Ezequiel 41

El Lugar Santo

1 Aquel hombre me hizo entrar en el templo y midió las columnas, y resultó que tenían tres metros de grueso.

2 La entrada misma tenía cinco metros de ancho, y las paredes en ambos lados medían dos metros y medio de ancho. El hombre midió la sala principal del templo, y resultó tener veinte metros de largo por diez de ancho.

El Lugar Santísimo

3 Después aquel hombre entró en la sala del fondo para medirla. Midió las columnas de la entrada, y tenían un metro de grueso. La entrada tenía tres metros de ancho, y el espesor de las columnas que estaban a cada lado era de tres metros y medio.

4 Luego midió la sala, y resultó de diez metros por lado. Entonces aquel hombre me dijo: «Este es el Lugar Santísimo».

Los cuartos del templo

5 Luego el hombre midió la pared del templo, y resultó que tenía tres metros de espesor. Alrededor del templo había cuartos, los cuales medían dos metros de largo.

6 El edificio tenía tres pisos, y en cada piso había treinta cuartos. Alrededor del templo, por la parte de afuera, había unos soportes que sostenían los cuartos, para que no se apoyaran en la pared del templo.

7 En el costado del templo había una escalera, para subir de un piso al otro. A medida que uno pasaba a un piso superior, las salas iban siendo cada vez más anchas.

8 Alrededor del templo había una base de tres metros de alto. Esta base estaba elevada y servía de cimiento a los cuartos que estaban junto al templo.

9-10 La pared de esos cuartos era de dos metros y medio de espesor, y había un espacio de diez metros entre estos cuartos y los cuartos de los sacerdotes, los cuales también estaban alrededor del templo.

11 Dos puertas daban salida a ese espacio, una hacia el norte, y otra hacia el sur. El espacio libre alrededor de los cuartos tenía un ancho de dos metros y medio.

El edificio al oeste del templo

12 Frente al patio, hacia el oeste, había un edificio que medía treinta y cinco metros de ancho por cuarenta y cinco de largo; su muro tenía dos metros y medio de espesor.

Medidas del templo

13 Aquel hombre midió el templo, y medía de largo lo mismo que el patio, el edificio y sus muros: cincuenta metros.

14 El frente del templo, junto con la parte del patio que daba al oeste, también medía cincuenta metros.

15 La parte posterior del templo que daba al patio, junto con los cuartos que tenía a cada lado, medía cincuenta metros de largo.

Otras partes del templo

El pórtico y las salas que había dentro del templo

16 estaban recubiertos de madera, lo mismo que las entradas, las ventanas con sus rejas, y los tres pisos de cuartos que rodeaban el templo de arriba abajo.

17-20 Las paredes del templo estaban decoradas con figuras de querubines y palmeras. Las figuras estaban una junto a la otra, y podían verse por dentro y por fuera, de arriba abajo, y desde la entrada hasta el Lugar Santísimo.

Cada querubín tenía dos rostros, un rostro de hombre y un rostro de león. Cada rostro miraba a la palmera que tenía a su lado. Estaban colocados en ese orden, alrededor de todo el templo.

21 Los postes del marco de la entrada del templo eran cuadrados. Frente a la entrada del Lugar Santísimo había una especie

22 de altar, hecho totalmente de madera, que medía un metro y medio de alto, un metro de largo y un metro de ancho. El hombre que me mostraba todo esto me dijo: «Esta es la mesa que está delante de Dios».

23-24 Tanto la entrada al Lugar Santo como la entrada al Lugar Santísimo tenían puertas dobles, y cada puerta se abría hacia la pared.

25-26 Las puertas del templo estaban decoradas igual que las paredes, con querubines y palmeras. Un techo de madera cubría la parte exterior del templo, el pórtico y los cuartos que estaban junto al templo. A ambos lados del pórtico, y en los cuartos que estaban junto al templo, había ventanas enrejadas y decoraciones de palmeras.

Ezequiel 42

Los cuartos de los sacerdotes

1 Después aquel hombre me llevó al patio, y me hizo entrar en el edificio de cuartos que estaba hacia el norte, en la parte posterior del templo, frente al patio.

2 Por el lado norte, el edificio medía cincuenta metros de largo y veinticinco metros de ancho.

3 Tenía tres pisos. Por un lado daba al espacio abierto que medía diez metros de ancho, y por el otro daba al piso empedrado del patio exterior.

4 Frente a los cuartos había un pasillo de cinco metros de ancho y cincuenta de largo. Las puertas de los cuartos daban al norte.

5 Los cuartos del piso superior eran más pequeños que los del piso intermedio, y estos eran menores que los de la planta baja,

6 porque el piso de arriba no tenía columnas como el piso de abajo. Por eso se iban haciendo más angostos.

7-8 Los cuartos que daban al patio medían, todos juntos, veinticinco metros de largo, lo mismo que el muro que tenían enfrente. Los cuartos que daban hacia el templo medían, todos juntos, cincuenta metros de largo.

9 A la planta baja de esos cuartos se podía entrar solo por el lado este del patio.

10 Por el lado sur había otro edificio de cuartos. Esos cuartos estaban detrás del templo, y también a lo largo del muro del patio.

11 En todo eran iguales a los del lado norte.

12 A estos cuartos del lado sur se podía entrar solo por el lado este, por donde comenzaba el pasillo frente al muro.

13 Aquel hombre me explicó lo siguiente:

«Los cuartos del lado norte están destinados a un uso especial, lo mismo que los del lado sur, que están frente al patio. Los sacerdotes comen allí las ofrendas que se presentan a Dios. Como son lugares muy especiales, allí también se llevan todas las ofrendas que se presentan a Dios.

14 Cuando los sacerdotes salen de esos cuartos, después de haber cumplido con sus servicios, deben dejar allí sus vestiduras especiales de sacerdotes. No se les permite salir con esas vestiduras al patio donde está el pueblo, sino que tienen que cambiarse de ropa».

15 En cuanto el hombre terminó de medir el templo, me sacó por la puerta que da al este, y empezó a medir la muralla.

16-20 Luego midió los cuatro lados de la muralla, y cada lado medía doscientos cincuenta metros de largo. Esta muralla servía para separar el templo del resto de la ciudad.

Ezequiel 43

Dios vuelve al templo con gran poder

1 Aquel hombre me llevó a la entrada del este,

2 y vi que venía el poderoso Dios de Israel. A su paso se oía un fuerte ruido, como cuando el río lleva mucha agua, y la tierra se cubrió de luz.

3 Al ver esto, me acordé de lo que Dios me había mostrado cuando vino a destruir a Jerusalén. Todo esto era muy parecido a lo que él me dejó ver junto al río Quebar.

Yo me incliné hasta el suelo,

4 mientras Dios entraba con gran poder en el templo, por la puerta del este.

5 Entonces su espíritu me puso de pie, y me llevó al patio. Allí me di cuenta de que la grandeza de Dios había llenado el templo.

6 El hombre se paró a mi lado. En ese momento oí que alguien me hablaba desde el templo.

7 Me decía:

«Ezequiel, hombre mortal, en este lugar he puesto mi trono. Aquí es donde yo reino, y donde viviré para siempre con los israelitas. No hay otro Dios como yo. No voy a permitir que ni ellos ni sus reyes vuelvan a serme infieles, ni que me falten al respeto adorando a sus reyes muertos.

8 Tampoco volverán a construir sus palacios junto a mi templo, separados solo por una pared. Sus infidelidades me ofenden, pues yo soy un Dios diferente. Tanto me hicieron enojar, que por eso los destruí.

9 Sin embargo, si me son fieles, y no vuelven a adorar a sus reyes, yo viviré siempre con ellos.

10-11 »Anda y di a los israelitas cómo debe ser el templo, y sus salidas y entradas. Muéstrales la forma exacta y las medidas que deben tener; descríbeles todo esto, para que lo hagan tal como te lo he ordenado. Enséñales también todos los mandamientos que te he dado, para que los obedezcan y se avergüencen de sus malas acciones.

12 »Esta es la ley del templo: Todo el terreno en la parte alta de la colina que rodea el templo, será declarado un lugar santo».

El altar

13-17 El altar tenía una forma casi piramidal, y estaba hecho de tres cuadrados de diferentes medidas: La parte inferior medía siete metros por lado y un metro de alto, aunque por causa del canal que rodeaba el altar solo se veía medio metro. La parte central era cuadrada y medía seis metros por lado y dos metros de alto. La parte superior, donde se quemaban las ofrendas, era cuadrada, medía dos metros por lado, y tenía dos metros de altura. Por la parte de arriba sobresalían cuatro ganchos en forma de cuernos. Los escalones para subir al altar daban hacia el este.

Las ofrendas para consagrar el altar

18 Luego, aquel hombre me dijo:

«El Dios de Israel ordena hacer lo siguiente:

“Cuando el altar ya esté listo para rociarlo con sangre y presentar en él ofrendas,

19 solo podrán acercarse al altar y servirme los sacerdotes descendientes de Sadoc. Tú les darás un ternero para que me lo presenten como ofrenda por el pecado. Yo, el Dios de Israel, lo ordeno.

20 ”Después de eso, purificarás el altar con un poco de la sangre del ternero. La rociarás en los cuatro ganchos del altar, en las cuatro esquinas de la parte superior, y alrededor de todo el borde.

21 Luego tomarás el ternero que se ofrendó por el pecado, y lo quemarás afuera del templo, en el lugar señalado.

22 ”El segundo día presentarás, como ofrenda por el pecado, un cabrito sin defectos, y los sacerdotes harán lo mismo que hicieron con el ternero, para purificar el altar.

23 Una vez que hayan presentado estas ofrendas, tomarás un ternero y un carnero que no tengan ningún defecto,

24 y me los presentarás como ofrenda. Los sacerdotes les echarán sal y los quemarán por completo en mi honor.

25-27 ”Durante siete días me presentarás diariamente, como ofrenda por el pecado, un cabrito, un ternero y un carnero que no tengan ningún defecto. Cada día los sacerdotes purificarán por completo el altar, y así quedará consagrado a mi servicio. A partir del octavo día, los sacerdotes podrán presentarme las ofrendas que ustedes lleven para quemarlas en mi honor, y las ofrendas para pedirme salud y bienestar. Entonces yo los aceptaré a ustedes con mucho gusto. Yo, el Dios de Israel, lo afirmo”».

Ezequiel 44

La puerta cerrada

1 Más tarde, aquel hombre me llevó a la puerta exterior del templo, la cual daba al este y estaba cerrada.

2 Entonces Dios me dijo:

«Esta puerta debe estar siempre cerrada. Nadie podrá abrirla ni entrar por ella, porque por ella he pasado yo, el Dios de Israel.

3 El único que podrá sentarse junto a ella será el gobernador, pero lo hará sólo cuando coma en mi presencia parte de las ofrendas. Aún en ese caso, entrará y saldrá únicamente por el pórtico».

Los que pueden entrar al templo

4 Después aquel hombre me llevó por la entrada del norte, que está frente al templo. Cuando vi que el gran poder de Dios había llenado el templo, me arrodillé hasta tocar el suelo con la frente.

5 Entonces Dios me dijo:

«Ezequiel, hombre mortal, presta mucha atención a todas las instrucciones que te voy a dar acerca del templo. Es tu obligación saber quiénes pueden entrar en el templo, y quiénes no.

6 Al pueblo de Israel le dirás de mi parte:

“Ustedes son muy rebeldes, y yo estoy cansado ya de sus acciones repugnantes.

7-8 No le dan ninguna importancia a mi templo; al contrario, dejan entrar en él a extranjeros, que ni en su cuerpo ni en su mente llevan la señal de mi pacto. Dejan en manos de esa gente el culto en el templo, que es algo muy especial y que a ustedes les corresponde hacer. Además, ustedes me faltan al respeto, pues me presentan grasa y sangre como ofrenda. Con esos actos repugnantes, ustedes faltan a mi pacto.

9 ”Por eso, yo les aseguro que no entrará en mi templo nadie que no sea israelita. No entrará nadie que no lleve en su cuerpo y en su mente la señal de mi pacto, ¡ni siquiera los extranjeros refugiados en el país!

10-12 ”Los ayudantes de los sacerdotes podrán servir en mi templo como vigilantes de las entradas, o sirviendo al pueblo, o matando los animales que el pueblo me presente como ofrenda para quemarlos en mi honor. Sin embargo, tendrán que pagar por su pecado, porque me traicionaron. Cuando los israelitas se alejaron de mí para adorar a esos ídolos malolientes, ellos les sirvieron como sacerdotes. Les juro que así fue.

Los ayudantes de los sacerdotes

13-14 ”Los ayudantes de los sacerdotes tendrán que sufrir las consecuencias de haber cometido acciones repugnantes. Estarán a cargo del cuidado del templo, y de todo lo que se necesita para los servicios que se hacen en él, pero no podrán servirme como sacerdotes, ni podrán acercarse a ninguno de los utensilios que se usan en el culto.

Los sacerdotes

15 ”A pesar de que los israelitas dejaron de obedecerme, los sacerdotes descendientes de Sadoc siguieron sirviéndome en el templo con fidelidad. Por eso, ellos sí podrán acercarse a mí y presentar ofrendas en mi honor. Les juro que así será.

16 ”Solo ellos podrán entrar en mi templo, y acercarse a mi altar y servirme.

17-18 Pero cuando entren en el templo, o por la puerta del patio interior, no podrán vestir ropa de lana. Toda la ropa que se pongan será de lino, ya sea el gorro o los calzoncillos. En la cintura no deberán ponerse nada que los haga sudar.

19 ”Cuando salgan al patio exterior, para encontrarse con el pueblo, se quitarán esa ropa de lino y la dejarán en las salas del templo. Esto es para que esa ropa especial no tenga contacto con la gente común.

20 ”Los sacerdotes deben recortarse el pelo, pero no raparse.

21 ”Ningún sacerdote deberá tomar vino cuando vaya a entrar al patio interior.

22 ”Ningún sacerdote debe casarse con una mujer viuda o divorciada; solo podrá casarse con una israelita que nunca antes haya tenido relaciones sexuales, o bien con la viuda de un sacerdote.

23 ”Los sacerdotes deben enseñar a mi pueblo a distinguir entre lo divino y lo humano, y entre lo que es puro y lo que es impuro.

24 Cuando haya pleitos, deberán actuar como jueces, y las sentencias que dicten deben estar de acuerdo con mis enseñanzas. Además, deben obedecer todos los mandamientos que he dado acerca del sábado y las fiestas religiosas.

25 ”No deben tocar un cadáver, para no contaminarse, a menos que se trate de su padre, madre, hijo, hija, hermano o hermana soltera.

26 En caso de que se contaminen, deberán purificarse y esperar siete días.

27 Y cuando regresen a hacer sus servicios al patio interior del templo, deben presentar una ofrenda por el pecado. Esta es una orden.

28 ”Los sacerdotes no tendrán propiedades en Israel; yo seré su única posesión y herencia.

29 ”Ellos podrán comer de las ofrendas de cereales y de los animales que los israelitas me presentan. Todo lo que los israelitas aparten para mí, será para ellos.

30 Y también serán para ellos los mejores primeros frutos de las cosechas y lo mejor de todas las ofrendas. El pueblo deberá darles también la mejor masa para su pan. Si lo hacen así, yo bendeciré sus hogares.

31 ”Ningún sacerdote debe comer la carne de algún animal que sea encontrado muerto, o que haya sido despedazado por las fieras.

Ezequiel 45

El terreno para el templo

1 ”Cuando se haga el reparto de tierras, y a cada tribu se le dé la parte que le corresponda, se apartará para Dios un terreno de doce kilómetros y medio de largo por diez de ancho. Este terreno será exclusivamente para el servicio de Dios.

2 ”De este terreno se apartará un área cuadrada de doscientos cincuenta metros por lado, alrededor de la cual quedará un espacio libre de veinticinco metros de ancho. Esta área será el terreno del templo.

3-4 ”Para los sacerdotes que sirven a Dios en el templo, se apartará un terreno de doce kilómetros y medio de largo por cinco de ancho. Este terreno será para las casas de los sacerdotes y para el templo. Por lo tanto, será considerado terreno sagrado.

5 ”A los ayudantes de los sacerdotes se les dará un terreno, también de doce kilómetros y medio de largo por cinco de ancho, para que tengan ciudades donde vivir.

6 ”Por último, se apartará un terreno de doce kilómetros y medio de largo por dos kilómetros y medio de ancho. Este terreno será para la ciudad de todo el pueblo de Israel, y quedará junto al terreno sagrado del templo.

El terreno para el gobernador

7 ”También se apartará un terreno para el gobernador. Este terreno quedará a ambos lados del terreno del templo y del terreno para la ciudad. Por el oeste se extenderá hacia el mar Mediterráneo; por el este se extenderá hacia el río Jordán. De este a oeste, el terreno medirá de largo lo mismo que cualquier terreno de las tribus de Israel.

8 El gobernador de Israel tendrá su propio terreno, así que no deberá quitarle terreno a nadie. Cada tribu de Israel tendrá su propio terreno.

Leyes para el gobernador

9 ”Yo, el Dios de Israel, declaro: ‘Gobernantes de Israel, ¡ya basta de tanta violencia y explotación! ¡Dejen ya de robarle a mi pueblo! ¡Mejor háganle justicia, y pórtense honradamente!’

10 ”Usen pesas y medidas exactas,

11 y usen la misma medida para los granos y los líquidos. La medida básica debe ser de doscientos veinte litros, y dividirse en diez y hasta cien unidades.

12 ”Para las medidas de peso usen la medida básica de cinco kilos, que podrán dividir en cincuenta y hasta mil unidades.

Las ofrendas para el culto

13 ”Para las ofrendas de trigo y de cebada, deberán dividir sus cosechas en sesenta partes iguales, y me presentarán como ofrenda una de ellas.

14 También deben presentarme como ofrenda uno de cada cien litros del aceite que produzcan.

15 De sus ovejas, me darán una de cada doscientas, pero de las mejor alimentadas. Estas ovejas acompañarán a las ofrendas de cereales, a las ofrendas que se queman por completo, y a las que se presentan para pedirme salud y bienestar. De este modo yo les perdonaré sus pecados. Esta es una orden.

16 ”Es obligación de todos en este país entregar esta ofrenda al gobernador de Israel.

17 A su vez, el gobernador tendrá que dar los animales para las ofrendas que se queman por completo, y también lo que se usa en las ofrendas por el pecado, de cereales y de vino, y para pedirme salud y bienestar. Esto lo hará en las fiestas que Israel celebra cada semana, cada mes y cada año. De este modo yo perdonaré sus pecados a los israelitas.

La fiesta de la Pascua

18 ”Yo, el Dios de Israel, ordeno: El día primero del mes de Abib, ustedes me presentarán como ofrenda un ternero sin ningún defecto. Esta ofrenda será para limpiar el templo de cualquier pecado.

19-20 ”La purificación se hará de la siguiente manera: El sacerdote untará la sangre del animal en los postes de las puertas del templo, en las cuatro esquinas del altar y en los postes de las puertas del patio interior. Esto mismo volverá a hacerlo el día siete del mes, en favor de quienes hayan cometido un pecado sin quererlo, o sin darse cuenta de lo que hacían.

21 ”La fiesta de la Pascua deberá celebrarse el día catorce de ese mes. Durante siete días comerán pan sin levadura.

22 Ese día el gobernador me presentará como ofrenda un ternero, para perdón de sus propios pecados y de los de todo el pueblo.

23 Además, en cada uno de los siete días de la fiesta el gobernador me presentará como ofrenda siete terneros y siete carneros sin ningún defecto. Cada día me ofrecerá también un chivo, para que yo le perdone sus pecados.

24 Con cada ternero y con cada carnero me presentará como ofrenda veinte kilos de cereal y tres litros y medio de aceite.

La fiesta de las enramadas

25 ”El día quince del mes de Etanim se celebrará la fiesta de las enramadas. Durante los siete días de la fiesta, el gobernador deberá presentarme las mismas ofrendas por el pecado, las mismas ofrendas que se queman en mi honor, y las mismas ofrendas de cereales y de aceite.

Ezequiel 46

Las ofrendas del gobernador y del pueblo

1 ”Durante los seis días de trabajo, la puerta del lado este del patio interior estará cerrada; solo se abrirá el sábado y el día en que haya luna nueva. Esta es una orden.

2 ”El gobernador entrará al pórtico viniendo del patio exterior, y se detendrá junto al marco de la entrada. Allí mismo, en la entrada, el gobernador se arrodillará hasta tocar el suelo con su frente para adorarme; mientras tanto, los sacerdotes quemarán los animales en mi honor y presentarán las ofrendas para pedirme salud y bienestar. Luego saldrá el gobernador, y la puerta permanecerá cerrada hasta el anochecer.

3 ”Los sábados y los días de luna nueva, el pueblo en general me adorará frente a esa misma puerta.

4 El gobernador, por su parte, deberá presentarme como ofrenda los siguientes animales:

”Cada sábado me ofrecerá seis corderos y un carnero sin ningún defecto.

5 Con cada carnero me ofrecerá veinte kilos de cereal, pero con los corderos me ofrecerá solamente lo que pueda dar. Con cada veinte kilos de cereal me ofrecerá tres litros y medio de aceite.

6 ”Cada mes, en el día de luna nueva, me presentará un ternero, seis corderos y un carnero sin ningún defecto.

7 Con cada ternero y con cada carnero me ofrecerá veinte kilos de cereal; con los corderos me ofrecerá lo que pueda dar. Con cada veinte kilos de cereal me ofrecerá también tres litros y medio de aceite.

8 ”El gobernador entrará y saldrá por el pórtico de la entrada,

9 pero durante las fiestas, cuando el pueblo entre a adorar a Dios, se hará lo siguiente:

”El que entre por la puerta norte saldrá por la puerta sur, y el que entre por la puerta sur saldrá por la puerta norte. Nadie podrá salir por la misma puerta por la que entró; siempre saldrá por la puerta opuesta.

10 ”El gobernador deberá acompañar siempre al pueblo, tanto cuando entre al templo como cuando salga.

11 ”En cada una de las fiestas, las ofrendas se presentarán de la siguiente manera: Con cada ternero, y con cada carnero, me ofrecerán veinte kilos de cereal; con los corderos me ofrecerán lo que puedan dar. Con cada veinte kilos de cereal me ofrecerán también tres litros y medio de aceite.

12 ”Cuando el gobernador me presente una ofrenda voluntaria, ya sea para que se queme por completo, o para pedirme salud y bienestar, se abrirá la puerta del este para que me ofrezca el animal como se hace los sábados. Una vez que me presente sus ofrendas y haya salido, volverá a cerrarse la puerta.

13-15 ”Todas las mañanas, sin falta, deberán ofrecerme un cordero de un año, sin ningún defecto, para que sea quemado en mi honor. También deberán presentarme cada mañana una ofrenda de siete kilos de cereal y un litro de aceite. El aceite deberá derramarse sobre la harina.

Las obligaciones del gobernador

16 ”Cuando el gobernador regale una porción de sus tierras a alguno de sus hijos, esa porción de terreno será la herencia de ese hijo. Esta es una orden.

17 ”Pero si el gobernador regala una porción de sus tierras a uno de sus sirvientes, esa porción de terreno será del sirviente solo hasta el año de liberación. En ese año el sirviente devolverá el terreno al gobernador, pues se trata de la herencia de sus hijos.

18 El gobernador no podrá adueñarse de la tierra que es del pueblo, ni podrá dársela a sus hijos como herencia. Si les quiere dar algo, debe darles lo que sea de su propiedad. Así que no le podrán quitar a la gente de mi pueblo sus propiedades”».

Las cocinas del templo

19 Después de esto, el hombre me llevó por la entrada que había al lado de la puerta, a ver los cuartos que daban hacia el norte; eran los cuartos que solamente podían usar los sacerdotes. Allí me mostró la parte posterior del edificio, que daba hacia el oeste.

20 Entonces me dijo:

«Aquí es donde los sacerdotes deben hervir la carne de los animales que me ofrecen para el perdón de sus pecados; aquí también deben cocinarse las ofrendas de cereales. De este modo no hará falta sacar la comida al patio exterior, donde la gente podría tocar estos alimentos especiales».

21-22 Luego ese hombre me llevó a recorrer las cuatro esquinas del patio exterior. En cada esquina había un patio pequeño, y cada patio medía veinte metros de largo por quince de ancho.

23 Todos ellos estaban rodeados por un muro de piedra, y por toda la parte baja del muro había fogones.

24 Entonces ese hombre me dijo que estas eran las cocinas, y que allí era donde los que sirven en el templo debían cocinar las ofrendas del pueblo.

Ezequiel 47

El río que salía del templo

1 Aquel hombre me llevó de nuevo a la entrada del templo. Allí me di cuenta de que, por debajo de la entrada, salía agua. Esa agua venía del sur y, luego de pasar por el costado derecho del templo, corría hacia el este, que era hacia donde estaba orientado el templo.

2 Luego aquel hombre me hizo salir por la puerta norte, y rodeando el templo por la parte de afuera me llevó hasta la entrada del este. Allí pude ver que también por el lado sur brotaba agua.

3 El hombre se dirigió hacia el este. Tomó una cuerda y midió quinientos metros; luego me ordenó cruzar la corriente. El agua me llegaba a los tobillos.

4 Enseguida midió otros quinientos metros, y nuevamente me ordenó cruzar la corriente. Ahora el agua me llegaba a las rodillas.

El hombre midió otros quinientos metros, y otra vez me hizo cruzar la corriente. Para entonces el agua me llegaba a la cintura.

5 Midió quinientos metros más, y la corriente era ya un río muy hondo que no pude cruzar a pie. La única manera de cruzarlo era nadando.

6 Entonces el hombre me preguntó: «¿Te fijaste bien en todo esto?»

Cuando regresamos a la orilla del río,

7 vi que en las dos orillas había muchos árboles.

8 Entonces el hombre me dijo:

«Estas aguas corren hacia el este, y al llegar al desierto desembocan en el Mar Muerto. Allí el agua salada se vuelve dulce.

9-10 Desde En-gadi hasta En-eglaim, y por dondequiera que pasen estas aguas, habrá muchísimos peces. También habrá pescadores que pondrán a secar sus redes. ¡Habrá tantos peces, y de tantas clases, como en el mar Mediterráneo! Todo lo que se mueva en esas aguas vivirá, porque ellas harán que el agua amarga se vuelva dulce.

11 Solo seguirán siendo salados los charcos y los pantanos, que no servirán más que para sacar sal.

12 »En las dos orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales. Sus hojas nunca se caerán, sino que se usarán como medicina. Serán regados con el agua que sale del templo, y el fruto que darán cada mes servirá de alimento».

Límites de la tierra de Israel

13-14 Dios ha establecido ya los límites de la tierra de Israel. Él mismo ha dicho:

«Esta tierra se la prometí a los antepasados de ustedes, y es la herencia que les daré. Ustedes deberán repartirla por partes iguales entre las doce tribus, pero a la tribu de José deben darle dos partes.

15-17 »Por el norte, el límite partirá del mar Mediterráneo, y pasará por las ciudades de Hetlón, Sedad, Berotá y Sibraim. Estas ciudades están entre los territorios de Damasco y Hamat. De allí seguirá hasta Hasar-haticón, o Hasar-enán, que limita con Haurán.

18 »Por el este, el límite lo marcará el río Jordán. Partirá del punto que está entre Haurán y Damasco, y se extenderá por toda la frontera que divide a Israel de Galaad, hasta la ciudad de Tamar, que está junto al Mar Muerto.

19 »Por el sur, el límite partirá de Tamar, y se extenderá hasta el oasis de Meribá-cadés, en dirección al arroyo de Egipto, hasta llegar al Mediterráneo.

20 »Por el oeste, el límite será el mar Mediterráneo, desde la frontera con Egipto hasta la costa que está frente a la entrada de Hamat.

21-22 »Esta tierra es su herencia, y deberán repartirla por sorteo entre las doce tribus de Israel. En el reparto deben incluir a los extranjeros refugiados, y también a los hijos que ellos tengan mientras vivan entre ustedes. Sus hijos tendrán el mismo derecho que los israelitas por nacimiento.

23 El territorio que les den lo tomarán de la tribu donde estén viviendo. Esta es una orden de Dios.

Ezequiel 48

Cómo se debe repartir la tierra

1-7 »Esta es la lista de las tribus de Israel. La tierra se repartirá entre ellas de norte a sur, comenzando por la frontera norte. Esta frontera va desde el Mediterráneo hasta la parte sur de Damasco y Hamat, pasando por Hetlón, la entrada de Hamat y Hasar-enán. Cada tribu recibirá su propio territorio. Partiendo de este a oeste, el orden de distribución será el siguiente:

Dan,

Aser,

Neftalí,

Manasés,

Efraín,

Rubén y

Judá».

El terreno apartado para Dios

8 Dios también dijo:

«En la parte sur de Judá, y también de este a oeste, se apartará un territorio de doce kilómetros y medio de ancho, y del mismo largo que los otros territorios.

9-13 También se apartará un terreno para mí, de doce kilómetros y medio de largo por diez de ancho. En ese terreno estará mi templo. Por el norte y por el sur medirá doce kilómetros y medio, y por el este y el oeste, diez kilómetros.

»Este terreno será para mí, y lo ocuparán únicamente los sacerdotes descendientes de Sadoc. Estos sacerdotes siempre han estado a mi servicio, y nunca lo abandonaron, como lo hicieron los de la tribu de Leví y las demás tribus israelitas.

»También los ayudantes de los sacerdotes tendrán su propio terreno, que estará junto al de los sacerdotes. Medirá doce kilómetros y medio de largo por cinco de ancho.

14 »Como esta será la mejor parte de la tierra, y estará consagrada a mí, ni siquiera una parte de ella podrá venderse o cambiarse, o traspasarse a otra persona.

15 La parte restante, de doce kilómetros y medio de largo por dos y medio de ancho, sí podrá usarse para que la gente viva allí, y también para que el ganado se alimente con sus pastos, pues no es un terreno consagrado a mí.

»En medio del terreno estará la ciudad.

16 Será de forma cuadrada, y medirá dos mil doscientos cincuenta metros por lado.

17 Los campos de pastos para los animales medirán ciento veinticinco metros de ancho, y rodearán por completo la ciudad.

18-19 »En los lados este y oeste de la ciudad, junto al terreno apartado para mí, habrá un terreno cuadrado de cinco kilómetros por lado. Este terreno lo cultivarán los que trabajen en la ciudad, sin importar de qué tribu sean. Todo lo que produzcan será para ellos.

20 »La parte consagrada a mí, junto con el terreno de la ciudad, formará un cuadrado de doce kilómetros y medio por lado.

El terreno del gobernador

21 »Al gobernador le tocarán los terrenos que están en ambos lados de la parte que me corresponde, así como el resto del terreno, que es de la ciudad. El terreno del lado este se extenderá hasta la frontera este, y el terreno del lado oeste se extenderá hasta el mar Mediterráneo. Cada terreno medirá doce kilómetros y medio de ancho, y ambos correrán paralelos a los terrenos de las tribus. En el centro estarán el templo y la parte que me corresponde.

22 Los terrenos de los ayudantes de los sacerdotes, y los de la ciudad, quedarán en medio del terreno del gobernador, entre los territorios de Judá y de Benjamín.

El terreno de las otras tribus

23-27 »Las otras tribus recibirán también su propio terreno. El orden será el siguiente, partiendo de norte a sur y de este a oeste:

Benjamín,

Simeón,

Isacar,

Zabulón y

Gad.

28 »Al sur del territorio de Gad, la frontera irá de este a oeste, partiendo de Tamar y hasta llegar al mar Mediterráneo, pasando por el oasis de Meribá-cadés y el arroyo de Egipto.

29 »Así es como deberá sortearse y repartirse la tierra que es la herencia de las tribus de Israel. Yo soy el Dios de Israel.

Los portones de Jerusalén

30-34 »La ciudad será de forma cuadrada, y tendrá dos mil doscientos cincuenta metros por lado. En cada lado habrá tres entradas, y cada una tendrá un portón que llevará el nombre de una de las tribus de Israel, en el siguiente orden:

Los portones del norte: Rubén, Judá y Leví;

los portones del este: José, Benjamín y Dan;

los portones del sur: Simeón, Isacar y Zabulón;

los portones del oeste: Gad, Aser y Neftalí.

35 »La muralla que rodeará la ciudad será de nueve mil metros. A partir de ese día, la ciudad se llamará: “Casa de Dios”».

Apocalipsis 7

Dios salvará a su pueblo

1-3 Después de esto, vi cuatroángelesque estaban de pie. Cada uno de ellos miraba a uno de los cuatro puntos cardinales. Estaban deteniendo al viento, para que no soplara sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre los árboles. Estos cuatro ángeles habían recibido poder para dañar a la tierra y el mar. Vi también a otro ángel, que venía del oriente, el cual tenía el sello del Dios que vive para siempre. Con ese mismo sello debía marcar a todos los que pertenecen a Dios, para protegerlos. Ese ángel les gritó con fuerte voz a los otros cuatro: «¡No dañen la tierra ni el mar, ni los árboles, hasta que hayamos marcado en la frente a los que sirven a nuestro Dios!»

4-8 Luego oí que se mencionaba a las docetribusde Israel, es decir, a Judá, a Rubén, a Gad, a Aser, a Neftalí, a Manasés, a Simeón, a Leví, a Isacar, a Zabulón, a José y a Benjamín. De cada una de las doce tribus fueron marcados doce mil, es decir, un total de ciento cuarenta y cuatro mil.

9 Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero,vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,

10 y gritaban con fuerte voz:

«Nos hasalvadonuestro Dios,

que está sentado en el trono,

y también el Cordero.»

11 Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Ellos se inclinaron delante del trono, hasta tocar el suelo con la frente, yadorarona Dios

12 diciendo:

«¡Alabemos a nuestro Dios!

¡Así sea!

»Admiremos su fama ysabiduría,

su poder y fortaleza.

Demos a nuestro Dios,

gracias y honor por siempre.

¡Así sea!»

13 Entonces, uno de los ancianos me preguntó:

—¿Quiénes son los que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?

14 Yo le respondí:

—Señor, usted lo sabe.

Y él me dijo:

—Son los que no murieron durante el tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Ellos confiaron en Dios, y él les perdonó suspecadospor medio de la muerte del Cordero.

15 »Por eso están ahora

delante del trono de Dios,

y día y noche

le sirven en su templo.

»Dios estará con ellos,

y los protegerá.

16 »Ya no tendrán hambre ni sed,

ni los quemará el sol

ni los molestará el calor.

17 »Dios secará todas sus lágrimas,

y los cuidará el Cordero

que está en medio del trono,

así como el pastor

cuida sus ovejas

y las lleva a manantiales

de agua que da vida.

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Filemón 1

Saludo

1 Filemón, querido compañero de trabajo:

Te escribe Pablo. Como bien sabes, estoy preso por servir a Jesucristo.

Recibe mis saludos y los delhermanoTimoteo.

2 También saludamos a toda laiglesiaque se reúne en tu casa, y a la hermana Apia y al hermano Arquipo, nuestro compañero de trabajo.

3 Deseamos de todo corazón que Dios nuestro Padre, y el Señor Jesucristo, los llenen siempre de amor y paz.

Pablo ora por Filemón

4 Filemón, siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones,

5 porque me han dicho que amas al Señor Jesús y confías en él, y que sientes el mismo amor por todos los que forman parte del pueblo de Dios.

6 Tú confías en el Señor, lo mismo que nosotros. Por eso le pido a Dios que sigas confiando en él hasta que conozcas todo el bien que podemos hacer, gracias al amor que sentimos porCristo.

Pablo pide un favor para Onésimo

7 Hermano Filemón, estoy muy contento y animado de saber que amas mucho a los demás, pues tú has consolado y animado a todos los que pertenecen al pueblo de Dios.

8-9 Yo ya soy viejo, y ahora estoy en la cárcel por servir a Jesucristo. Yo sé que tú me amas. Por eso, aunque te lo podría ordenar, puesCristome ha dado esa autoridad, prefiero pedirte que me hagas el siguiente favor:

10 Te ruego que recibas bien a Onésimo. Para mí, él es como un hijo, pues yo le anuncié labuenanoticia aquí en la cárcel.

11 Antes, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí.

12 Por eso ahora te lo envío de vuelta, y espero que lo recibas como si me recibieras a mí.

13 Me hubiera gustado que se quedara conmigo, para que me ayudara en lugar tuyo mientras yo siga preso por anunciar la buena noticia.

14 Pero no haré nada sin que tú estés de acuerdo, para que el favor que te pido no te resulte una obligación.

15 Tal vez Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora sea tuyo para siempre.

16 Sólo que ahora ya no lo tendrás como a un esclavo, sino como a un hermano muy querido, lo cual es mucho mejor. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo aún más. Quiérelo como a un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier persona.

17 Si realmente me consideras tu hermano, te pido que lo recibas como si me recibieras a mí.

18 Si Onésimo te hizo algo malo, o si te debe algo, cóbramelo a mí.

19 Con esta firma, que es de mi puño y letra, me comprometo a pagarte todo. Aunque, francamente, no deberías cobrarme nada, pues todo lo que tienes, y todo lo que eres, me lo debes a mí.

20 Hermano Filemón, hazme este favor, pero no lo hagas por mí, sino por tu amor al Señor. Tú y yo somos hermanos: ¡dame esa tranquilidad!

21 Te escribo porque estoy seguro de que harás lo que te pido, y mucho más.

22 Y aprovecho la ocasión para pedirte que me prepares un lugar donde quedarme, porque espero que, por las oraciones de ustedes, Dios me deje salir de la cárcel para ir a visitarlos.

Saludos finales

23 Epafras, que está preso conmigo por servir a Jesucristo, te envía saludos.

24 También te envían saludos Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, que son mis compañeros de trabajo.

25 Deseo de todo corazón que el amor del Señor Jesucristo los acompañe siempre.

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