo disfrutaran.

37 Los reyes que ahora nos dominan,

son el castigo por nuestros pecados,

y son ellos quienes disfrutan

de lo mejor de nuestra tierra.

Son nuestros dueños,

y hacen lo que quieren

con todo nuestro ganado.

¡Todo esto nos tiene muy tristes!»

Los israelitas se comprometen

38 Por todo esto que nos ha pasado, nosotros los israelitas nos comprometemos firmemente a obedecer a nuestro Dios. Este compromiso lo ponemos por escrito, sellado y firmado por nuestros jefes, lossacerdotesy sus ayudantes.

Nehemías 10

1 Yo mismo, Nehemías, firmé el documento de compromiso, pues era el gobernador, y también lo firmó Sedequías. La siguiente es la lista de todos los que firmaron el documento:

De lossacerdotesfirmaron:

2 Seraías,

Azarías,

Jeremías,

3 Pashur,

Amarías,

Malquías,

4 Hatús,

Sebanías,

Maluc,

5 Harim,

Meremot,

Abdías,

6 Daniel,

Guinetón,

Baruc,

7 Mesulam,

Abías,

Mijamín,

8 Maazías,

Bilgai,

Semaías.

9-13 Josué hijo de Azanías firmó, junto con quince hermanosdescendientesde Henadad y Cadmiel:

Binuy,

Sebanías,

Odías,

Quelitá,

Pelaías,

Hanán,

Micaías,

Rehob,

Hasabías,

Zacur,

Serebías,

Sebanías,

Hodías,

Baní,

Beninu.

14 De los jefes del pueblo firmaron:

Parós,

Pahat-moab,

Elam,

Zatú,

Baní,

15 Binuy,

Azgad,

Bebai,

16 Adonías,

Bigvai,

Adín,

17 Ater,

Ezequías,

Azur,

18 Odías,

Hasum,

Besai,

19 Harif,

Anatot,

Nebai,

20 Magpías,

Mesulam,

Hezir,

21 Mesezabel,

Sadoc,

Jadúa,

22 Pelatías,

Hanán,

Anaías,

23 Oseas,

Hananías,

Hasub,

24 Halohés,

Pilhá,

Sobec,

25 Rehúm,

Hasabná,

Maaseías,

26 Ahías,

Hanán,

Anán,

27 Maluc,

Harim,

Baaná.

Compromiso del pueblo

28-29 Todos los demás ciudadanos, incluidos lossacerdotes, los ayudantes, los vigilantes de las entradas, los cantores y los servidores del templo prometieron obedecer todos losmandamientosde Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de laLeyde Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus esposas y sus hijos mayores de doce años.

30-39 Todos nosotros nos comprometimos a cumplir con lo siguiente:

«Ninguno de nuestros hijos o hijas se casará con gente de otro país.

»Si un extranjero viene a vendernos trigo u otros productos en díasábadoo en cualquier otro día festivo, no le compraremos nada.

»Cada siete años dejaremos de trabajar la tierra y perdonaremos lo que se nos deba.

»Cada año daremos una contribución de cuatro gramos de plata para los gastos del templo de nuestro Dios. Eso servirá para comprar el pan dedicado a Dios, el cereal y los animales para laofrendadiaria, las ofrendas de los sábados y de luna nueva, y de todas las otras fiestas religiosas. También servirá para comprar las ofrendas por el perdón de nuestrospecados, y para las ofrendas en general.

»Cada año los sacerdotes y sus ayudantes, junto con todo el pueblo, echarán suertes para saber a qué grupo familiar le toca traer la leña que debe ser ofrecida y quemada sobre el altar de nuestro Dios, según lo que está escrito en el libro de la Ley.

»Cada año traeremos al templo de Dios las primeras cosechas de lo que produzcan nuestras tierras, y los primeros frutos de nuestros árboles.

»Presentaremos nuestros primeros hijos ante los sacerdotes del templo, para dedicarlos a Dios. Además llevaremos el primer ternero de cada vaca y el primer cordero de cada oveja.

»Llevaremos a los sacerdotes la masa hecha con el primer trigo de nuestras cosechas, los primeros frutos de nuestros árboles, el primer vino, y el primer aceite. Ellos lo guardarán en los almacenes del templo de nuestro Dios.

»Entregaremos a los ayudantes de los sacerdotes la décima parte de lo que produzcan nuestras tierras, porque a ellos les toca recoger esas contribuciones en nuestras poblaciones.

»Un sacerdotedescendientede Aarón acompañará a los ayudantes cuando vayan a recoger los diezmos, y luego ellos llevarán una décima parte de esa contribución a los almacenes del templo de nuestro Dios. Todos nosotros llevaremos las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde se guardan los utensilios del templo, y de los sacerdotes, ayudantes, vigilantes de las entradas y cantores.

»Nunca descuidaremos el templo de nuestro Dios».

Nehemías 11

Otros informes

Los que volvieron a Jerusalén

1 Los jefes del país se quedaron a vivir en Jerusalén, que es la ciudad de Dios, y el resto del pueblo hizo un sorteo para elegir quiénes irían a vivir allá también. De cada diez familias una debería ir, y las otras nueve se quedarían en las demás poblaciones.

2 Algunos se ofrecieron voluntariamente para ir, y el pueblo le pidió a Dios que los ayudara en todo.

3 Lossacerdotes, los ayudantes de los sacerdotes, los servidores del templo de Dios, losdescendientesde los sirvientes de Salomón, y todos los demás israelitas, se quedaron a vivir en sus respectivas propiedades en la provincia de Judá. Ésta es la lista de loslíderesdel pueblo que vivieron en Jerusalén:

4-6 De latribude Judá se quedaron a vivir Ataías y su familia. Éstos fueron susantepasados:

Ozías,

Zacarías,

Amarías,

Sefatías,

Mahalalel y

Fares.

De los descendientes de Fares se quedaron a vivir en Jerusalén cuatrocientos sesenta y ocho hombres valientes para la guerra. También se quedó a vivir en Jerusalén Maaseías. Éstos fueron sus antepasados:

Baruc,

Colhozé,

Hazaías,

Adías,

Joiarib,

Zacarías y

Siloní.

7 De la tribu de Benjamín se quedó a vivir Salú. Éstos son sus antepasados:

Mesulam,

Joed,

Pedaías,

Colaías,

Maaseías,

Itiel,

Isaías.

8 También se quedaron Gabai y Salai, que eran familia de Salú. En total, de la tribu de Benjamín se quedaron en Jerusalén novecientas veintiocho personas.

9 El jefe de ellos era Joel hijo de Zicrí, y el segundo jefe de la ciudad era Judá hijo de Senuá.

10 De los sacerdotes se quedaron en Jerusalén Jedaías, Jaquín

11 y Seraías. Los antepasados de Seraías fueron: Hilquías, Mesulam, Sadoc, Meraiot y Ahitub, jefe principal del templo de Dios.

12 Con ellos se quedaron ochocientos veintidós de sus compañeros que trabajaban en el templo.

También se quedó el sacerdote Adaías. Sus antepasados eran: Jeroham, Pelalías, Amsí, Zacarías, Pashur y Malquías.

13 Los líderes de la familia de Adaías eran doscientos cuarenta y dos en total.

Otro sacerdote que se quedó fue Amasai; éstos fueron sus antepasados: Azarel, Ahzai, Mesilemot e Imer.

14 Con él se quedaron ciento veintiocho de sus parientes, que eran guerreros, y su jefe era Zabdiel hijo de Guedolim.

15-18 De los ayudantes de los sacerdotes se quedaron en la ciudad de Jerusalén doscientos ochenta y cuatro en total. Entre ellos estaba Semaías, cuyos antepasados fueron Hasub, Azricam, Hasabías y Binuy.

Abdá, cuyos antepasados fueron Samúa, Galal y Jedutún, también se quedó. Con él se quedaron Sabtai y Jozabad, dos de los jefes de los ayudantes de los sacerdotes. Ellos dirigían el trabajo de la parte exterior del templo. Otro ayudante que se quedó fue Matanías, que era el director del coro y cantaba alabanzas a Dios a la hora de la oración. Los antepasados de Matanías fueron Micaías, Zabdí y Asaf. También se quedó Bacbuquías, ayudante de Matanías.

19 De los vigilantes de las entradas se quedaron Acub y Talmón, junto con sus parientes. En total eran ciento setenta y dos vigilantes.

20 El resto de los israelitas y los demás sacerdotes y ayudantes se quedaron a vivir en sus propiedades, que estaban en otras poblaciones de Judá.

21 Pero los servidores del templo de Dios, cuyos jefes eran Sihá y Guispá, se quedaron en Ófel.

22 El jefe de los ayudantes de los sacerdotes que vivían en Jerusalén era Uzí, cuyos antepasados fueron Baní, Hasabías, Matanías, Micaías y Asaf. Este grupo estaba a cargo del canto en los cultos del templo.

23 El rey les había dado a los cantores instrucciones de cómo debían cumplir sus tareas diarias.

24 Petahías, descendiente de Mesezabel, Zérah y Judá, era el representante del pueblo delante del rey.

Otros pueblos israelitas

25 Algunos de latribude Judá se quedaron a vivir en los siguientes pueblos y aldeas de alrededor:

Quiriat-arbá,

Dibón,

Jecabseel,

26 Josué,

Moladá,

Bet-pélet,

27 Hasar-sual,

Beerseba,

28 Siclag,

Meconá,

29 En-rimón,

Sorá,

Jarmut,

30 Zanóah,

Adulam,

Laquis,

Azecá.

Todos ellos se establecieron desde Beerseba, al sur, hasta el valle de Hinom, al norte.

31 Los de la tribu de Benjamín se quedaron a vivir en los siguientes pueblos:

Gueba,

Micmás,

Aías,

Betel y sus aldeas.

32 También se quedaron algunos en los siguientes pueblos:

Anatot,

Nob,

Ananías,

33 Hasor,

Ramá,

Guitaim,

34 Hadid,

Seboím,

Nebalat,

35 Lod,

Onó y el Valle de los Artesanos.

36 Algunos ayudantes de lossacerdotes, que vivían en Judá, se fueron a vivir en el territorio de la tribu de Benjamín.

Nehemías 12

Sacerdotes y ayudantes que regresaron de Babilonia

1-7 Ésta es la lista de lossacerdotesy ayudantes que regresaron de Babilonia con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Josué.

Los jefes de los sacerdotes de la época de Josué, que regresaron, son los siguientes:

Seraías,

Jeremías,

Esdras,

Amarías,

Maluc,

Hatús,

Secanías,

Rehúm,

Meremot,

Idó,

Guinetón,

Abías,

Mijamín,

Maadías,

Bilgá,

Semaías,

Joiarib,

Jedaías,

Salú,

Amoc,

Hilquías,

Jedaías.

8-9 Había dos coros encargados de los himnos de alabanza. De los cantores que formaban el primer coro regresaron los siguientes:

Josué,

Binuy,

Cadmiel,

Serebías,

Judá,

Matanías.

Del segundo coro regresaron los siguientes:

Bacbuquías,

Uní y sus ayudantes.

10 Losantepasadosdel ayudante Josué fueron Joacín, Eliasib, Joiadá,

11 Johanán y Jadúa.

12-21 En la época de Joacín éstos eran los jefes de las familias de los sacerdotes que regresaron:

Meraías Seraías
Hananías Jeremías
Mesulam Esdras
Johanán Amarías
Jonatán Melicú
José Sebanías
Adná Harim
Helcai Meraiot
Zacarías Idó
Mesulam Guinetón
Zicrí Abías
Piltai Moadías
Samúa Bilgá
Jonatán Semaías
Matenai Joiarib
Uzí Jedaías
Calai Salai
Éber Amoc
Hasabías Hilquías
Natanael Jedaías

22 En la época de Eliasib, Joiadá, Johanán y Jadúa, había una lista de los jefes de familia de los sacerdotes y sus ayudantes. La información de esa lista llegaba hasta el año en que Darío comenzó a reinar en Persia.

23 En la lista oficial estaban anotados los jefes de familia de los ayudantes de los sacerdotes, hasta la época de Johanán nieto de Eliasib.

24 Los ayudantes de los sacerdotes estaban divididos en dos coros, que eran dirigidos por Hasabías, Serebías, Josué, Binuy y Cadmiel, y sus asistentes. Durante el culto, el coro principal cantaba una estrofa de un himno, y el otro coro respondía con otra estrofa. Así alababan y daban gracias a Dios, según lo había mandado el rey David.

25 Los vigilantes de las entradas, que también cuidaban las bodegas de al lado, eran: Matanías, Bacbuquías, Abdías, Mesulam, Talmón y Acub.

26 Éstos vivieron en la misma época de Joacín hijo de Josué. Era el tiempo cuando Nehemías gobernaba y el sacerdote Esdras era maestro.

Dedicación del muro de la ciudad

27-29 Las familias de los cantores que se habían instalado alrededor de Jerusalén erandescendientesde Leví. También se instalaron en las aldeas de Netofá, en el pueblito de Guilgal y en los campos de Gueba y Azmávet. Para dedicar a Dios el muro de Jerusalén, los fueron a llamar para que participaran en la celebración. Ellos no sólo cantaban sino que también tocaban instrumentos musicales como platillos, arpas y liras. Por eso los invitaron para que cantaran a Dios alegres himnos de gratitud.

30 Lossacerdotesy sus ayudantes realizaron la ceremonia depurificación, para que ellos mismos pudieranadorara Dios, junto con todo el pueblo. También purificaron las entradas de la ciudad y el muro de protección, para que Dios los aceptara con agrado.

Nehemías continúa su relato

31 Yo, Nehemías, les pedí a loslíderesde Judá que se subieran al muro, y que formaran dos grandes grupos para que marcharan por el muro dando gracias a Dios. También organicé dos coros. Un coro marchó primero, hacia la derecha, como si fuera hacia la entrada del Basurero.

32 Detrás de ellos iba Hosaías, con el primer grupo de líderes,

33 en el cual estaban:

Azarías,

Esdras,

Mesulam,

34 Judá,

Benjamín,

Semaías,

Jeremías.

35-36 Lossacerdotesque los acompañaban eran todos miembros de una misma familia:

Semaías,

Azarel,

Milalai,

Guilalai,

Maai,

Natanael,

Judá,

Hananí,

Zacarías.

Todos ellos tocaban trompetas, y otros instrumentos musicales inventados por David. Losantepasadosde Zacarías fueron:

Jonatán,

Semaías,

Matanías,

Micaías,

Zacur,

Asaf.

Delante de todos ellos iba el maestro Esdras.

37 Cuando llegaron a la entrada de la Fuente, siguieron por el muro, subieron las escaleras de la ciudad de Jerusalén, pasaron por el palacio de David y llegaron hasta la entrada del Agua, que está al este.

38 El otro coro marchó hacia la izquierda dando gracias a Dios, y yo iba detrás de ellos con el otro grupo de líderes. Marchamos por el muro desde la torre de los Hornos hasta donde el muro se hace más ancho,

39 pasando por la entrada de Efraín, la entrada de Jesaná, la de los Pescados, la torre de Hananel y la torre de los Cien, hasta la entrada de las Ovejas. Nos detuvimos en la entrada de la Guardia.

40 Luego los dos coros que daban gracias a Dios ocuparon sus puestos en el templo de Dios. Los líderes que me acompañaban y yo, nos colocamos

41-42 junto a varios sacerdotes que tocaban las trompetas. Entre ellos estaban:

Eliaquim,

Maaseías,

Miniamín,

Micaías,

Elioenai,

Zacarías,

Hananías,

Maaseías,

Semaías,

Eleazar,

Uzí,

Johanán,

Malquías,

Elam,

Éser.

Izrahías dirigía a los cantores.

43 Aquel día se ofrecieron muchossacrificios, y todos nosotros, hombres, mujeres y niños, estuvimos muy contentos, pues Dios nos había llenado de alegría. El gozo que había en Jerusalén se oía desde muy lejos.

Provisiones para el templo de Dios

44 En aquel tiempo nombramos a los encargados de las bodegas en donde se guardaban las provisiones para el templo de Dios, es decir, lasofrendas, los primeros frutos y los diezmos. Eran las porciones que llegaban de los campos de cada ciudad y que, según la ley, les correspondían a lossacerdotesy sus ayudantes. Los de Judá estaban satisfechos con la tarea que hacían los sacerdotes y sus ayudantes.

45 Ellos, junto con los cantores y los vigilantes de las entradas, celebraban el culto a Dios y la ceremonia de lapurificación, siguiendo las instrucciones que habían dado David y su hijo Salomón.

46 Antiguamente, en los tiempos de David y Asaf, había un director de coro. Entonces se cantaban himnos para alabar y dar gracias a Dios.

47 En los tiempos de Zorobabel y de Nehemías, todos los israelitas daban ofrendas para los cantores y los vigilantes de las entradas. También daban ofrendas para los ayudantes de los sacerdotes, y éstos apartaban lo que les correspondía a los sacerdotesdescendientesde Aarón.

Nehemías 13

Nehemías hace cambios

1 Cierto día, mientras el libro de laLeyde Moisés se leía ante todo el pueblo, nos dimos cuenta de que había una ley que decía así: «Jamás se permitirá que los amonitas y los moabitas formen parte del pueblo de Dios».

2 La razón de esta ley era que, en cierta ocasión, esa gente no les dio a los israelitas el pan y el agua que necesitaban, y en cambio le pagó a Balaam para que los maldijera. Pero nuestro Dios hizo que sus malos deseos resultaran en algo bueno.

3 Así que, cuando la gente oyó lo que decía el libro de la Ley, expulsaron de Israel a todos los que se habían mezclado con extranjeros.

4-5 Tiempo atrás, elsacerdoteEliasib era el jefe de las bodegas del templo de nuestro Dios. Como Tobías el amonita era pariente suyo, Eliasib le había dado permiso para vivir en una habitación grande. Allí se guardaban lasofrendasde cereales, elincienso, los utensilios y los diezmos de trigo, vino y aceite. Todo esto era para los sacerdotes, sus ayudantes, los cantores y los vigilantes de las entradas.

6 Cuando Eliasib hizo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos del reinado de Artajerjes, había ido a Babilonia para presentarme ante él. Tiempo después, con el permiso del rey,

7 volví a Jerusalén y descubrí que Eliasib había hecho muy mal en darle a ese amonita una habitación en el templo de Dios.

8 Me enojé mucho, y ordené que sacaran todos los muebles de Tobías,

9 y mandé quepurificaranel lugar. Después di instrucciones para que volvieran a colocar allí los utensilios del templo de Dios, los cereales y el incienso.

10 También me enteré de que a los ayudantes de los sacerdotes no se les habían dado sus alimentos, por lo que ellos y los cantores habían tenido que irse a sus propios campos.

11 Entonces reprendí a las autoridades por haber descuidado el templo de Dios, y mandé llamar a los ayudantes de los sacerdotes y cantores. Los volví a colocar en sus puestos,

12 y todos los de Judá trajeron a las bodegas del templo los diezmos de trigo, vino y aceite.

13 Después puse al sacerdote Selemías, al secretario Sadoc y al ayudante Pedaías como jefes de las bodegas, y nombré como ayudante de ellos a Hanán hijo de Zacur, nieto de Matanías. Eran hombres de confianza, y se encargarían de hacer una buena distribución de las provisiones a sus compañeros.

14 Luego de hacer eso, le dije a Dios: «¡Dios mío, toma en cuenta esto que acabo de hacer, y no te olvides de todo lo bueno que he hecho por tu templo y por el culto!»

15 En ese tiempo vi que en Judá, lossábados, algunos hacían vino y llevaban manojos de trigo sobre los burros. También cargaban vino, racimos de uvas, higos y toda clase de cargas, y todo eso lo traían a Jerusalén para venderlo. Entonces los reprendí por eso.

16 Además, algunos de Tiro que vivían en la ciudad, llevaban pescado y toda clase de productos a Jerusalén, para vendérselos a la gente de Judá los días sábados.

17 Entonces reprendí así a los jefes de Judá:

«¡Está muy mal lo que hacen! ¡No están respetando el día sábado!

18 Acuérdense de que cuando susantepasadoshicieron lo mismo, Dios nos castigó a nosotros y también a esta ciudad. Si ustedes no descansan yadorana Dios el día sábado, él nos castigará aún más».

19 Entonces ordené que los portones de Jerusalén se cerraran en cuanto empezara a anochecer el viernes, y que no se abrieran hasta el anochecer del sábado. Puse a algunos de mis ayudantes para que vigilaran las entradas y no dejaran entrar ninguna carga en día sábado.

20 Una o dos veces, algunos comerciantes y vendedores pasaron la noche fuera de Jerusalén.

21 Yo discutí con ellos y les advertí que, si volvían a pasar la noche junto al muro, los sacaría de allí por la fuerza. Desde entonces no volvieron a presentarse en día sábado.

22 Luego ordené a los ayudantes de los sacerdotes que se purificaran, y fueran a vigilar las entradas para que se respetara el día sábado. Entonces le dije a Dios: «¡Dios mío, tampoco olvides esto que he hecho! Ya que eres tan bueno, ¡ten compasión de mí!»

23 En ese tiempo vi también que algunos judíos se habían casado con mujeres de países como Asdod, Amón y Moab.

24 La mitad de sus hijos hablaban el idioma de Asdod y de otros países, pero no conocían el idioma de los judíos.

25 Discutí con esos hombres y los maldije. A algunos les di de golpes, les arranqué el cabello y los obligué a prometer, en nombre de Dios, que ni ellos ni sus hijos o hijas se casarían con extranjeros.

26 Además, les recordé:

«Ustedes han cometido el mismopecadoque cometió Salomón. Entre muchas naciones no hubo un rey como él. Dios lo amó y lo puso como rey sobre Israel, pero fueron sus esposas extranjeras las que lo hicieron pecar.

27 Por eso, nosotros no vamos a permitir que se cometa este grave pecado contra nuestro Dios. No traicionaremos a Dios casándonos con mujeres extranjeras».

28 Joiadá, que era hijo del jefe de los sacerdotes, tenía un hijo que se casó con una extranjera. Ella era hija de Sambalat el de Horón. Así que obligué al hijo de Joiadá a irse lejos de Jerusalén. Luego hablé con Dios, y le dije:

29 «¡Dios mío, castiga a los sacerdotes y a los ayudantes que no han respetado elpactoque hicieron contigo!»

30 De esta manera los separé de los extranjeros y de todo lo que tuviera que ver con ellos. Luego organicé los turnos de los sacerdotes y de sus ayudantes, cada uno en su tarea.

31 Organicé también a los que traían la leña, para que lo hicieran en las fechas indicadas, y organicé la entrega de los primeros frutos. Luego le dije a Dios: «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y trátame bien!»

Esdras 1

Ciro permite el regreso de los judíos

1-4 En el primer año del gobierno de Ciro, rey de Persia, este rey dio la siguiente orden a todos los habitantes de su reino:

«El Dios de los cielos, que es dueño de todo, me hizo rey de todas las naciones, y me encargó que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en la región de Judá. Por tanto, todos los que sean de Judá y quieran reconstruir el templo, tienen mi permiso para ir a Jerusalén. El Dios de Israel vive allí, y los ayudará.

»Todos los que decidan ir a Jerusalén para trabajar en la reconstrucción, recibirán de sus vecinos ayuda en dinero, mercaderías y ganado. También recibirán donaciones para el templo de Dios».

Ciro, rey de Persia

Con esta orden se cumplió la promesa que Dios había hecho por medio delprofetaJeremías.

5 Cuando los jefes de lastribusde Judá y de Benjamín se enteraron de esta orden, sintieron que Dios les pedía que fueran a Jerusalén para reconstruir su templo. Lo mismo sintieron lossacerdotes, sus ayudantes y muchos otros judíos.

6 Todos sus vecinos les dieron recipientes de oro y plata, mercadería, ganado y otros objetos valiosos, además de muchas donaciones.

7-8 Por su parte, el rey Ciro le ordenó al tesorero Mitrídates que les devolviera a los judíos los utensilios del templo de Dios. Estos utensilios los había sacado del templo de Jerusalén el rey Nabucodonosor, y los había llevado al templo de sus dioses. Mitrídates se aseguró de entregarle todos estos utensilios a Sesbasar, gobernador de Judá.

9-10 Los utensilios entregados fueron:

treinta tazones de oro,

mil tazones de plata,

veintinueve cuchillos,

treinta tazas de oro,

cuatrocientas diez tazas de plata de un mismo juego,

y una gran cantidad de otros utensilios.

11 En total, el tesorero entregó cinco mil cuatrocientos utensilios de oro y plata. Todo esto se lo llevó Sesbasar a Jerusalén cuando regresó con los judíos que muchos años atrás habían sido llevados a Babilonia.

Esdras 2

De regreso a Jerusalén

1-2 El rey Nabucodonosor se había llevado cautivos a Babilonia a muchos judíos. Los que volvieron de allá fueron los hijos de esos cautivos. Varioslíderesregresaron a Jerusalén y a las ciudades de Judá, bajo el mando de Zorobabel. Ésta es la lista de los líderes que regresaron:

Josué,

Nehemías,

Seraías,

Reelaías,

Mardoqueo,

Bilsán,

Mispar,

Bigvai,

Rehúm,

Baaná.

3-20 Los otros judíos que volvieron fueron los siguientes:

De la familia de Parós, dos mil ciento setenta y dos personas.

De la familia de Sefatías, trescientas setenta y dos personas.

De la familia de Árah, setecientas setenta y cinco personas.

De la familia de Pahat-moab, que descendía de Josué y Joab, dos mil ochocientas doce personas.

De la familia de Elam, mil doscientas cincuenta y cuatro personas.

De la familia de Zatú, novecientas cuarenta y cinco personas.

De la familia de Zacai, setecientas sesenta personas.

De la familia de Binuy, seiscientas cuarenta y dos personas.

De la familia de Bebai, seiscientas veintitrés personas.

De la familia de Azgad, mil doscientas veintidós personas.

De la familia de Adonicam, seiscientas sesenta y seis personas.

De la familia de Bigvai, dos mil cincuenta y seis personas.

De la familia de Adín, cuatrocientas cincuenta y cuatro personas.

De la familia de Ezequías, noventa y ocho personas.

De la familia de Besai, trescientas veintitrés personas.

De la familia de Jorá, ciento doce personas.

De la familia de Hasum, doscientas veintitrés personas.

De la familia de Guibar, noventa y cinco personas.

21-35 También volvieron algunas familias que habían vivido en las siguientes ciudades y pueblos:

De Belén, ciento veintitrés personas.

De Netofá, cincuenta y seis personas.

De Anatot, ciento veintiocho personas.

De Bet-azmávet, cuarenta y dos personas.

De Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientas cuarenta y tres personas.

De Ramá y Gueba, seiscientas veintiuna personas.

De Micmás, ciento veintidós personas.

De Betel y Ai, doscientas veintitrés personas.

De Nebo, cincuenta y dos personas.

De Magbís, ciento cincuenta y seis personas.

De Elam, mil doscientas cincuenta y cuatro personas.

De Harim, trescientas veinte personas.

De Lod, Hadid y Onó, setecientas veinticinco personas.

De Jericó, trescientas cuarenta y cinco personas.

De Senaá, tres mil seiscientas treinta personas.

36-39 También volvieron las siguientes familias sacerdotales:

De la familia de Jedaías, que descendía de Josué, novecientas setenta y tres personas.

De la familia de Imer, mil cincuenta y dos personas.

De la familia de Pashur, mil doscientas cuarenta y siete personas.

De la familia de Harim, mil diecisiete personas.

40-42 Las familias de latribude Leví que volvieron eran las siguientes:

De las familias de Josué y de Cadmiel, que descendían de Hodavías, setenta y cuatro personas.

De las familias de los cantores que descendían de Asaf, ciento veintiocho personas.

De las familias de Ater, Talmón, Acub, Hatitá, Sobai y Salum, que eran los guardianes de las entradas del templo, ciento treinta y nueve personas.

43-54 De los sirvientes del templo volvieron las familias que descendían de:

Sihá,

Hasufá,

Tabaot,

Querós,

Siahá,

Padón,

Lebaná,

Hagabá,

Acub,

Hagab,

Salmai,

Hanán,

Guidel,

Gáhar,

Reaías,

Resín,

Necodá,

Gazam,

Uzá,

Paséah,

Besai,

Asná,

Meunim,

Nefusim,

Bacbuc,

Hacufá,

Harhur,

Baslut,

Mehidá,

Harsá,

Barcós,

Sísara,

Temá,

Nesíah,

Hatifá.

55-58 Las familias de los sirvientes de Salomón que volvieron fueron losdescendientesde:

Sotai,

Soféret,

Perudá,

Jaalá,

Darcón,

Guidel,

Sefatías,

Hatil,

Poquéret-hasebaím,

Amón.

Así que los sirvientes del templo y de Salomón que volvieron fueron en total trescientos noventa y dos.

59-60 Desde los pueblos de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Imer y Adón, llegaron algunas familias que descendían de Delaías, Tobías y Necodá. Eran en total seiscientas cincuenta y dos personas, pero no pudieron comprobar que eran judíos.

61-62 De las familias sacerdotales llegaron las de Hobaías, Cos y Barzilai. Este último se llamaba así porque se había casado con una de las hijas de Barzilai de Galaad y se había puesto el nombre de su suegro. Ellos buscaron sus nombres en el registro de las familias, pero no estaban, así que no pudieron comprobar que eran judíos; por eso no les permitieron sersacerdotes.

63 El gobernador no les permitió comer de los alimentos ofrecidos a Dios mientras un sacerdote no consultara el Urim y el Tumim,las dos piedritas usadas para conocer la voluntad de Dios.

64 En total se habían reunido cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas,

65 además de sus esclavos y esclavas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete. También había doscientos cantores y cantoras.

66-67 También traían los siguientes animales: setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros.

68 Algunos jefes de familia llevaron a Jerusalén donaciones para reconstruir el templo de Dios.

69 En total entregaron cuatrocientos ochenta y ocho kilos de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata y cien túnicas para sacerdotes, que fue cuanto pudieron dar.

70 Los sacerdotes, sus ayudantes y algunos otros judíos se quedaron a vivir en Jerusalén, pero los cantores, los guardianes y los sirvientes del templo, y los demás judíos se fueron a vivir a sus propios pueblos.