Éxodo 12

Instrucciones para celebrar la cena de la Pascua

1 Cuando Moisés y Aarón aún estaban en Egipto, Dios les dijo:

2 «Este mes será para ustedes el primer mes del año,y el más importante.

3-5 Digan a todos los israelitas que el día diez de este mes cada familia debe apartar un cordero o un cabrito para comérselo. Los animales deben ser machos, de tan sólo un año de edad, y sin ningún defecto. Pero asegúrense de que el animal que elijan alcance para todos, pues cada miembro de la familia debe comer lo acostumbrado. Si alguna familia es muy pequeña como para comerse todo el animal, deberá compartirlo con la familia vecina.

6 »Cuando cada familia haya apartado su animal, deberá guardarlo hasta el día catorce de este mes, y ese día al atardecer lo matará.

7 Una vez que se reúnan para comer, tomarán un poco de sangre del animal y la untarán en el marco de la puerta de la casa.

8 Esa noche comerán la carne del animal asada al fuego, acompañada de pan sinlevaduray hierbas amargas.

9 Pero no vayan a comerse la carne cruda o hervida; tienen que asarla al fuego, y comerse la cabeza, las patas y las tripas.

10 »Además, deben comer rápidamente, con la ropa y las sandalias puestas, y la vara en la mano, como si estuvieran apurados por salir.

11 No deben guardar nada para el día siguiente, porque es la fiesta de la Pascua en mi honor; lo que les sobre, deberán quemarlo.

12 »Esa noche recorreré todo Egipto y mataré a todos los hijos mayores de cada familia egipcia, sea hombre o animal. Yo soy el Dios de Israel, y les daré su merecido a los dioses de Egipto.

13 Pero ustedes los israelitas no deben tener miedo; la sangre que van a untar en los marcos de las puertas me servirá de señal. Cuando yo la vea, no les haré ningún daño a sus hijos mayores, sino que pasaré de largo.

14-20 »De ahora en adelante, todos ustedes deberán celebrar esta fiesta en mi honor, para recordar el día en que los saqué de Egipto. La fiesta durará siete días, desde el atardecer del día catorce hasta el atardecer del día veintiuno. En esa semana celebrarán dos reuniones especiales, una en el primer día y otra en el séptimo. Dondequiera que ustedes vivan, durante esos siete días comerán pan sin levadura. Desde el primer día de la fiesta, y hasta el último, no deberán tener en su casa ni un pedacito de masa con levadura. El que coma pan con levadura durante estos siete días, sea extranjero o israelita, será expulsado de entre ustedes. Además, durante esos siete días no deberán hacer ningún trabajo; lo único que podrán hacer es preparar su propia comida. Ésta será una ley permanente».

Los israelitas celebran la cena de la Pascua

21 Moisés llamó a los jefes israelitas y les dijo:

«Vaya cada uno de ustedes a buscar un cordero para su familia, y mátenlo para celebrar la cena de laPascua.

22 Echen la sangre del cordero en una vasija, tomen luego unas ramas de hisopo y unten con ellas la sangre en los marcos de las puertas de sus casas. Después de esto, nadie deberá salir de su casa hasta el día siguiente.

23 Así, cuando nuestro Dios recorra el país para quitarles la vida a los hijos mayores de los egipcios, verá la sangre en los marcos de las puertas y pasará de largo. Dios no permitirá que muera ninguno de ustedes.

24 »De ahora en adelante, ustedes los israelitas tendrán la obligación de obedecer siempre estas instrucciones que Dios les ha dado.

25 Cuando vivan en la tierra que Dios prometió darles, celebrarán esta misma ceremonia todos los años.

26 Y cuando sus hijos les pregunten qué significa esta fiesta,

27 ustedes les dirán: “Esta cena es la Pascua que celebramos en honor de nuestro Dios. Cuando él recorrió todo Egipto para matar a los hijos mayores de los egipcios, pasó de largo frente a nuestras casas y nos libró de la muerte”».

Cuando Moisés terminó de hablar, todos los israelitas se arrodillaron yadorarona Dios,

28 y luego hicieron lo que Dios les había ordenado a Moisés y a Aarón.

Décimo castigo: Muerte de los hijos mayores egipcios

29 A la medianoche Dios les quitó la vida a todos los hijos mayores de los egipcios. Murieron todos, desde el hijo mayor del rey, que habría de reinar después, hasta el hijo mayor del que estaba preso en la cárcel. También murieron todas las primeras crías de todos los animales egipcios.

30 Esa noche se levantaron el rey y sus consejeros, y los egipcios lloraban a gritos, pues no había una sola casa donde no hubiera muerto un hijo mayor.

31 Esa misma noche, el rey mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: «¡Váyanse lejos de mi pueblo! ¡Váyanse ustedes y todos los israelitas, yadorena su Dios como lo han estado pidiendo!

32 ¡Llévense sus ovejas y sus vacas, como lo han pedido, y váyanse de aquí! ¡Y pídanle a Dios que no me castigue!»

33 También los egipcios apuraban a los israelitas, pues pensaban que todos iban a morir.

34 Los israelitas, por su parte, tomaron la masa sinlevadura, la envolvieron en sus mantos, y con recipientes y todo se la echaron al hombro.

35 Además, a los egipcios les pidieron ropa y objetos de plata y de oro, tal como lo había ordenado Moisés.

36 Dios hizo que los egipcios trataran bien a los israelitas, y que les dieran todo lo que pedían. Así fue como los israelitas les quitaron a los egipcios todas sus pertenencias.

Los israelitas salen de Egipto

37 Los israelitas viajaron a pie desde el pueblo de Ramsés hasta el pueblo de Sucot. Eran como seiscientos mil varones, más las mujeres y los niños.

38 Al salir, se llevaron una gran cantidad de ovejas y vacas, y también salió con ellos muchísima gente de otros países.

39 Salieron de Egipto con tanta prisa que no tuvieron tiempo ni de preparar comida. Por eso tomaron la masa sinlevaduraque sacaron de Egipto, y con ella hicieron pan.

40-41 El pueblo de Dios salió de Egipto precisamente el día en que se cumplían cuatrocientos treinta años de haber vivido allí.

42 Toda esa noche Dios estuvo pendiente de ellos para protegerlos y sacarlos a salvo de Egipto. Por eso, y en recuerdo de lo que Dios hizo por ellos, desde entonces ningún israelita duerme durante la celebración de laPascua.

Más instrucciones acerca de la Pascua

43-49 Dios les dijo a Moisés y a Aarón:

«Cuando celebren laPascua, deberán seguir estas instrucciones:

»Ningún extranjero que trabaje para ti podrá comer del cordero que sesacrificaen la fiesta.

»Sólo podrán comer del cordero los esclavos comprados con dinero israelita, siempre y cuando hayan sidocircuncidados.

»También podrán comer del cordero los extranjeros que vivan entre ustedes, siempre y cuando ellos y todos los hombres de su familia se circunciden antes. Si lo hacen así, serán considerados parte del pueblo y podrán celebrar la Pascua.

»Nadie que no esté circuncidado podrá participar de la cena de la Pascua.

»El cordero deberá comerse dentro de la casa. Fuera de ella no debe salir ni un solo pedacito de carne. Tampoco se le debe quebrar al cordero ni un solo hueso.

»Estas instrucciones deberán obedecerlas tanto los israelitas como los extranjeros que vivan en el país».

50 Los israelitas hicieron todo tal y como Dios se lo ordenó a Moisés y a Aarón,

51 y ese mismo día Dios sacó de Egipto a su pueblo.

Éxodo 13

La fiesta de los panes sin levadura

1 Dios le dijo a Moisés:

2 «El primer hijo de todo matrimonio israelita será para mí. También serán para mí todas las primeras crías de los animales israelitas».

3 Entonces Moisés les dijo a los israelitas:

«Nunca olviden este día. Con su gran poder, nuestro Dios nos ha sacado de Egipto, donde éramos esclavos. De ahora en adelante, ninguno de ustedes deberá comer en este día pan conlevadura.

4-5 Dios les prometió a susantepasadosque les daría el país de Canaán, donde ahora viven otros pueblos. ¡Es un país tan rico que siempre hay abundancia de alimentos!

# »Éste es el primer mes del año.Cuando Dios les haya entregado la tierra prometida y ustedes ya vivan allí, en este mismo mes celebrarán, todos los años, la fiesta de los panes sin levadura.

6-7 Durante siete días comerán pan sin levadura, y en el séptimo día harán una fiesta en honor de nuestro Dios. En esos días, nadie que viva en el país deberá tener en su casa levadura o pan con levadura.

8 »En el séptimo día, les dirán a sus hijos: “Esta fiesta la celebramos para recordar lo que Dios hizo por nosotros cuando nos sacó de Egipto.

9 Esta fiesta será para ustedes como una marca en la mano o en la frente. Les hará recordar que Dios, con su gran poder, nos sacó de Egipto. Por eso, nunca deben olvidarse de susmandamientos.

10 Recuerden que todos los años deberán celebrar esta fiesta en la fecha señalada”.

11 »Cuando Dios les haya entregado el territorio de Canaán, que es el país que les prometió a sus antepasados,

12 ustedes deberán entregarle el primer hijo varón que tengan y el primer macho de sus animales, pues ambos le pertenecen a Dios.

13 En lugar de dar comosacrificioel primer macho de los burros podrán dar en su lugar comoofrendaun cordero. Lo mismo harán ustedes con sus hijos mayores.

14 »Cuando sus hijos les pregunten por qué hacen esos sacrificios, ustedes les dirán: “Con su gran poder, nuestro Dios nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.

15 El rey de ese país se había puesto terco y no nos dejaba salir. Entonces Dios castigó a los egipcios quitándoles la vida a todos sus hijos mayores, y también a las primeras crías de sus animales. Por eso nosotros sacrificamos en su honor el primer macho de nuestros animales, y en lugar de nuestro hijo mayor le damos una ofrenda.

16 Este sacrificio debe ser para ustedes como una marca en el brazo o en la frente, para que recuerden que Dios nos sacó de Egipto con su gran poder”».

Dios guía a los israelitas en su viaje

17 Cuando el rey de Egipto dejó que los israelitas se fueran de su país, Dios mismo les enseñó el camino que debían seguir. No los llevó por la región donde vivían los filisteos, aunque era el camino más corto. Y es que Dios pensó que si los filisteos atacaban a los israelitas, éstos podrían asustarse y regresar a Egipto.

18 Por eso Dios hizo que los israelitas rodearan el camino del desierto que lleva al Mar de los Juncos. Así salieron de Egipto,

19 y Moisés les ordenó llevar con ellos los huesos de José, pues antes de morir, él les había dicho a sus hermanos: «Estoy seguro de que Dios vendrá a ayudarlos; cuando eso pase, llévense de aquí mis huesos».

20 Los israelitas empezaron su viaje en el pueblo de Sucot, y llegaron a Etam, donde comienza el desierto. Allí acamparon.

21-22 En ningún momento Dios los dejó solos. De día los guiaba mediante una nube en forma de columna, y de noche les alumbraba el camino con una columna de fuego.

Éxodo 14

Los israelitas cruzan el Mar de los Juncos

1 Después Dios le dijo a Moisés:

2 «Diles a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi-hahirot, es decir, entre el mar y Migdol, que está exactamente frente a Baal-sefón.

3 Así el rey de Egipto pensará que cuando ustedes llegaron al desierto no supieron qué hacer y decidieron volver.

4 Yo haré que el rey se ponga terco y vaya a perseguirlos. Pero cuando lo haga, destruiré su ejército y le mostraré mi gran poder. Así sabrán los egipcios que yo soy Dios».

Los israelitas hicieron lo que Dios les mandó hacer.

5 Y cuando el rey de Egipto supo que los israelitas se estaban escapando, él y sus asistentes se arrepintieron de haberlos dejado ir, y dijeron: «¡Pero qué locura hemos hecho! ¿Cómo pudimos dejar que los israelitas se fueran? Y ahora, ¿quién va a trabajar por nosotros?»

6-10 Dios hizo que el rey se pusiera terco y saliera con su ejército a perseguir a los israelitas. Enseguida ordenó que le prepararan su carro de guerra, y junto con sus oficiales salió tras ellos. Se llevó seiscientos de los mejores carros de guerra, y todos los demás carros que había en Egipto. Los israelitas, por su parte, habían salido de Egipto cantando victoria.

Poco después, los egipcios alcanzaron a los israelitas en el lugar donde Dios les había ordenado acampar. Cuando los israelitas vieron a lo lejos que el rey y su ejército venían persiguiéndolos, tuvieron mucho miedo y gritaron pidiéndole ayuda a Dios.

11 A Moisés le reclamaron:

—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Por qué nos trajiste a morir en el desierto? ¿Acaso no había en Egipto lugar para enterrarnos?

12 ¿No te dijimos que no nos molestaras, y que nos dejaras trabajar para los egipcios? ¡Hubiera sido mejor seguir allá como esclavos, que venir a morir en el desierto!

13-14 Moisés les respondió:

—¡Tranquilos, no tengan miedo! Ustedes no se preocupen, que van a ver cómo nuestro Dios los va a salvar. A esos egipcios que hoy ven, no volverán a verlos nunca más, porque Dios peleará por ustedes.

15 Pero Dios le dijo a Moisés:

—¿Y tú por qué me pides ayuda? ¡Mejor ordena a los israelitas seguir adelante!

16 Toma la vara y extiende tu brazo sobre el mar, para que se abra en dos; así el pueblo podrá pasar por en medio, caminando sobre tierra seca.

17-18 Como yo haré que los egipcios se pongan tercos, ellos van a ir tras ustedes, pero entonces yo los destruiré. Y cuando haya derrotado al rey, y a todos sus ejércitos y carros, los egipcios sabrán que yo soy el Dios de Israel. ¡Voy a demostrarles mi gran poder!

19 Entonces los israelitas avanzaron en dirección al mar. Mientras tanto, elángelde Dios, que viajaba al frente de ellos, fue y se colocó atrás, quedando entre ellos y los egipcios. Lo mismo hizo la nube en forma de columna,

20 la cual siguió alumbrando el camino a los israelitas, pero dejó en la oscuridad al ejército egipcio. En toda esa noche los egipcios nunca pudieron alcanzar a los israelitas.

21 Moisés, por su parte, extendió su brazo sobre el mar, y Dios hizo que un fuerte viento soplara durante toda la noche. El viento partió el mar en dos, y en medio dejó un camino de tierra seca.

22 El agua formaba dos grandes paredes, una a la derecha y otra a la izquierda. Por ese camino comenzaron a pasar los israelitas.

23 Los egipcios se fueron tras los israelitas por el camino abierto en el mar. Los persiguieron con sus caballos y sus carros de guerra.

24 Pero en la madrugada Dios miró al ejército egipcio desde la columna de nube y fuego, y fue tal el desorden que Dios provocó entre ellos, que se llenaron de pánico.

25 Además, Dios dañó las ruedas de sus carros de guerra, de modo que no podían avanzar. Entonces los egipcios gritaron: «¡Huyamos de los israelitas, pues su Dios está peleando contra nosotros!»

26 Pero Dios le dijo a Moisés: «Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua se vuelva a juntar y cubra a los egipcios y a sus carros».

27 Moisés lo hizo así, y al amanecer el mar se volvió a juntar como antes. Los egipcios trataron de escapar, pero no pudieron hacerlo, porque Dios cubrió con el mar

28 a todo el ejército egipcio y a sus carros de guerra. ¡Ni un solo soldado egipcio quedó con vida!

29 En cambio, los israelitas cruzaron el mar sobre tierra seca, pues el agua formaba dos grandes paredes, una a la derecha y otra a la izquierda.

30 Así fue como aquel día Dios libró a los israelitas. Todos ellos pudieron ver los cuerpos muertos de los egipcios, tendidos a la orilla del mar.

31 Al ver que Dios había derrotado a los egipcios con su gran poder, los israelitas decidieron obedecer a Dios y confiar en él y en Moisés.

Éxodo 15

Un canto de victoria

1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron en honor de Dios este himno:

«Voy a cantar en honor de mi Dios,

pues ha tenido una gran victoria:

¡hundió en el mar caballos y jinetes!

2 »Yo le dedico este himno,

porque él me da fuerza y me salva.

Él es mi Dios;

por eso lo alabo.

Él es el Dios de mi padre;

por eso loadoro.

3 »¡Mi Dios es el Dios de Israel!

¡Mi Dios es un gran guerrero!

4 Hundió en el mar los carros egipcios,

¡el ejército entero del rey!

¡Mi Dios ahogó en el Mar de los Juncos

a los mejores oficiales de Egipto!

5 ¡Todos ellos se hundieron como piedras

en lo más profundo del mar!

6 »Dios mío,

con tu gran poder destruiste al enemigo,

7 con tu fuerza lo derribaste,

con tu enojo lo quemaste como paja.

8 Soplaste, y el mar se dividió;

en el fondo del mar

el agua dejó de moverse

y formó dos grandes paredes.

9 »Nuestros enemigos pensaron:

“¡Vamos a perseguirlos!

¡Vamos a darles alcance!

¡Vamos a acabar con ellos!

¡Les quitaremos todo lo que tengan,

y nos lo repartiremos!”

10 Pero tú soplaste con fuerza

y los hundiste en el mar.

¡En medio de las aguas poderosas

se hundieron como plomo!

11 »Dios mío,

¡no hay otro Dios como tú!

¡Sólo tú eres grande!

¡Sólo tú eres poderoso!

Tú has hecho grandes maravillas;

tú nos llenas de asombro.

12 Decidiste usar tu gran poder

y la tierra se tragó a los egipcios.

13 »Tanto amas a tu pueblo

que con tu fuerza lo has salvado

y ahora lo vas guiando

al lugar donde has decidido vivir.

14-15 Cuando los filisteos lo sepan,

se llenarán de angustia;

los jefes edomitas y los cananeos

empezarán a temblar de miedo.

16 ¡Todos ellos se llenarán

de angustia y de terror!

»Dios mío,

tu gran poder los dejará espantados,

¡inmóviles como piedras,

hasta que tu pueblo haya pasado!

17 Dios mío,

tú nos llevarás a la montaña

que elegiste para ti,

y allí nos harás vivir para siempre.

¡Tú mismo la hiciste!

¡Tú mismo preparaste allí tu casa!

18 »Dios mío,

tú reinarás hoy, mañana y siempre».

El canto de María

19 Cuando la caballería del rey de Egipto, y sus carros y soldados, entraron en el mar para perseguir a los israelitas, Dios hizo que el mar volviera a juntarse, y el agua los cubrió. En cambio, los israelitas cruzaron el mar caminando sobre tierra seca.

20 Entonces laprofetisaMaría, que era hermana de Aarón, tomó una pandereta y se puso a cantar. Todas las mujeres hicieron lo mismo, y también comenzaron a bailar.

21 Y María las invitaba a cantar así:

«Canten en honor de nuestro Dios,

pues ha tenido una gran victoria:

¡hundió en el mar caballos y jinetes!»

Dios convierte el agua amarga en agua dulce

22 Moisés les ordenó a los israelitas que se alejaran del Mar de los Juncos, y ellos obedecieron. Se fueron al desierto de Sur, y durante tres días caminaron sin encontrar una gota de agua.

23 Cuando finalmente encontraron agua, ésta era tan amarga que no la pudieron beber. Por eso los israelitas llamaron a ese lugar Mará, que quiere decir «amarga»;

24 pero también le reclamaron a Moisés: «¿Y ahora qué vamos a beber?»

25 Moisés le pidió ayuda a Dios. Entonces Dios le mostró un arbusto y le ordenó que lo arrojara al agua amarga. Moisés así lo hizo, y al instante el agua se puso dulce.

En ese mismo lugar Dios puso a prueba a los israelitas y además les dio reglas de conducta.

26 Les dijo: «Yo soy su Dios. Yo soy quien les da salud. Si ustedes prestan atención a mis consejos y obedecen estosmandamientosy estas leyes que hoy les doy, y hacen sólo lo bueno, no los castigaré como a los egipcios».

27 Después de esto, los israelitas se fueron a Elim, y allí acamparon en un lugar donde había doce manantiales y setenta palmeras.

Éxodo 16

Dios alimenta a los israelitas

1 Un mes y medio después de haber salido de Egipto, los israelitas partieron de Elim, y llegaron al desierto de Sin, que está entre Elim y la montaña del Sinaí.

2 Allí en el desierto todos los israelitas comenzaron a quejarse de Moisés y de Aarón.

3 Les decían: «Ustedes nos han traído a este desierto para matarnos de hambre. Hubiera sido mejor que Dios nos quitara la vida en Egipto. Allá por lo menos teníamos ollas llenas de carne, y podíamos sentarnos a comer hasta quedar satisfechos».

4-5 Entonces Dios le dijo a Moisés: «Voy a hacer que del cielo les llueva comida todos los días, pero la gente recogerá sólo lo necesario para cada día. El día sexto podrán recoger el doble. Voy a ver si me obedecen o no».

6-8 Moisés y Aarón les dijeron a los israelitas:

«¿Por qué se quejan, si nosotros no tenemos nada que ver en esto? Cuando ustedes se quejan de nosotros, en realidad lo que hacen es quejarse de Dios, que es quien nos dice lo que debemos hacer. ¡Y Dios ya ha escuchado sus quejas!

»Fue Dios quien los sacó de Egipto, y no nosotros. Así que esta misma tarde sabrán que Dios está aquí, entre ustedes, porque les dará a comer carne. Y mañana temprano lo sabrán también, porque les dará todo el pan que puedan comer».

9 Después de esto, Moisés le ordenó a Aarón que reuniera a todos los israelitas para que se presentaran ante Dios, pues él ya había escuchado todas sus quejas.

10 Mientras Aarón estaba hablando con los israelitas, vieron de pronto una nube en el desierto. ¡Era Dios mismo, que se apareció en medio de una nube muy brillante!

11 Y Dios le dijo a Moisés:

12 «Ya he oído cómo se quejan los israelitas, pero diles que ahora van a saber quién es su Dios. Por la tarde les daré a comer carne, y por la mañana les daré a comer pan».

13-14 Y así sucedió. Aquella misma tarde llegaron al campamento tantas codornices que cubrieron todo el suelo. A la mañana siguiente, todo el campamento estaba cubierto con un rocío que, al evaporarse, dejaba en el suelo algo blanco y pequeño, parecido a migajas de pan.

15 Como los israelitas nunca habían visto nada parecido, se preguntaban qué cosa era. Moisés les dijo: «Éste es el pan con que Dios los va a alimentar.

16 Él ordena que cada uno recoja unos dos kilos por persona. Eso será suficiente para cada uno. Nadie debe recoger más de lo necesario».

17 Los israelitas hicieron lo que Dios había ordenado. Unos recogieron mucho y otros poco;

18 pero al medirlo, ni le sobró al que recogió mucho, ni le faltó al que recogió poco.

19 Luego Moisés les dijo: «Nadie debe guardar nada para mañana».

20 Sin embargo, algunos israelitas no le hicieron caso y guardaron parte de aquel pan para el día siguiente. ¡Pero el pan que guardaron se llenó de gusanos y olía muy mal! Por eso Moisés se enojó mucho con ellos.

21 Después de esta experiencia, cada uno recogía solamente lo que necesitaba, y lo hacía muy temprano porque con el calor del sol se derretía.

Dios ordena descansar el día séptimo

22 El sexto día de la semana, los israelitas salieron a recoger el pan. Pero en vez de recoger dos kilos por persona, como en los días anteriores, recogieron el doble. Alarmados, los jefes de los israelitas fueron a decírselo a Moisés,

23 pero él les respondió:

«Dios ha ordenado que el día de mañana sea un día de descanso, un día paraadorarlo. Mañana no se debe trabajar. Por eso Dios les ha dado hoy doble cantidad de comida. Si pensaban hornear o hervir algo mañana, háganlo hoy, y guarden para mañana todo lo que les sobre».

24 Los israelitas obedecieron a Moisés y guardaron para el día siguiente la comida que les sobró. Por la mañana, vieron que el pan no se había llenado de gusanos ni olía mal.

25 Entonces Moisés les dijo:

«Hoy es día de descanso. Es un día dedicado a Dios, y no van a encontrar pan en el suelo. Así que deberán comerse el pan que guardaron ayer.

26 De ahora en adelante, siempre encontrarán pan en el suelo durante seis días, pero nunca en el día séptimo, porque es el día de descanso».

27 A pesar de lo dicho por Moisés, algunos salieron a recoger pan el día séptimo, pero no encontraron nada.

28 Entonces Dios le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo me van a seguir desobedeciendo?

29 Si el día sexto les doy el doble de pan, es para que descansen el día séptimo. En ese día, nadie debe salir de su casa».

30 Entonces el pueblo descansó el día séptimo.

31 El pan que recogían era blanco como las semillas del cilantro, y dulce como el pan con miel. Los israelitas lo llamaron «maná».

Dios ordena guardar un poco de maná

32 Después Moisés le dijo al pueblo: «Dios nos ha ordenado guardar unos dos kilos de maná, para que nuestrosdescendientesvean el pan con que Dios nos alimentó en el desierto, cuando nos sacó de Egipto».

33-34 Luego Moisés le dijo a Aarón: «Toma una olla, pon en ella unos dos kilos de maná, para colocarla frente alcofre del pacto.Allí guardaremos el maná, para que nuestros descendientes sepan lo que Dios nos dio a comer». Y Aarón así lo hizo.

35-36 Ése fue el alimento de los israelitas durante cuarenta años; lo comieron hasta llegar a la frontera con Canaán, que ya era una región habitada. Para medir el maná, los israelitas usaban una medida de dos kilos llamada «gomer».

Éxodo 17

Dios saca agua de una roca

1 Los israelitas se fueron del desierto de Sin, y se detenían en cada lugar que Dios les ordenaba. Al llegar a un lugar llamado Refidim, acamparon pero no encontraron agua,

2 así que le reclamaron a Moisés:

—¡Tenemos sed! ¡Danos agua!

Moisés les contestó:

—¿Y por qué me reclaman a mí? ¿Por qué dudan del poder de Dios?

3 Pero era tanta la sed que tenían, que comenzaron a criticar a Moisés. Le dijeron:

—¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?

4 Entonces Moisés le pidió ayuda a Dios, y le dijo:

—¿Qué voy a hacer con esta gente? ¡Poco les falta para matarme a pedradas!

5-6 Dios le contestó:

—Quiero que lleves a los israelitas hasta la montaña de Horeb. Allí estaré esperándote, sobre la roca. Tú adelántate, y llévate a algunos de los jefes del pueblo. Llévate también la vara con la que convertiste en sangre el agua del río Nilo. Cuando llegues allá, golpea la roca con la vara. Así saldrá agua de la roca, y todos podrán beber.

Moisés hizo todo esto en presencia de los jefes del pueblo.

7 A ese lugar le puso por nombre Meribá, que significa «reclamo», pues el pueblo le había reclamado a Dios. También lo llamó Masá, que quiere decir «duda», porque habían dudado del poder de Dios para cuidarlos.

Los israelitas pelean contra los amalecitas

8 Los amalecitas salieron a pelear contra los israelitas. La batalla tuvo lugar en Refidim.

9 Allí Moisés le dijo a Josué: «Elige a algunos hombres, y sal a pelear contra los amalecitas. Mañana yo estaré en lo alto del cerro, sosteniendo en la mano la vara que Dios me dio para castigar a los egipcios».

10 Josué siguió las órdenes de Moisés y salió a pelear contra los amalecitas. Por su parte, Moisés, Aarón y Hur subieron a la parte más alta del cerro.

11 Mientras Moisés levantaba el brazo, los israelitas les ganaban la batalla a los amalecitas, pero cuando lo bajaba, los amalecitas les ganaban a los israelitas.

12 Y Moisés comenzó a cansarse de mantener su brazo en alto, así que Aarón y Hur le pusieron una piedra para que se sentara, y se colocaron uno a cada lado para sostener en alto los brazos de Moisés. Así lo hicieron hasta el atardecer,

13 y de ese modo Josué pudo vencer a los amalecitas.

14 Más tarde, Dios le dijo a Moisés: «Escribe en un libro todo lo ocurrido en esta batalla, para que nadie lo olvide. Y dile a Josué que yo haré que nadie vuelva a acordarse de los amalecitas».

15 Allí Moisés construyó un altar, y lo llamó «Dios es mi bandera»,

16 pues dijo:

«¡Tengo en la mano

la bandera de nuestro Dios!

¡Dios les ha declarado la guerra

a los amalecitas

y a todos susdescendientes!»

Éxodo 18

La visita de Jetró

1-5 Cuando Moisés aún estaba en Egipto, había enviado a su esposa Séfora de vuelta a Madián. Allí Jetró, que era suegro de Moisés ysacerdotede aquel lugar, se había hecho cargo de su hija Séfora y de sus nietos Guersón y Eliézer.

A su primer hijo Moisés lo llamó Guersón, que significa «extranjero», por haber vivido como extranjero en un país extraño. Al segundo lo llamó Eliézer, que significa «Dios es mi ayuda», porque se acordó de que el Dios de su padre lo había ayudado, y también lo había salvado de morir a manos del rey de Egipto.

Jetró ya sabía todo lo que Dios había hecho a favor de Moisés, y que había sacado de Egipto a los israelitas. Pero cuando supo que Moisés estaba acampando en el desierto, junto a la montaña de Dios, decidió visitarlo en compañía de Séfora, Guersón y Eliézer.

6 Y le envió este mensaje: «Yo, tu suegro, vengo a visitarte en compañía de tu esposa y de tus hijos».

7 Entonces Moisés salió a recibir a Jetró, y con mucho respeto se inclinó ante él, y le dio un beso. Cuando terminaron de saludarse, entraron juntos en la carpa,

8 y Moisés le contó a Jetró todo lo que Dios había hecho con los egipcios y con su rey. También le contó todos los problemas que los israelitas habían tenido en el camino desde que salieron de Egipto, y cómo Dios los había salvado.

9 A Jetró le alegró saber lo bueno que Dios había sido con los israelitas,

10 y dijo: «¡Benditosea el Dios de Israel, que los libró del poder de los egipcios y de su rey!

11 Dios los libró de tantos sufrimientos que les causaban los orgullosos egipcios. ¡Ahora sé que el Dios de Israel es más poderoso que todos los dioses!»

12 Enseguida Jetró ofreció un cordero en honor de Dios, y también le presentó otrasofrendas. Después de eso, Aarón y los jefes de Israel cenaron con Jetró frente al altar de Dios.

Moisés nombra ayudantes

13 Al día siguiente, Moisés se sentó a escuchar los problemas que los israelitas le presentaban, para luego darles una solución. Todo el día la gente permanecía de pie, esperando su turno para hablar con Moisés.

14 Cuando Jetró observó lo que Moisés estaba haciendo, le preguntó:

—¿Pero qué estás haciendo? ¿Por qué tienes al pueblo de pie todo el día, mientras tú estás aquí sentado?

15-16 Moisés le contestó:

—Los israelitas vienen a verme cuando alguno de ellos tiene problemas con otras personas. Vienen aquí y me lo cuentan todo, para que Dios diga quién tiene la razón. Yo les doy a conocer la decisión de Dios, y les enseño susmandamientosy sus leyes.

17 Jetró le dijo:

—Eso está bien, lo que no está bien es la manera en que lo haces,

18 pues te cansas tú y se cansa la gente. Este trabajo es demasiado pesado para que lo hagas tú solo.

19 Escucha mi consejo, y que Dios te ayude. Tú debes presentarte ante Dios en representación del pueblo, y pedirle la solución de los problemas.

20 Al pueblo debes enseñarle los mandamientos de Dios, y enseñarle también a comportarse y a cumplir sus obligaciones.

21 »Para que puedas hacerlo, debes elegir entre los israelitas a gente que pueda ayudarte. Busca gente que sea capaz y obediente a Dios, que no sean mentirosos ni favorezcan a nadie a cambio de dinero. A unos dales autoridad sobre grupos de mil personas, a otros sobre grupos de cien, a otros sobre cincuenta, y a otros sobre diez.

22 Serán ellos los que en todo momento escuchen los problemas del pueblo, y los resuelvan. Si se les presenta algún problema muy difícil de resolver, entonces te lo pasarán a ti. Con su ayuda, tu trabajo será más fácil.

23 Si Dios te ordena seguir mi consejo, y lo pones en práctica, tú podrás aguantar y el pueblo se irá a su casa feliz y contento.

24 Moisés siguió el consejo de su suegro.

25 Eligió gente capaz y le dio autoridad para atender los problemas del pueblo. A unos les dio autoridad sobre grupos de mil personas, a otros sobre grupos de cien, a otros sobre cincuenta y a otros sobre diez.

26 Ellos atendían al pueblo en todo momento y solucionaban los problemas más fáciles, dejando que Moisés solucionara los más difíciles.

27 Tiempo después, Moisés despidió a su suegro, y éste regresó a su país.

Éxodo 19

Los israelitas llegan al desierto del Sinaí

1-2 Los israelitas salieron de la región de Refidim en dirección al desierto del Sinaí, y acamparon al pie de la montaña. Cuando llegaron allá, habían pasado tres meses desde su salida de Egipto.

3 Un día, Moisés subió a la montaña del Sinaí para encontrarse con Dios. Cuando llegó a la parte más alta, Dios lo llamó y le dijo:

«Diles de mi parte a los israelitas lo siguiente:

4 Ustedes han visto cómo castigué a los egipcios. También han visto que a ustedes los he traído con mucho cuidado hasta el lugar donde estoy. Los he traído con el mismo cuidado que tiene un águila cuando lleva a sus polluelos sobre sus alas.

5 »Si ustedes obedecen mipactoy cumplen con la parte que les toca, serán mi pueblo preferido entre todos los pueblos de la tierra. Toda la tierra me pertenece.

6 Ustedes serán missacerdotesante todo el mundo, y se apartarán de todo para servirme sólo a mí».

7 Moisés reunió entonces a los jefes del pueblo y les contó todo lo que Dios había dicho.

8-9 El pueblo, por su parte, le dijo a Moisés: «Haremos todo lo que Dios nos ordene».

Moisés le comunicó a Dios la respuesta del pueblo, y Dios le dijo:

«Voy a hablar contigo desde una nube oscura. Así el pueblo podrá oír lo que yo te diga y no volverá a dudar de ti.

10-11 »Quiero que vayas y prepares al pueblo para que me rinda culto hoy y mañana. Ordénales que laven su ropa como señal de supureza, y que se preparen paraadorarmepasado mañana, pues ese día voy a aparecerme ante ellos en la montaña del Sinaí.

12-13 »Pon señales alrededor de la montaña, y adviérteles a los israelitas que no deben subir a ella ni poner siquiera un pie en sus alrededores. A cualquiera que suba a la montaña se le matará a pedradas o a flechazos, sea persona o animal. Sólo podrán subir después de que oigan el toque de trompeta».

14 Moisés se fue a preparar a los israelitas para que adoraran a Dios, y ellos lavaron sus ropas.

15 Luego Moisés les dijo: «Ustedes deben estar listos para adorar a Dios pasado mañana. Por eso, no deben tener relaciones sexuales».

16 Al amanecer del tercer día, en el cielo se oían truenos y se veían relámpagos; sobre la montaña había una nube oscura, y se oía el fuerte toque de una trompeta. ¡Todos los israelitas que estaban en el campamento temblaban de miedo!

17 Entonces Moisés sacó del campamento a los israelitas y los llevó al pie de la montaña del Sinaí para que se encontraran con Dios.

18 Como Dios había bajado a la montaña en forma de fuego, ésta estaba llena de humo. ¡Hasta parecía un horno! En ese momento la montaña entera retumbó fuertemente,

19 y el toque de trompeta se oyó cada vez más fuerte. Y mientras Moisés hablaba con Dios, él le contestaba con voz de trueno.

20 Dios bajó a la parte más alta de la montaña, y le pidió a Moisés que subiera. Cuando Moisés llegó,

21 Dios le dijo:

—Baja y adviérteles a los israelitas que no deben subir ni tratar de verme. Si lo hacen, muchos podrían morir.

22 Hasta los sacerdotes que se acercan a mí tienen que prepararse para poder hacerlo; de lo contrario, también morirían.

23 Moisés contestó:

—Los israelitas no se atreverán a subir a la montaña, pues tú ya les advertiste que no lo hagan. Hasta mandaste poner señales alrededor de ella, porque está reservada sólo para ti.

24 Dios le dijo:

—Baja de la montaña, y vuelve aquí con Aarón. Pero nadie más debe subir aquí, ni siquiera los sacerdotes, porque si lo hacen podrían morir.

25 Moisés bajó de la montaña y les comunicó a los israelitas todo esto.

Éxodo 20

Los diez mandamientos

1 Dios les dijo a los israelitas:

2 «Yo soy el Dios de Israel. Yo los saqué de Egipto, donde eran esclavos.

3 »No tengan otros dioses aparte de mí.

4 »No haganídolosni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar.

5 No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian,

6 pero trato con bondad a todos losdescendientesde los que me aman y cumplen mismandamientos.

7 »No usen mi nombre sin el respeto que se merece. Si lo hacen, los castigaré.

8 »Recuerden que el sábado es un día especial, dedicado a mí.

9 Durante los primeros seis días de la semana podrán hacer todo el trabajo que quieran,

10 pero el sábado será un día de descanso, un día dedicado a mí. Ese día nadie deberá hacer ningún tipo de trabajo: ni ustedes, ni sus hijos, ni sus hijas, ni sus esclavos, ni sus esclavas, ni sus animales, y ni siquiera el extranjero que trabaje para ustedes.

11 Yo hice en seis días el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos. Pero el séptimo día descansé. Por esobendijeese día y lo declaré un día especial.

12 »Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre. Así podrán vivir muchos años en el país que les voy a dar.

13 »No maten.

14 »No sean infieles en su matrimonio.

15 »No roben.

16 »No hablen mal de otra persona ni digan mentiras en su contra.

17 »No se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen, ya sea su esposa, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, o cualquiera de sus pertenencias».

Los israelitas sienten miedo ante Dios

18 Cuando los israelitas escucharon los truenos y el toque de trompeta, y vieron los relámpagos y el humo que cubría la montaña, sintieron mucho miedo y se mantuvieron lejos de allí.

19 Luego fueron a decirle a Moisés:

—Es mejor que seas tú quien nos hable. Dinos qué debemos hacer, y te obedeceremos. Si Dios nos habla, podríamos morir.

20 Pero Moisés les dijo:

—¡No tengan miedo! Dios quiere ponerlos a prueba. Si ustedes lo obedecen, todo les saldrá bien.

21 A pesar de estas palabras, los israelitas se mantuvieron alejados de la montaña. Sólo Moisés pudo acercarse a la oscura nube donde estaba Dios.

Instrucciones para hacer altares a Dios

22 Dios le encargó a Moisés que les diera a los israelitas el siguiente mensaje:

«Ustedes ya han visto cómo les hablé desde el cielo.

23 »No fabriquenídolosde oro o plata paraadorarlosen vez de adorarme a mí.

24 »Cuando hagan un altar para adorarme, háganlo de tierra, ysacrifiquensobre él las ovejas y los toros que quieran ofrecerme. Dejen sobre ese altar lasofrendaspara el perdón delpecadodel pueblo, y las ofrendas que demuestran su deseo de estar en paz conmigo y con los demás. Yo vendré al lugar que elija para que se acuerden de mí, y haré que prosperen en todo.

25 »Cuando quieran hacerme un altar de piedra, no corten las piedras con ninguna herramienta, sino úsenlas tal como las encuentren. Si las cortan con herramientas, dejarán de ser apropiadas para un altar.

26 No le pongan escalones, para que al subir no se les vea ninguna parte desnuda».

Éxodo 21

Leyes acerca de los esclavos

1 También le ordenó Dios a Moisés darles a los israelitas las siguientes leyes:

2 «Cuando compren un esclavo israelita, sólo podrán obligarlo a trabajar durante seis años. El séptimo año, el esclavo quedará libre sin que tenga que dar nada a cambio.

3 »Si cuando fue comprado venía solo, se irá solo; si venía con esposa, se marchará con ella.

4 »Si el esclavo recibió esposa y tuvo hijos con ella, tendrá que irse solo, pues la esposa y los hijos le pertenecen al dueño del esclavo.

5 »Si el esclavo dice con toda sinceridad: “Yo no quiero ser libre, pues amo a mi esposa, a mis hijos y a mi dueño”;

6 deberán llevarlo al santuario, y allí le perforarán la oreja. Con esa marca se sabrá que el esclavo es de su dueño para siempre.

7 »Si alguien vende a su hija como esclava, debe tener en cuenta que ella no saldrá libre como los esclavos varones.

8 »Si el que la compra no la quiere como esposa, porque no le gusta, deberá permitir que alguien de su propio pueblo pague por su libertad, pero no podrá vendérsela a ningún extranjero.

9 »Si el que la compró quiere que ella se case con su hijo, deberá tratarla como a una hija.

10 »Si el que la compró se casa con ella, y luego se casa con otra, no podrá quitarle a la que fue esclava sus derechos de esposa, ni podrá darle menos comida o ropa.

11 Si le quita estas tres cosas, ella quedará libre sin tener que pagar nada por su libertad.

Delitos castigados con la muerte

12 »Quien mate a golpes a otra persona, será condenado a muerte.

13 »Si mató al otro sin querer, y yo había dispuesto que de todos modos muriera, entonces el que lo mató podrá huir y esconderse en el lugar que voy a indicarte.

14 »Quien mate a otra persona con toda intención, será condenado a muerte, aunque busque protección en mi altar.

15 »Quien golpee a su padre o a su madre, será condenado a muerte.

16 »A quien haya secuestrado y vendido a otra persona, o aún la tenga en su poder, se le condenará a muerte.

17 »Quien insulte a su padre o a su madre, será condenado a muerte.

Leyes contra golpes y heridas

18 »Si dos hombres se pelean, y uno de ellos hiere al otro con una piedra o con el puño, y lo deja tan herido que deba quedarse en cama,

19 el que hirió será inocente únicamente si el herido logra levantarse y caminar con ayuda de un bastón. Sin embargo, tendrá que pagarle al herido su curación y el tiempo que tardó en recuperarse.

20 »Si alguien golpea con un palo a su esclavo o esclava, y él o ella mueren en ese momento, deberá ser castigado por su crimen.

21 Pero si el esclavo o la esclava mueren uno o dos días después, el dueño no será castigado, pues los esclavos eran de su propiedad.

22 »Si varios hombres se pelean entre sí, y en su lucha golpean a una mujer embarazada, se hará lo siguiente: Si a la mujer no le pasa nada, pero muere el niño que llevaba en su vientre, el que resulte culpable deberá pagarle al esposo de la mujer lo que él pida, siempre y cuando los jueces consideren que lo que pide es justo.

23 Pero si a ella le pasa algo, se castigará al culpable haciéndole el mismo daño que le hizo a la mujer. Es decir, si mata a la mujer, será condenado a muerte;

24 si le saca un ojo, también a él se le sacará un ojo; si le rompe un diente, se le romperá uno suyo. En cada caso se cobrará mano por mano, pie por pie,

25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

26-27 »Si alguien hiere en un ojo a su esclavo o esclava, y hace que pierda el ojo, tendrá que dejarlo en libertad. La misma ley se aplicará en caso de que le rompa un diente.

Leyes acerca de los accidentes

28 »Si un buey mata a alguien, se matará al buey a pedradas, y su carne no deberá comerse. El dueño del buey no será culpable de nada.

29 »Si el dueño sabía que el buey tenía la costumbre de atacar a la gente, y no lo encerró, será culpable de la muerte de la persona o personas que mate el buey. En ese caso, se matará a pedradas al buey y al dueño.

30 Sin embargo, el dueño podrá salvar su vida pagando una multa.

31 La misma ley se aplicará en caso de que el buey ataque al hijo o a la hija de alguien.

32 »Si el buey ataca al esclavo o a la esclava de alguien, el dueño del buey deberá pagarle al dueño del esclavo o esclava treinta monedas de plata. Además, se matará al buey a pedradas.

33 »Si un hombre destapa un pozo, o hace un pozo y no lo tapa, y en el pozo se cae un buey o un burro,

34 el que abrió el pozo deberá pagar al dueño el valor del animal, pero podrá quedarse con el animal muerto.

35 »Cuando el buey de alguien mate al buey de otra persona, se venderá el buey que quedó vivo, y el dinero se lo repartirán los dos dueños por partes iguales. También se repartirán por partes iguales la carne del buey muerto.

36 Pero si todos sabían que ese buey tenía la costumbre de atacar, y su dueño no lo encerró, tendrá que darle a la otra persona un buey vivo, aunque podrá quedarse con el buey muerto.