Job 31

1 »Yo siempre me propuse

no mirar con deseos

a ninguna jovencita.

2 ¿Y qué recibí del Dios del cielo?

3 ¡Tan sólo la ruina y el desastre

que merecen los malhechores!

4 ¡Tal parece que Dios no me ve

ni se fija en lo que hago!

5 »Yo nunca he hecho nada malo.

Nunca a nadie le he mentido.

6 ¡Que Dios me ponga a prueba,

y verá que soy inocente!

7 Nunca me aparté del buen camino,

ni me dejé llevar por mis deseos.

Si se encuentra en mis manos

alguna cosa robada,

8 ¡que otros disfruten mis cosechas,

y se queden con mis campos!

9 »Si acaso he esperado

que se vaya mi vecino

para estar a solas con su esposa,

10 ¡que mi esposa se convierta

en esclava y amante de otros!

11-12 Eso sería una vergüenza.

Sería un terrible castigo,

¡peor que si un incendio destructor

acabara con mis cosechas!

13 »Cuando mis esclavos

me hacían algún reclamo

siempre fui justo con ellos.

14 De otra manera,

¿cómo podría responder a Dios

si él me llamara a cuentas?

15 ¡Tanto a ellos como a mí

Dios nos hizo iguales!

16 »Jamás he dejado de atender

los ruegos de los pobres;

jamás he dejado que las viudas

se desmayen de hambre;

17 jamás he probado un bocado

sin compartirlo con los huérfanos.

18 Desde mi más temprana edad,

siempre he sido el apoyo

de huérfanos y viudas;

19 jamás he dejado que los pobres

mueran por falta de ropa.

20 Muchos me agradecieron

el abrigarlos con ropa de lana.

21 Nunca abusé de mi autoridad

para amenazar a los huérfanos.

22-23 ¡No quiero que Dios me castigue!

¡No podría resistir su poder!

Pero si acaso he actuado así,

¡que me quede yo sin brazos!

24 »Jamás he puesto mi confianza

en el poder de las riquezas;

25 jamás las muchas riquezas

me fueron motivo de orgullo.

26-27 El sol y la luna

son dos astros maravillosos,

pero jamás les he rendido culto,

ni en público ni en secreto.

28 Si hubiera cometido talpecado,

Dios tendría que juzgarme

por haberlo traicionado.

29 »Jamás me he alegrado

de ver la desgracia de mi enemigo;

30 jamás he cometido el pecado

de pedir que le vaya mal;

31 jamás nadie visitó mi casa

sin calmar su hambre en mi mesa;

32 jamás un extraño tocó a mi puerta

sin ser invitado a pasar la noche;

33-34 a diferencia de otros,

jamás he guardado en secreto

ninguno de mis pecados,

y no por miedo a mis parientes

o por temor al qué dirán.

35 »Juro que digo la verdad.

¡Espero que el Dios todopoderoso

me escuche y me responda!

Si de algo puede acusarme,

que lo ponga por escrito.

36 Llevaré su acusación

en los hombros y en la frente.

37 Me presentaré ante Dios

con la frente en alto,

y le daré cuenta de mis actos.

38-39 »Jamás he abusado de mis tierras,

pues las he dejado descansar.

Jamás he explotado a mis trabajadores

pues les he pagado su justo salario.

40 Si lo que digo no es cierto,

¡que en vez de trigo y cebada

produzca mi tierra espinas!»

Así fue como Job dio por terminado su discurso.

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